La reacción de los parlamentarios ocurrió a raíz de saberse hoy que dos estudiantes murieron y otros 20 resultaron heridos cuando asistían a una protesta frente a la Universidad de Sanaa y fueron atacados con armas de fuego por policías y partidarios de Saleh.

*»El pueblo debe tener derecho a manifestarse de forma pacífica»*, comentó a periodistas Abdulaziz Jubari, uno de los diputados que abandonó el Legislativo, donde el CGP ocupa 240 de los 301 escaños.

Todos los que presentaron su dimisión eran estrechos aliados de Saleh, incluidos el líder tribal Abdo Bisher, de la región de Sanaa, Ali Abdulah Al-Qadi, pariente del jefe de Estado, y otras dos personalidades del sur de Yemen.

Analistas consideraron las renuncias un duro golpe para el jefe de Estado, pese a que el Gobierno expresó este miércoles su *»hondo pesar»* por los muertos y los lesionados, y ordenó crear un comité para investigar esos sucesos calificados oficialmente de *»accidente»*. Según la agencia de noticias estatal SABA, autoridades del Ejecutivo afirmaron que los autores de esas agresiones *»serán castigados según establece la ley»*, por ser actos *»irreconciliables con la democracia y la libertad de expresión pacífica»*.

A raíz de que el presidente yemenita calificó a los manifestantes de *»elementos de un golpe»*, Jubari señaló que tras renunciar le enviaron una carta de 10 puntos demandándole reformas inmediatas.

Uno de los reclamos clave al mandatario fue la reestructuración del Ejército para hacerlo más representativo de la compleja sociedad de Yemen y capaz de ayudar a una transición democrática, explicó al sugerir también un *»diálogo amplio»* que incluya a los Houthis.

Saleh dijo que solo abandonará el poder cuando termine su mandato en 2013, pese a que las protestas continúan en esta capital y en la sureña Adén, y se extendieron en las últimas horas al noroeste del país, bastión de los rebeldes chiitas Houthis.

No obstante, instó hoy a detener las manifestaciones y los *»ataques mutuos»* a fin de constituir un Gobierno de unidad nacional para supervisar las próximas elecciones parlamentarias *»libres y justas, y bajo monitoreo local e internacional»*, reportó SABA.

A su vez, el ministro del Interior, Mutahir al-Masri, aseguró que las fuerzas de seguridad protegerán de forma imparcial las demostraciones y protestas, tanto de los partidos de la oposición como de los progubernamentales.