Sobre todo porque también la moneda de la Unión Europea (UE), que usan 327 millones de personas en el continente y otros 175 millones en naciones asociadas, sufre de mas ambigüedades del dólar estadounidense.

La reciente decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de imprimir 600 mil millones de dólares causó estupor en París, y en particular en el consejero del Banco Central Europeo y Gobernador de la banca de Francia, Christian Noyer.

Empero Noyer intentó contemporizar, y al igual que la Cámara Internacional de Comercio (con sede en esta capital) se manifestó más bien preocupado porque se desate una guerra de monedas de consecuencias impredecibles.

Igualmente subsisten los temores de un incremento del proteccionismo, otro elemento que pudiera acentúa los problemas al interior de los 27 integrantes de la UE.

Noyer, sin embargo, aseguro que los problemas en Grecia e Irlanda no significan necesariamente el efecto dominó para los restantes miembros del bloque comunitario.

Así que la idea de que por definición tuvimos una, tuvimos otra, y por supuesto habrá una cuarta, una quinta, una sexta, no está fundada en nada, remarcó al criticar la especulación en el mercado financiero.

Su punto de vista, muy respetado en Francia, no fue compartido por expertos consultados por el diario económico Les Echos, que manifestaron como bastante probable una única solución para salvar al euro: la creación de dos bandas de la moneda.

Es decir, un euro fuerte respaldado por los países más poderosos que ostentan la divisa, con uso de largo alcance, y otro limitado a los estados que todavía afrontar dificultades financieras, sin alcance internacional.

La idea coincide con lo expresado por el ministro de Finanzas de Eslovaquia, Ivan Miklos, quien subrayó que hay un riesgo real de que la zona euro se rompa o de que opere con problemas muy serios.

En las actuales condiciones, que son muy duras, muy complicadas, hay peligros de ruptura de la zona euro y a pesar de todo eso, Estonia se convertirá en un nuevo miembro en enero, declaró Miklos.