En la Sala del Mensaje de Silo en Ñuñoa, un numeroso grupo de personas, portando banderas naranjas de La Comunidad para el Desarrollo Humano, estaban en las afueras, saludándose y disfrutando del estar juntos. Allá llegamos otro grupo de humanistas, que desde el Partido, veníamos a homenajear a quien fuera un antiguo y activo militante naranjo, Herbert Schulze Picó.
Así se fueron sumando colores, banderas, personas y sentires ligados a este hombre bueno de casi 70 años, que se despedía de nuestro mundo conocido.
En el cementerio, en medio de flores y jardines se levantaban las banderas humanistas, flameando con el viento y dando testimonio de la opción por la revolución total y no violenta que había adoptado Herbert como estilo de vida.

Herbert Schulze, quien participaba del Humanismo hace 12 años, sufría desde hace cierto tiempo un tipo de cáncer, el que no le impidió estar en marchas, encuentros y actividades del Partido, siempre de manera jugada y comprometida. Actitud que provenía de toda una vida de lucha social y artística, en que Herbert, en medio de los movimientos de apoyo al proceso de la Unidad Popular en Chile, departió con referentes tan importantes como Anita González, la “Desideria”, Joan Turner y Víctor Jara, quien compusiera una canción en honor a un hijo de Herbert, quien estuvo presente en las ceremonias de hoy, domingo 14 de noviembre, «Luchín».

Las últimas veces en que personalmente lo vi, fue en la Marcha por la Diversidad sexual, a la cual asistió, del mismo modo con que lo hacía en tantas manifestaciones que creía justas, con mucha fuerza y convencimiento, además del encuentro de la comisión de DDHH del PH, aún en formación, siempre entregando sus aportes y ganas por llevar adelante una visión de los DDHH con imagen de futuro y presente.

Recuerdo que Herbert estaba siempre en la calle cuando podía hacerlo, a veces en las acciones más inesperadas. Siempre atento, siempre disponible.
Recuerdo de sus emocionadas palabras de elogio que me comentaba cada vez que oía hablar a Efrén Osorio o a Tomás Hirsch. Siempre con una actitud de profundo respeto hacia el otro.

Abrazó la causa de la noviolencia tardíamente, no por no aspirar a ella, sino porque no le había tocado conocerla. A partir de ese momento, abrió un nuevo capítulo en su vida al que se dedicó con ahínco y a pesar de los vaivenes de su fe: Propagar y enseñar las ideas y la metodología de la noviolencia allí donde le parecía más pertinente hacerlo, en los colegios y con los jóvenes.

Herbert, ha decidido partir, dejándonos un montón de tareas pendientes, muchas conversaciones inconclusas, muchas reflexiones por hacer.

Un pedido para que, desde el plano en donde se encuentre, nos ayude con más fuerza y energía, a quienes nos quedamos con la labor de avanzar en la Humanización de la Tierra y la Revolución total y no violenta.
Herbert vuela hoy hacia la Luz… Todos los Humanistas lo acompañamos en su vuelo.