Desde las 15 hasta las 23 del 2 de octubre, alrededor de 1.500 personas dieron vida a la Plaza de la Democracia, en Asunción, Paraguay que se reunieron con un doble motivo: festejar el inicio de la Marcha Mundial por la Paz y la No-Violencia y conmemorar el Día Internacional de la No-Violencia.

Al principio de la tarde, estudiantes de seis instituciones educativas practicaron ajedrez en 112 mesas ubicadas en un sector de la plaza, mientras cerca de 200 jóvenes formaban fila esperando turno para jugar una partida. Mirko Rojas, de la organización humanista HUMARANDU, se refirió a la magia que produce el ajedrez, el cual crea vínculos entre las personas: “fue muy agradable ver como la gente que caminaba por la calle se sintió atraída y vino a participar, para aportar así a este pedido de paz”-declaró.

Entrada la noche, la iluminación de los edificios históricos que rodean la plaza, crearon un escenario monumental para las diversas expresiones del arte que se sucedieron. Sobre una tarima, números de teatro callejero se alternaron con bandas de rock y cortos audiovisuales que mostraban imágenes del activismo antibelicista en diferentes puntos del globo.

En el momento central del evento, Augusto Ferreira, vocero del humanismo en Paraguay, explicó el significado de este festival que, así como otros 300 realizados en diversas ciudades del planeta, representa el inicio de la Marcha Mundial por la Paz y la No-violencia, cuyo epicentro está hoy en Wellington-Nueva Zelanda, desde donde ha partido la comitiva que recorrerá el mundo pidiendo el desarme nuclear; se refirió a la importancia del 2 de octubre, declarado Día Internacional de la No-Violencia por la ONU en conmemoración del nacimiento de Mahatma Gandhi, y cerró su discurso con un saludo al público, al que emotivamente deseó “Paz, Fuerza y Alegría”.