La presencia destacada fue la de Ana Luisa Cremaschi, quien fuera esposa de Silo por 47 años y con quien tuvo dos hijos, Alejandro y Federico. Vino acompañada de algunos maestros de las Escuela siloísta con los que, junto a su hijo Alejandro, acompañaron a Silo en sus últimos minutos en este tiempo y este espacio.

La ceremonia tuvo dos etapas: Primero los presentes caminaron juntos desde el Centro de Trabajo hasta hacer un alto en donde estará emplazada «la Sala» del Parque. Allí recordaron a su Maestro se depositó una pizca de sus cenizas dentro de un ladrillo que se colocará bajo el piso, justo en el centro, de la futura sala. Un deseo de Cremaschi, para que sea «como polvo de proyección», en alusión metafórica a la sustancia final del proceso alquímico de transmutación material y espiritual.

Luego el contingente marchó hacia el monolito, símbolo universal de la comunicación entre «el cielo y la tierra». Allí se escuchó la «Declaración de Méjico», que fueron los minutos finales del discurso de Silo en ese país cuando en 1980 y 1981 dio conferencias en actos públicos en los 5 continentes.

A continuación, uno de los maestros invitó a hacer un profundo pedido por la continuidad de la obra de Silo y luego de unos momentos, se ofició junto a otros una Ceremonia de Bienestar. Al final, el oficiante agregó con
emocionada sencillez «Gracias Silo». Entonces, pausadamente, se leyeron las palabras finales de «La Mirada Interna», el libro que el mismo Silo consideró como su escrito más importante: “Cuando se habló de las ciudades de los dioses adonde quisieron arribar numerosos héroes de distintos pueblos; cuando se habló de paraísos en que dioses y hombres convivían en original naturaleza transfigurada; cuando se habló de caídas y diluvios, se dijo gran verdad interior. Luego los redentores trajeron sus mensajes y llegaron a nosotros en doble naturaleza, para restablecer aquella nostálgica unidad perdida. También entonces se dijo gran verdad interior. Sin embargo, cuando se dijo todo aquello colocándolo fuera de la mente, se erró o se mintió. Inversamente, el mundo externo confundido con la interna mirada obliga a ésta a recorrer nuevos caminos. Así, hoy vuela hacia las estrellas el héroe de esta edad. Vuela a través de regiones antes ignoradas. Vuela hacia afuera de su mundo y, sin saberlo, va impulsado hasta el interno y luminoso centro”.

Luego se procedió a esparcir las cenizas en el césped alrededor del monolito y con eso concluyó la ceremonia, pero no la emoción del momento que se continuó en sentidos abrazos y si bien hubo lágrimas, también se sintió la oleada de una suave alegría entre quienes comparten esa «Fe inconmovible y la experiencia de que la muerte no detiene el futuro, que por lo contrario la muerte modifica el estadio provisorio de nuestra existencia para lanzarla bienaventuradamente hacia la trascendencia inmortal», como dice la ceremonia de muerte de El Mensaje de Silp.

Durante semanas continuarán los homenajes a quien con su obra supo iluminar un camino de inspiración para millones de personas en todo el mundo, hacia la construcción de una Nación Humana Universal, fundada en los valores de la Paz, la No Violencia y la No Discriminación, respetando la Regla de Oro que dice «Trata a los demás como quieres que te traten».

Se prevé un multitudinario encuentro el 6 de enero de 2011 cuando en se realizará la misma ceremonia en Punta de Vacas, celebrando además un aniversario del nacimiento de Silo.

Mario Luis Rodríguez Cobos, mundialmente conocido como «Silo», es difícil de definir con una sola palabra. Nació el 6 de enero de 1938, partió hacia la luz el 16 de Septiembre de 2010.

Tanto por su variedad de producciones literarias, como por sus aportes a la ciencia, como por su constancia en el proyecto de «Humanizar la Tierra» y sentar las bases para una «Nación Humana Universal», se le reconocen cantidad y variedad de virtudes y descripciones posibles.

Podríamos arriesgar a decir que Silo dejó en varios millones de personas la imagen de ser un buen escritor y un destacado pensador, ya que fue el fundador de la corriente de pensamiento conocida como Humanismo Universalista.

Pero es claro que Silo también es considerado por millones de personas como un gran Maestro en los temas fundamentales de la existencia humana. Y su figura ha crecido tanto entre quienes han seguido sus enseñanzas, generadoras de intensas experiencias personales de desarrollo interno simultáneo con la acción en el mundo, que hace tiempo comenzó a ser considerado ya como un Guía Espiritual, sentimiento que sería compartido también por algunos millones de personas alrededor del mundo.

En este contexto, es comprensible que se hayan realizado ceremonias públicas de homenaje a Silo en los Parques de Estudio y Reflexión de los cinco continentes, en las cuales se esparcieron también una fracción de sus cenizas. También en la ceremonia del Parque Carcarañá asistieron maestros, discípulos, amigos y una cantidad de personas que de un modo u otro conocieron y apreciaron a Silo.

Fuente: NUEVAREGION.COM