Bajo el lema “Salvemos el planeta”, los movimientos indígenas de todo el mundo han convocado a la “Minga Global por la Madre Tierra”, que se realiza del 12 al 16 de octubre de 2009. Se trata de una gran movilización pacífica hacia la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde los organizadores entregarán la propuesta de los pueblos originarios para detener el calentamiento global. Asimismo, durante su paso por Bolivia, inaugurará el primer Tribunal de Justicia Climática.

“La contaminación generada por las grandes industrias ha alterado el orden natural de nuestro planeta”, explica Miguel Palacín Quispe, Coordinador General de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI). “El calentamiento global está amenazando la biodiversidad de la Madre Tierra y cada minuto, en distintas partes del mundo, ocurren sucesos calamitosos provocados por las sequías, inundaciones, derrumbes y deshielos”.

Frente a esta situación, organizaciones de movimientos indígenas y sociales han decidido realizar esta marcha cuyo principal objetivo es “luchar por la vigencia de la vida, la paz con la Tierra”, realizar actividades culturales de concientización y denunciar la mercantilización de la vida (los alimentos, los bienes naturales), la contaminación del agua y la depredación minera, de hidrocarburos, y la deforestación por la ganadería intensiva, los agrocombustibles o el uso de transgénicos.

Palacín Quispe afirmó que desean demostrar que es posible enfrentar ese cambio “desde las propuestas y las prácticas de los pueblos, en armonía y reciprocidad con la Madre Naturaleza: con Buen Vivir, Estados Plurinacionales y un modelo de integración desde la equidad, la reciprocidad y la complementariedad», rasgos característicos de los pueblos indígenas de América Latina que quieren dar a conocer a la Convención de Cambio Climático, la Convención de Diversidad Biológica, y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

“Hoy ofrecemos nuestros valores, nuestras prácticas y nuestros saberes, para salvar al planeta. Sin imposición capitalista, destrucción ni contaminación”, aseguran los organizadores de “La Minga” (palabra kichwa que significa trabajo o acción comunitaria/solidaria). Entre sus propuestas, se destacan la defensa de la soberanía alimentaria y el apoyo de los cultivos nativos, el consumo interno y las economías comunitarias en oposición al modelo transnacional de extracción a gran escala.

Palacín Quispe anunció también que, en el marco de la Minga Global, los días 13 y 14 de octubre, en Cochabamba, Bolivia, se instalará el primer Tribunal de Justicia Climática, que permitirá identificar y sancionar moralmente a las compañías transnacionales y los Estados cómplices “que saquean los bienes naturales y vulneran los derechos de los pueblos y la Madre Naturaleza”.

Este Tribunal fue pensado como un paso previo a la formación de un Tribunal Internacional de Justicia Ambiental, al estilo del Tribunal de La Haya. El objetivo es hacer visible la relación causa-efecto entre el modelo de desarrollo extractivo y corporativizado de las transnacionales y el cambio climático. “Y juzgará éticamente a los responsables de la deuda ecológica, provocada por el consumismo que convierte a la biodiversidad en materia prima”, agregan.

La “deuda ecológica” refiere al hecho que si bien el 85% de las emisiones de dióxido de carbono que causan el calentamiento global se genera en los países más ricos y sólo un 6% en América Latina (cómo explica un reciente informe del Banco Mundial), es en los países más pobres (y no industrializados) dónde se producen sus efectos más nocivos, como las inundaciones y las sequías en tierras fértiles.

En este sentido, “La Minga” albergará asambleas de articulación de estrategias hacia la Cumbre Alternativa a la Conferencia del Protocolo de Kyoto, que se realizará en Copenhage, Dinamarca, en diciembre de este año. A menos de dos meses de esta nueva Cumbre del Medio Ambiente, las potencias mundiales continúan sin llegar a un acuerdo que sustituya al de Kyoto. Y de acuerdo a la Oficina Meteorológica de Gran Bretaña, de no hacerlo para 2012, los escenarios más apocalípticos serán ineludibles.

“Sabemos que otros mundos no son solo urgentes: son, sobre todo, posibles –aseguran los impulsores de la Minga Global-. Y ya los estamos construyendo”.