Pressenza Internacional solicitó una entrevista con
Pedro Páez, ecuatoriano, ex-ministro de Economía del
gobierno de Rafael Correa, coordinador de la Comisión
Técnica Presidencial Nueva Arquitectura Financiera
Internacional, Banco del Sur. Pedro Páez nos recibió en su
casa y, en una conversación de tono informal, con
explicaciones y datos contundentes y un espíritu vibrante, nos
entregó los elementos claves de esta propuesta en marcha.

CPressenza: ¿cómo se define la Nueva Arquitectura Financiera
Regional?

P.P: la metáfora lo dice. construir nuevos cimientos, abrir
nuevos espacios, crear nuevos corredores por los que puedan
circular los los recursos propios de América Latina.

Parte fundamental de nuestros problemas tienen que ver con ese
mito de que estamos desesperados por atraer la inversión extranjera y por asumir deuda externa,
cuando en realidad tenemos una cantidad enorme de recursos acá que no los podemos utilizar.
Todavía más, hemos logrado documentar que, debido a las condiciones del sistema financiero y
bancario las regiones más pobres de nuestros países están, sistemáticamente, exportando capitales.

Pressenza: ¿Podrías explicar esta afirmación?

P.P.: Cuando en las zonas más alejadas de nuestros países la gente hace grandes esfuerzos por
ahorrar su platita y la pone en una caja de ahorros o en una cooperativa, esta caja o cooperativa la
pone en el banco y el banco la manda a las grandes ciudades, en el mejor de los casos.

En la mayoría de los casos esa plata termina en Miami o en papeles en Wall Street , es decir,
el dinero de una comunidad indígena puede terminar financiando la guerra en Afganistán, por
ejemplo. La falta de una arquitectura financiera que permita reciclar estos recursos a nivel local
hace que la gente tenga que poner su plata en los bancos, pero esos bancos no utilizan ese dinero
para dar préstamos a las comunidades… funciona la ley del embudo, porque esos bancos tienen sus
negocios en otros países. Así, el ahorro de la gente sencilla sirve para enriquecer a otros en otras
partes del mundo y no sabemos si para negocios turbios.

Pressenza: ¿Ante estas situaciones, qué se necesita?

Necesitamos crear un nuevo tipo de conexión entre el ahorro de la gente y la mejora de las
capacidades productivas a través de la inversión. No es cierto, aunque en los manuales de
economía se afirme como una verdad, que el ahorro es siempre igual a la inversión. Eso no es
cierto. El ahorro puede transformarse en inversión especulativa, en inversión financiera, de ahí
pasar a varios multiplicadores en el sistema bancario y una mínima parte pasa a la inversión

productiva que, además, está concentrada en un pequeño sector, el de mayor capital y esa es la
gente que tiene acceso al crédito

Necesitamos romper con todos esos vicios de la vieja arquitectura financiera para establecer
otros canales que permitan una democratización del crédito y que hagan viable una gran cantidad
de proyectos productivos, que hagan viable la gran creatividad que tiene la gente que hoy por hoy
está bloqueada por la lógica y el filtro del gran capital financiero internacional: el cortoplacismo,
las altísimas tasas de interés, etc.

Pressenza: ¿Y cuáles son los pilares de la nueva construcción financiera?

P.P. : Desde la propuesta ecuatoriana estamos impulsando tres pilares básicos, no únicos. El Banco
de Desarrollo o Banco del Sur, la Moneda Regional, el Fondo del Sur.

Estos tres pilares están diseñados modularmente, para funcionar cada cual por sí mismo,
pero adquirirán su mayor capacidad operativa el momento en el que funcionen de manera
complementaria.

Hemos tenido la suerte de que en 2007 seis gobiernos firmaron en estos términos y luego, en
diciembre de ese mismo año, se firmó el acta fundacional del Banco del Sur. La respuesta y
compromiso de los países es un síntoma de una exigencia de los pueblos y, en ese sentido, los
compromisos que se están adquiriendo son compromisos de Estado, no de gobiernos. Falta sí, en un
buen número de casos, la aprobación de los parlamentos.

Pressenza: ¿En qué momento está el proceso del Banco del Sur?

P.P.: desde Ecuador estamos empeñados en que es posible empezar el Banco del Sur, antes del que
el Banco del Sur empiece. Siguiendo el buen ejemplo de los presidentes en la UNASUR, que han
logrado que la UNASUR funcione antes de su existencia estrictamente legal.

De hecho, estamos ya consiguiendo la instalación del Consejo de Ministerios de Finanzas y de
Bancos Centrales y este espacio ya establece un marco de coordinación macro económica que sin
duda podrá orientar de manera más fina la integración en este campo.

El ímpetu histórico nos obliga a plantear alternativas. Desde Ecuador estamos planteando que
es posible iniciar en un par de meses con una figura de fideicomisos en los que puedan participar
los países que ya están comprometidos pero también otros países , aunque no estén, no sean de la
UNASUR e inclusive, que no sean de la región.

Pressenza: En cuánto a la moneda, el segundo pilar, ¿Qué avances hay?

P.P.: Estamos avanzando con una moneda virtual que convive con las monedas nacionales y las
monedas populares. Lamentablemente todavía pocos países y además estigmatizados, porque son
básicamente los países del Alba. Cada Banco Central se relaciona con su agente local y se evita toda
la cadena de transacciones.

Una red que conecta a los Bancos Centrales: es una tarjeta de crédito, el sucre, que se abre
recíprocamente entre Bancos Centrales. No hace falta utilizar de manera inmediata el dólar y
permite un ahorro enorme de divisas, pues evita todos los costos de todas las transacciones, que
son en sí mismas absurdas y muy costosas, no solamente en dinero sino en tiempo, en trabajo de
seguimiento, en riesgo de que el dinero se quede un banco que quiebra.

Esto se puede replicar a nivel microregional y local, abriendo también tarjetas de crédito recíprocas, porque tienes toda la garantía, transparencia y disciplina del sistema del Banco Central.
Y se puede hacer entre comunidades de Ecuador y de Bolivia, pero también entre comunidades de
Ecuador y de Europa.

Pressenza: Finalmente, el tercer pilar, el Fondo del Sur. ¿De qué se trata?

P.P: es la línea de defensa, la que nos blindaría frente a los
ataques especulativos que en muchos casos no son técnicos
sino oportunidades que ven los grandes capitales de golpear
no solo procesos productivos, sino procesos democráticos.

El Fondo del Sur es una alternativa al Fondo Monetario
Internacional, precisamente sobre la base de la articulación de
los Bancos Centrales. Es un mercado de liquidez que facilite la
respuesta a las necesidades de manera regional, establecer
mercados de valores ligados a certificados de ahorro
estudiantil, a un sistema regional de silos y a muchas otras
alternativas similares que podrían ejecutarse de manera
inmediata.

Para concluir esta primera parte, recuperamos unas líneas en torno al “modo” en el que este proceso
se está llevando adelante y anunciando el tema central de la segunda parte de esta entrevista:

“Es importante a dónde se quiere llegar, pero es muy importante el camino, cómo y con quién
se llega. Y en este cómo es clave que no se definen las cosas entre cuatro paredes y se instala
un edificio y ahí se decide todo. Lo importante es que se está llegando a distintos sectores de la
sociedad civil, organizaciones sociales y academia, de la región y otras regiones. Es importante
lograr masa crítica y decisión política, tener un despliegue muy eficaz en tiempos muy cortos.
Esto lo está exigiendo la coyuntura por la gravedad con la que se avecinan situaciones como la
crisis alimentaria mundial.