La Marcha mundial llega a Delhi, impresionante por todo lo que representa. Junto a la ciudad nueva, arrogante, se encuentra la tradicional, la humilde, junto al barro; la de la exclusión.
Nos alojamos en la Casa de Gandhi, compartimos estancia con otras gentes en este espacio reservado a encuentros en el entorno de la figura del maestro, de su obra de paz.

Una Marcha de 6 Km por el centro de la ciudad nos acerca a la gente sencilla, aquella a la cual Gandhi dedicó su vida. Llegamos al Memorial Gandhi donde reposan sus restos, lugar de peregrinación, de plegaria. Un gran jardín con gigantescos árboles y piedras blancas simbolizan la pureza, una antorcha eterna ilumina aquel espacio, incita a la oración, a la reflexión.
Nos acompañó en el recorrido un actor conocido adherido a la Marcha Mundial, que ha protagonizado la vida del asceta. Flores blancas alrededor de la tumba y mujeres cantando acompañadas de palmas ponen una nota de color al encuentro.
Una nieta de Gandhi nos recibe en el Centro Cultural que lleva su nombre. Nos explica la diversidad cultural que descubriremos en India, la pobreza, pero también la dignidad de un pueblo que no se deja morir.

Rafael de la Rubia narra los motivos de la Marcha Mundial que son trabajar por un mundo nuevo, libre de armas nucleares, sin violencia e invitar a otros a hacerlo también. Que queremos presentar nuestro reto a los gobiernos para que lo apoyen y decirles que la esperanza está ahí, a nuestro alcance. Que juntos decimos basta porque queremos un mundo sin guerras. Que el dinero que presuponen las armas y ejércitos se dediquen a la sociedad. Que esta Marcha iniciada es sin retorno, que sólo se detendrá cuando cesen las guerras.
Como dice Federico Mayor Zaragoza, Presidente de la Fundación Cultura de Paz, ha llegado la hora del ser humano, la hora de las personas que han decidido alzar su voz, ponerse en pie.

Música, danzas, parlamentos y Premios a la Paz otorgados a personalidades y entidades, sirvieron de colofón a un hermoso acto en el que se sentía el aliento de Gandhi.
Visitamos el lugar donde fue asesinado con emoción y esperanza. Se diría que su espíritu nos acompañaba, nos infundía paz, fuerza, alegría.