Sergio Valech Aldunate nació en Santiago el 21 de octubre de 1927. Hijo de Antonio Valech Haddad y Mercedes Aldunate Lazo, fue ordenado sacerdote a los 26 años por el entonces cardenal José María Caro. Heredero de una gran fortuna familiar, Monseñor Valech se consagró desde muy joven a las causas sociales con gran generosidad y sin que muchos lo supieran. Ayudaba generosamente, pero en forma silenciosa, ya que siempre decía *“que tu mano derecha no sepa lo que hizo la izquierda”*.

Monseñor Valech formó parte de un selecto grupo de clérigos que desde los primeros días de la dictadura se mostraron firmes y decididos a denunciar y colaborar con la causa de Derechos Humanos en el país. Fue así que desde el 27 de agosto de 1973 y a pocos días del Golpe de Estado, llegó a ser Obispo Auxiliar de Santiago, habiendo sido consagrado en la Catedral Metropolitana por el propio Cardenal Raúl Silva Henríquez.

En el año 1987 y 1992 fue vicario de la Vicaría de la Solidaridad, institución que se transformó en faro de la defensa de la vida y los Derechos Humanos. En el año 2000 participó activamente en la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, mas conocida como la Comisión Valech.

La defensa de los derechos humanos es el gran legado que nos deja Monseñor Valech, que estuvo a la cabeza de la conocida Vicaría de la Solidaridad en los últimos años de la dictadura y los primeros de la transición entre 1987 y 1992, convirtiéndose en el último vicario.

La tarea del Comité de Cooperación para la Paz en Chile (como primero se denominó) comenzó pocos días después del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Su rol más importante era prestar asistencia social y de abogados a las víctimas de violaciones a los derechos humanos. Más tarde y como consecuencia de las presiones del gobierno de Pinochet, el comité debió disolverse en 1975. Para ese momento el arzobispo de Santiago, Raúl Silva Henríquez, solicitó la anuencia del Papa Pablo VI la creación de la Vicaría de la Solidaridad que comenzó a funcionar a un costado de la Catedral Metropolitana en 1 de enero de 1976.

Monseñor Valech se destacó durante su trayectoria por ser una figura de gran influencia moral en la opinión pública, especialmente en el ámbito de los Derechos Humanos. Esto quedó reflejado en su participación en la Mesa de Diálogo sobre Derechos Humanos en el año 2000 y a partir del 2003 en la Comisión Nacional Sobre Prisión Política y Tortura, conocida como Comisión Valech, que él presidió.

Para Monseñor Valech ser parte de esta Comisión significó *»una oportunidad para renovar los conocimientos que había adquirido en la Vicaría, en la Mesa de Diálogo, y en la atención durante todos estos años a todas las personas que han sufrido la tortura»*.

Esa lucha le valió más tarde el reconocimiento de diversos actores políticos y sociales, incluyendo al ex fiscal militar Fernando Torres Silva, a quien en 1989 se negó a entregarle las fichas de los detenidos desaparecidos que se guardaban en la Vicaría de la Solidaridad.

Valech dijo públicamente que prefería ir preso antes de entregar esas fichas. Torres Silva estuvo a punto de ordenar su detención. A pesar de ese episodio, fue Torres una de las personas que desde el año 2008 lo visitó en su residencia ubicada en calle Santa Isabel en el centro de Santiago y quien, en una de sus apariciones por el lugar, comentó: *»Creo que Monseñor Valech no pasará desapercibido en la historia de Chile»*. Añadió que creía que era un santo. Aunque el también ex vicario de la Pastoral Social se negó en principio a reconocer esos encuentros, finalmente terminó admitiendo que con el ex fiscal pudieron *»entender lo que le pasó a uno y a otro»*. *»No me pidió perdón, pero me reconcilié con él»*, aseguró.

**Pesar general en el mundo político**
Tras conocer la noticia del deceso de monseñor Sergio Valech, diversos políticos expresaron sus sentimientos de profundo pesar y resaltaron la figura del prelado.

En las reacciones del gobierno cabe señalar las palabras del presidente Sebastian Piñera, quien está en Colombia en visita oficial, y declaró que *“Lamento profundamente la muerte de Monseñor Valech. Su coraje, valentía y ejemplo quedarán grabados en nuestros corazones”*. Junto con ello el gobierno decretó dos días de duelo oficial, debiendo izarse la bandera nacional a media asta en todos los edificios públicos. Cuando sus restos se trasladaban a la Catedral Metropolitana, fueron cientos los transeúntes que los despedían con aplausos a su paso.

**Otras reacciones**
*»Fue un símbolo de seriedad y de espíritu de justicia dentro de la Iglesia chilena. Fue un colaborador del entendimiento en nuestro país. Le tocó momentos difíciles, hacer informes muy complejos, y no cabe duda que su figura fue un aporte para el entendimiento en nuestro país»*, manifestó el líder de la UDI, Juan Antonio Coloma.

La presidenta del PPD, Carolina Tohá, dijo que su partido siente que *»Chile ha perdido a un valiente defensor de los derechos humanos»*, ya que *»no tuvo temor de poner su integridad en riesgo por defender la vida de otros que estaban siendo violentados y amenazados por la dictadura de Augusto Pinochet»*.

Comentario muy similar y sentido hizo el diputado de esa colectividad, Tucapel Jiménez, quien indicó que *»el país nunca alcanzará a dimensionar en completo su labor, ni lograremos saber cuántas vidas fue capaz de salvar, pero todos los chilenos reconocemos en él a un hombre con una valentía, coraje y compromiso por la vida»*. Estas características también fueron destacadas por los diputados socialistas, radicales y de la DC, que se declararon seguros de que el aporte de monseñor Valech «quedará en la historia de Chile como una muestra permanente y consecuente de la necesidad de defender los derechos esenciales de toda persona, incluso en los momentos más complejos de nuestro país.

Otro que también expresó su dolor fue el primer vicario de la Pastoral Obrera del Arzobispado de Santiago, padre Alfonso Baeza, quién recordó a Valech en su tarea comprometida con la defensa de los Derechos Humanos. Lo definió como un gran amigo y un hombre sabio que siempre estuvo muy unido con Dios.

Sus restos están siendo velados en la Catedral de Santiago y su funeral se efectuará el viernes después de una ceremonia fúnebre que será concelebrada por el Cardenal y demás obispos chilenos.