*“Perder la vida queriéndosela ganar”*, el primer debate del que participé el sábado 19 de febrero. Con la participación de dos novelistas que trataron el tema de la multiplicación de los suicidios en las empresas en sus últimas obras, Nathalie Kuperman, autora de *“Nous étions des êtres vivants (Nosotros éramos seres vivos)”* y Thierry Beinstingel, que publicó recientemente *“Retour aux mots sauvages (Regreso a las palabras salvajes)”*. Un tema espinoso y de actualidad que permite hilvanar los temas de la incomunicación, la cosificación y la desconfianza en el trabajo. Ejes del aumento de suicidios en grandes empresas francesas, luxemburguesas o belgas. Las empresas se convierten con sus consignas y condiciones de trabajo en una fuente de sufrimiento insoportable.

La novela de Thierry Beinstingel transcurre en una empresa de teleoperadores, como el caso más emblemático de suicidios en Francia, con la empresa France Telecom. Donde él rescata una intensa solidaridad entre trabajadores, que combaten el inhumanismo de las condiciones laborales y el maltrato permanente no sólo de los superiores, si no también de los clientes. Una reflexión alrededor de los eufemismos y de la impersonalización que se vive al cotidiano. Nathalie Kuperman extirpa la incomunicación y el todos contra todos de las empresas jerárquicas con la metáfora de corazones que expresan aquello que los individuos no son capaces de pronunciar. Sin esos corazones literarios, ¿qué tipo de herramientas pueden utilizar el común de la gente para combatir la incomunicación y el sinsetido más absoluto?

Olivier Adam siguió, en otro debate, profundizando sobre este tema de la soledad y cómo sobrellevar el aislamiento y el dolor más insoportable, bajo el título *“La experiencia del sufrimiento”*. Una visión que amplifica el fenómeno a otras culturas y que supera las fronteras de occidente, acercándose a los suicidios masivos ocurridos en India o en Japón. La India está padeciendo escandalosas tasas de suicidio, tanto de campesinos arruinados que no pueden afrontar sus deudas (100 mil en la última década) como de mujeres y niñas que no soportan el sistema de dotes y prefieren el suicidio a seguir empobreciendo a sus familias. Un tema sociológico profundo que merece un tratamiento particular.

Y en el espacio llamado *“Le L@B”* se abordó el rol de los Estados Unidos y de Europa frente a las revueltas de Oriente Próximo. Ante la pobreza argumental de los tertulianos fueron los espectadores quienes sacaron a relucir las claves fundamentales de este fenómeno. La pobreza que viven los pueblos árabes, en una lucha diaria para comer y alimentar a sus hijos; los gobiernos autoritarios sostenidos por Europa y EEUU; las nuevas generaciones que sólo han conocido las dictaduras y anhelan la democracia; las relaciones humanas entre los pueblos, que permiten tener otros códigos y un trato más solidario entre vecinos; y la convicción de que una nueva cosmovisión se está instalando en el mundo árabe y esta revolución es imparable, porque es política, espiritual, cultural y social. Como me comentaba una asistente marroquí *“la visión europea es extremadamente paternalista y ocultan lo que realmente sucede”*. Se despidió diciéndome el dolor que le producía lo que estaba pasando en Libia, el sábado aún no había pasado lo peor.

Todos estos temas fueron tratados por la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia, que recorrió casi todos estos puntos de conflicto entre el 2009 y el 2010. El artífice de esta protesta global, Rafael de la Rubia, no pasó desapercibido en la Feria de Bruselas, donde presentaron un libro que recopila todos los viajes y los encuentros más célebres del periplo. Fue la oportunidad para el reencuentro con el marchador belga Pierre Henico, que también dio la vuelta al mundo.

*“Aún queda muchísimo trabajo por hacer, pero la conciencia de los pueblos da signos de avanzar, de comprender el significado y la importancia de la no-violencia”* comentaban.