Por un antiguo temor a la Naturaleza, la sociedad ha dedicado gran parte de su tiempo y capacidad inventiva a alejarse de ella. Pero los pueblos originarios, que no se rinden a la urbe, la reclaman. Por ella viven. Y más que filosofía, esta es una clave para ver y entender el espacio indígena entre dos colosos: la Tierra y el Ser Humano.
Por ejemplo, los negocios a la usanza mapuche, son intercambios donde todas las partes involucradas ganan. Y si alguno pierde, el perjuicio es compartido, de un modo o de otro. A esta modalidad de transacciones le llaman la Ley de la Reciprocidad.

Para un entendimiento con los Mapu Che, hay que abrir la mente. Su modelo de desarrollo es distinto al urbano-industrial que predomina en las políticas y agendas nacionales. Un lamien (persona) es exitoso, y su Lof (comunidad) civilizada, en la medida que ejerza la autodeterminación para asegurar la sobrevivencia de la Mapu y la de los seres bípedos, cuadrúpedos, alados y marinos que la habitan. Su autoridad es la conexión a la Chao Ngenechen (fuerza universal), al Wichan Mapu (bienestar comunitario) y al Huepin (hombre de sabiduría).
*“Sabemos lo que somos, y eso es bastante. Nunca tendremos otra cosa. Entendemos que el Humano está al servicio de la Ñuque Mapu (mamita tierra), a la Lei Mapu (paz en la tierra), y se debe a su Lof; no al revés”*, explica Iris.

**Negocios fantasmas**

La ausencia de estos fundamentos en las negociaciones históricas con “la Gente de la Tierra” ha ido creando un conflicto en escalada: *“Es un error cuando aseguran que vendimos nuestras tierras. Nunca hemos vendido.*
*No conocemos el negocio a la manera de la oferta y la demanda, la ukdlen* (saber de negocios). *Lo que ha pasado es que -aprovechando lo arrinconados que estamos, nuestra falta de entendimiento negociador y la firme protección que tienen del Estado- han llegado los industriales ofreciendo $500 pesos por una propiedad que al día siguiente venden en cinco millones. Pero eso no es vender, porque no hubo negocio. Si vendo algo es para estar mejor. Pero si me estafaron confiando en que no entiendo y amparados en una ley que nos presiona para achicarnos, eso no es venta. Las mismas leyes cristianas sancionan al que le pega a otro por la espalda, para nosotros eso también vale para los bienes transables”.*

– ¿Han buscado seguir las vías legales para resolver su situación? ¿Por cuánto tiempo han intentado?
*“En mi comunidad* (la Vicente Reinahuel, José Painepe y otras en Trafún de Coñaripe) *llevamos ochos años de trámites, de desgaste, de mantener el sueño de vivir en nuestra tierra, de protegerla. Nos cruzamos unos con otros en las ciudades con un maletín lleno de papeles bajo el brazo, pero mientras nos ilusionamos y movemos elefantes blancos en las oficinas públicas, gastando inútilmente en cada ‘vuelva mañana’, dejando hijos y animales solos; llegan los empresarios y en un par de meses se adjudican todo: tierra, agua, animales, bosques. Argumentan que donde compraron, ‘no había nadie’. No nos ven. Yo no quiero que me paguen millones de pesos, sólo quiero vivir en paz la vida que conozco. Hay mucha gente que anda deambulando. Somos como moscas buscando un lugar donde estar, pero no se puede. Tenemos títulos de merced, pero no espacio. La única solución es la recuperación. Ya no hay vuelta atrás. Si me acomodo donde dicen y vivo donde pueda, vendrá otro a corrernos. Ya les sucedió a las 43 familias que ‘relocalizaron’ de Ralco en el Alto Bio Bio: hoy los están reubicando nuevamente por la instalación de la Central de Angostura”.*

**El cultrún de los ancestros**

Patricio Reinahuel, miembro de la comunidad Vicente Reinahuel, llega de Temuco tratando de evitar a los carabineros que mantienen sitiada la zona de su Lof, la Juan Painepi, y otros del Parque Villarica en la comuna de Panquipulli. Llevan un año de litigio con la Agrícola Las Vertientes del holding Algeciras, que a su vez mantiene un juicio con la hidroeléctrica holandesa, SN Power por las aguas de Lican Ray, Liquiñe, Coñaripe, termas, ríos y lagunas del sector. Varios guardias de fuerzas especiales transitan armados día y noche, impidiendo el paso por el único acceso, Trancas Negras, incluso al personal del SAMU que mensualmente hace rondas de atención médica. Sólo se permite el tránsito libre a los trabajadores del holding Algeciras y a los dos profesores de las escuelas locales.
Don Patricio está preocupado: intentó en vano comunicarse con el administrador de la Agrícola Vertientes para recuperar un centenar de animales confiscados por Algeciras, “porque cruzaron el río”, aunque nunca acreditaron con documentos los deslindes autorizados. Los crianceros temen que el avance del invierno no permitirá poner a resguardo su único capital: vacunos, caballares y bueyes, que, además, son la base del alimento durante los meses que no bajarán al pueblo.

– ¿Y cuándo le dijo el defensor que tendría listo los papeles?
*“No sabría decirle. Dijo que iba a buscar todos los requisitos y los documentos que estaban aplastados y que trataría de escarbarlos de abajo hasta arriba. Después, ‘descarmenar’ quienes fueron los primeros que vivían aquí dentro de nuestro monte. Yo sé quiénes eran, pero ellos sólo le creen a los papeles. A mí me contó mi papá lo que le había contado su abuelo, Me conversaba que aquí había pichis abuelos, y de esa parte los echaron para afuera. Antes a algunos los quemaron con parcelas y todo”.*
– Dicen que viven aquí sus espíritus, ¿es cierto?
*“Sí, esos espíritus están todos aquí. El día antes del malón* (pelea) *con carabineros, se venían a enrrodillar, a conversar con nosotros cuando estuvimos reunidos en el Pillán Katral* (lugar sagrado). *Nos dijeron que no tenemos que temer nada, que ellos están ayudando. Que, igual que todos, ellos fueron de lucha. Nos indicó un peñi que está en la cruz que pasamos a ver en la pampa. Y ahí está, con un trigo aquí agarrado.’ Con este se van a proteger’, nos dijo….”*

Iris explica: *“En Trafún se escucha la voz y el cultrún de los ancestros, concreto y claro. Puede que nos vean raros por eso. Pero nosotros todavía abrimos los sentidos. En lo espiritual y lo terrenal. En Estados Unidos, ahora la física cuántica está probando todo lo que sabemos y por lo que nos han tratado como brujos, como gente rara. Pero nosotros cohabitamos con nuestros nehuenes ancestrales. Especialmente en Trafún, porque no está contaminado con los ruidos de vehículos y con lo que ahuyenta a lo sutil; por eso los nehuenes están más despiertos”.*
*“A veces he querido hablar con el dueño de la Agrícola Las Vertientes. Le mandé una carta a su casa en Viña del Mar, no sé si la leyó. Pero le quise preguntar si se daba cuenta del daño que está haciendo a nuestras vidas. Tal vez será difícil que me entienda. Pienso que algún día él se va a morir y su espíritu no irá a ningún lugar por todo el daño que hace para acumular la plata que quiere juntar. Será lo único que tenga, que es lo único que no se lleva el alma cuando se va a la vida eterna”.*

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“Supongamos que un extranjero encontrara bajo ciertas calles de Santiago un filón de oro y que el Estado obligara a los ‘chilenos’ que viven en esas calles a vender sus casas ‘por el bien del país’. Estoy segura que ellos, presionados y negociando en alemán, también se sentirían estafados”.