*En los alrededores del Himalaya, del monte Ararat, de los Andes, y en otros puntos se encuentran estos centros que permanecen unidos. Usted conocerá la leyenda del monte Merú. Ese monte no existe en un lugar preciso. Es, simplemente, el monte que une la Tierra con el cielo. Los centros de iniciación suelen corresponder a un paisaje físico que despierta el paisaje mental del monte Merú.*

*Informe Tokarev, 1981*

… aprovechando la oportunidad de difundir la MM, me decidí a acercarme a ese punto del espacio que me llamaba la atención desde hace tiempo.

Hülya propuso anunciar el Mensaje de Paz y No-Violencia desde la cumbre del Ararat el día 6 de agosto, día del aniversario del ataque nuclear a Hiroshima y Nagasaki y rápidamente apoyamos esta iniciativa…

**4-8-2009**

La subida la hice orando, pidiendo fuerzas, ya que mis fuerzas eran limitadas.

Empecé a relacionar la falta de oxigeno con visiones, tal como aparece en el Informe Tokarev.

El zigurat que conformaba la cantidad de montañeros según iban subiendo la montaña, me hicieron recordar las montañas-templo que construían aquí cerca, en Mesopotamia y otras culturas, donde en sus ceremonias trataban tal vez de tomar contacto con sus dioses, yendo en peregrinación hasta lo alto.

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Es curioso este gusto o llamado por subir a las montañas, sin saber porqué.

Hay mucha gente que se siente atraída por las montañas, tal vez es una traducción de un llamado que sin entenderse bien, opera. Sin embargo el estudio de este llamado no es tan común. Me gustó observar como este llamado está operando, como la imagen mítica del monte sagrado donde Dios hizo un pacto con Noé, está en nuestra memoria, en nuestro paisaje.

En los límites físicos aparecen imágenes relacionadas con la muerte y el más allá.

Traspasar esos límites puede producir nuevas experiencias que amplían la visión cotidiana. Eso es lo que me estaba pasando, ya que mis fuerzas no eran suficientes y aparecían signos de agotamiento. La altura y la falta de forma física hacían su trabajo.

Empezaban a aparecer imágenes que rápidamente relacioné con los limites corporales y psíquicos.

*… casi todos los estados alterados de conciencia responden a procesos de anoxia neuronal y desarreglo enzimático cerebral. Cualquier práctica ritual que investigue, lo llevará al mismo resultado. No importa que se induzca el fenómeno por vía química, respiratoria, mecánica, ascética… Siempre llegará al mismo resultado: desarreglo enzimático, anoxia neuronal!*

*Informe Tokarev, 1981*

«El significado de la montaña», que aparece en tantas culturas tal vez se relacione con las experiencias que se dan al tratar de subir a ellas.

Al igual que los alquimistas que trabajando con substancias eran afectados por ellas, tal vez sin darse cuenta y la conciencia se alteraba, lo mismo estaba sucediendo ahora.

Así la falta de oxígeno, produce un estado no habitual, donde se disparan los mecanismos de defensa de la vida.

Momentos similares a la muerte, disparan un comportamiento de «salvación» de la conciencia, curiosamente encomendándose a «algo» afuera de ella que le ayude. Recordé que algo similar me pasó cuando me estaba ahogando en el mar, donde se disparaban las imágenes de mi vida, y surgía con fuerza un pedido de ayuda… tal vez eso fue lo que ayudó a que me escucharan y me salvaran in extremis…

El significado de dejar marcas de Silo, de llevar el Mensaje escrito y digital, así como una piedra de hierro (de los alrededores del Aconcagua) para dejarla en lo alto de la montaña, es un acto mágico que pretende afectar al operador por el significado interno que tiene. A modo de llave que «abre» la montaña, como si de un código genético se tratara y el programa comenzara a operar.

Así, si el Aconcagua puede despertarse, también los otros montes «Merú» pueden despertarse, que son en realidad el mismo.

El monte Merú interno, puede activarse si hay una gran necesidad y persistencia en el pedido y tal vez alguna «ayuda».

**6-8-2009**

En la madrugada del día 6, aproximadamente a la 1 a.m. nos levantamos. Era plena noche, aunque acompañados por la luz de la luna y un zigurat de luces que subían la montaña, eran los montañeros con linternas en sus cabezas, que daban una atmósfera onírica. Parecían luciérnagas en la montañas, subiendo hasta perderse en la oscuridad de la montaña.

A medida que subíamos, el oxígeno y las fuerzas faltaban, el cansancio se acumulaba y la respiración se hacia difícil. Hasta que llegó un momento después de varias horas subiendo que empezaron los mareos, nauseas, debilidad general. Estaba llegando a un límite, que tal vez podría llegar a superar si seguía, lo que no sabia era a costa de qué.

Pensé que eran señales sabias, parecía mejor descansar y preguntarme, ¿qué estoy buscando?.

Así que viendo que los otros podían llegar tal vez sin problemas, ya que estaban mejor preparados, podían hacer su parte. Yo haría mi parte manteniéndome en el mejor estado posible. No importaba el éxito de la cumbre, lo importante era escuchar la voz interior, sentir el significado de lo que había ido a buscar, sin fijarme en la mirada externa.

Me quedé solo a esa altura, en un gran silencio, en una gran calma.

Me dije: Hemos fracasado en la subida, pero insistimos en nuestras actividades.

Acompañamos la expedición hasta aproximadamente los 4.700 mts y luego les dejamos continuar. Para mí no había oxígeno suficiente. Así que tranquilamente bajé al campamento por encima de los 4.000 mts., viendo el amanecer a las 4 ó 5 de la madrugada, con el sol por un lado y la luna llena por el otro. Había un gran silencio y una gran liviandad. Fue un momento curioso en el que prefería no forzar para llegar a la cumbre y sentir que hacía lo que podía. Estar en paz conmigo. Descendí entre piedras y hielo por un sendero con una gran tranquilidad viendo la llanura y la luna naranja reflejada en un lago.

… la bajada del Ararat, fue el comienzo de la «vuelta» a un mundo conocido, con una compañía también conocida, y muy presente, que a modo de «claridad» acompañaba mis pasos.

… era estar en el limite de los mundos, en la entrada a otra «atmósfera»… recuerdo que el fracaso abrió la «puerta» al «vacío» y este se expresó como «presencia», como compañía vacía y claridad. No tenía nada, sólo mi camino y yo, que volvía a mi mundo como un peregrino.

… recordé la bajada de los «inspirados» con un mensaje de bondad en su corazón, como habiendo sido «tocados» por un plan de la creación. Era tal vez la voz de lo profundo que al abrirse por la puerta del fracaso, dejó entrever una intención.

… esperé a mis compañeros en el campamento a más de 4.000 metros y bajamos y bajamos muchos kilómetros caminando por las montañas. Curiosamente nos cruzamos con armenios, rusos, y una procesión de iraníes (unos 30 ó 40 cantando alabanzas) que con enormes banderas en farsi, desplegadas al viento y con lemas sobre la grandeza de Alá subían por el sendero en dirección hacia la cumbre.

Así continuamos bajando hasta llegar a las casas de los nómadas, que vivían en enormes prados verdes de las montañas con sus animales. Nos obsequiaron con un cordero y yogurt para festejar la bajada del monte Ararat (Agri).

**20-8-2009**

Geografía y Tiempo Míticos (ocurrencias y relaciones después de la bajada)

… la traducción de impulsos corporales, asociado a la materia prima de memoria, configura un tiempo y espacio de representación.
Este espacio-tiempo cuando traduce «lo trascendental» configura el espacio y tiempo mítico.

En el plan de vida, hay una intención que no es de este mundo, tiene un proyecto y se traduce en el mundo fenoménico con imágenes que están asociadas a registros de «lo bello», «lo justo», «lo feliz», etc…

El cerrar los ojos, veo un mundo conocido, recordado, pero con capacidad para la plástica, para cambiar a gusto del observador sin límites… Estos límites son puestos por el desarrollo de la capacidad de imaginar, que se puede desarrollar.

Este espacio de representación interno tiene límites en todas direcciones, al estilo de las mónadas de Leibniz, pero se produce un curioso fenómeno de traspaso del límite, con pérdida de recuerdo, como si entráramos en otro espacio-tiempo, por lo que somos subcionados si estamos en disposición de ser abducidos.
Las traducciones que llegan después de volver de ese espacio-tiempo son inspiradoras, entusiasmantes, electrizantes, luminosas, cristalinas, transmiten la sensación de una compañía invisible, voces o sonidos que brotan en los límites de la cabeza, es como estar en contacto con otro mundo y del que tenemos estas constantes traducciones.

Una tormenta calma de imágenes fluyen desde algún lugar en la parte alta de la cabeza, tal como si el «córtex» se activara produciendo descargas eléctricas, como las tormentas de rayos que se ven desde los aviones, con miles de descargas lumínicas en la noche oscura, como si «seres angelicales» volaran alrededor de uno, mostrando que somos algo más de la imagen que tenemos de nosotros, de aquello que nos han enseñado.

Estas notas del 20-8-2009 fueron hechas en el camino de vuelta en el avión cuando vi un horizonte que me recordó la bajada del Ararat.

Sentimos que un mundo de claridad, luz, inspiración, calma, está en los límites del espacio de la representación, también podemos decir tal vez que se trata de lo profundo de la mente humana.
Esta sutil mente humana o espíritu, traspasa los mundos psíquico y corporal, como un agua de fuente limpia y clara, llena de vida, de energía.

… en la «bajada de la montaña» (Ararat) sentí aquel mundo, que había ido a buscar, sentí la puerta entreabierta de la «montaña», entre el sol y la luna (naranja reflejada en el lago).

… era «el amanecer» de un nuevo día, de un nuevo mundo, que anidaba en lo profundo y que la decisión de sentir el fracaso (descendiendo y no culminando la cima) había abierto.

… quería conocer el secreto que une las montañas sagradas, quería sentir el hilo que las mantiene unidas y lo encontré en el «corazón humano» en la «montaña sagrada» que como representación vive en cada uno.

Estamos unidos porque representamos del mismo modo.

La estructura de la conciencia humana es igual y todos pueden estar conectados del mismo modo si nos movemos por nuestro espacio de representación que es igual.

Esta estructura de conciencia está conectada a una intención profunda, en realidad esta conciencia humana es manifestación de la intención profunda, de la cual parte y por la que nos manifestamos en el mundo con una misión o intención, expandir esta chispa divina, esta luz, abrir paso en la oscuridad, aumentar la conciencia luminosa, como si la luz quisiera brillar más intensamente, tiene las características del amor que radía intensamente.

Por eso tal vez, los «místicos» quedan subyugados por esa luz, por ese centro luminoso que radía con enorme fuerza, … así en el centro de la cabeza se activa un lugar luminoso, en el centro del pecho resuena esa luz o emoción, la vibración aumenta y la división yo-mundo desaparece, desapareciendo el límite corporal y apareciendo algo que alegóricamente podríamos decir es un «sol radiante».