Unos 5.000 clandestinos llegaron a Lampedusa en cinco días, en su mayoría tunecinos que dicen haber huido de un *»país a la deriva»*. Este éxodo es un eco de los centenares de personas que manifiestan diariamente en Túnez pidiendo empleo, un mejor salario o techo.

Centenares de jóvenes originarios de las ciudades de Zarziz, Ben Guerdan, Tatauin, Medenin (sur) y Gafsa (centro), afectados por una fuerte tasa de desempleo, optaron por el éxodo en la noche del viernes a sábado pagando a los encargados de hacerlos cruzar entre 2.000 y 2.500 dinares (de 1.000 a 1300 euros), declaró el domingo a la AFP un sindicalista de la central UGTT en Ben Guerdan, Hassin Betaieb.

*»Quería irme para encontrar un empleo. A causa de los disturbios, la situación es difícil, las empresas cerraron y quise probar suerte en Europa»*, dijo Abdelhamid Betaib, de 18 años, sobreviviente de un naufragio y diplomado en mecánica.

En Ben Guerdan, los sindicatos llamaron a las familias a impedir que se vayan sus hijos, indicó el sindicalista, mientras en Italia los desembarcos continuaban el domingo.

Las autoridades detuvieron en los últimos días entre 1.000 y 1.500 candidatos a la emigración, según fuentes de seguridad citadas por el diario Effadah (La Mañana).

Italia, que teme una crisis humanitaria, lanzó un llamado a la ayuda internacional, en particular a la Unión Europea (UE).

El gobierno italiano ya reclamó el despliegue de una misión Frontex para patrullar en aguas de Túnez y espera pedir el despliegue de la policía en Túnez.

Además este éxodo ocurre cuando el jefe de la diplomacia tunecina, Ahmed Unaies, presentó el domingo su renuncia, según anunció el ministerio de Relaciones Exteriores.

La renuncia que llega en mal momento, un día antes de la visita a Túnez de la jefe de la diplomacia europea Catherine Ashton.

Asimismo es un nuevo traspié para el gobierno tunecino, que parece desbordado hasta el punto que los interlocutores y los observadores se preguntan quién es el verdaderamente manda ahí.

Unaies, ex embajador de 75 años, no había casi reanudado sus actividades como jefe de la diplomacia desde su visita a Francia el pasado 4 de febrero.

A su regreso, Unaies fue criticado por sus declaraciones en Francia y acusado de *»negar la revolución»*.

El funcionario calificó de *»amiga de Túnez»* a la canciller francesa Michele Alliot- Marie, quien ha sido criticada por aceptar favores de un millonario tunecino cercano al poder durante sus vacaciones de fin de año y por ofrecer al régimen de Ben Alí la *»experiencia»* de la policía francesa en momentos en que aumentaba la represión en Túnez.

En este contexto de incertidumbre e inquietudes, los tunecinos celebrarán el lunes un mes de la caída del régimen.