En un controvertido fallo el máximo tribunal declaró, en un caso particular, la inconstitucionalidad de la norma que considera delito la tenencia de estupefacientes para consumo personal.
Los fundamentos se apoyan en la “doctrina” Bazterrica en referencia al caso del guitarrista Gustavo Bazterrica, de 54 años, miembro entre otras agrupaciones musicales de Abuelos de la Nada y músico de Charly García, que fue detenido en 1981 en su casa donde guardaba en una cajita tres cigarrillos de marihuana. En 1986, la Corte Suprema lo absolvió por considerar que la droga incautada era para consumo personal y constituía un acto privado sin daño para terceros. Calificó la conducta como: tenencia de estupefacientes para consumo personal en los términos del art. 14, 2do. párrafo, de la ley 23.737, declaró la inconstitucionalidad de dicha disposición y dispuso el sobreseimiento de aquél.

La evidencia de que la Corte Suprema de Justicia se encamina a la despenalización de la tenencia de drogas focaliza en la gastada polémica entre drogas legales e ilegales, y desvía la atención del billonario negocio que las acompaña.

El narcotráfico mueve hoy en el mundo más de 500.000 millones de dólares anuales. Solamente en EEUU se consume la tercera parte de la circulación mundial de cocaína. Además de ser el mayor consumidor mundial de drogas ilegales, es, evidentemente, el principal beneficiario de las ganancias que, en ese país, alcanzan el valor de 63.000 millones de dólares afirmó el miércoles el secretario de Seguridad de México, Genaro García Luna, durante un foro en Ciudad Juárez (norte), considerada la urbe más violenta del mundo. También agregó que *»Sin un mercado no habría narcotráfico ni violencia y mientras haya demanda habrá oferta”*.

Según el Informe 2000 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), el órgano de la ONU para temas de drogas: “El mundo se droga cada vez más, sin importarle si lo que consume es legal o ilegal”.

Una de las conclusiones del informe es que en los países desarrollados se extiende el abuso de drogas legales (sedantes y estimulantes) «para tratar problemas psicológicos causados por presiones sociales en pacientes que no tienen diagnosticado un verdadero trastorno mental o físico. Un hábito aceptado socialmente». En Europa aumenta la ingesta de sedantes y en EEUU, más de 5 millones de niños toman un antidepresivo o un estimulante por día. De acuerdo con un artículo publicado en el Journal of the American Medical Association, entre 1991 y 1995 el número de niños de entre 2 y 4 años que toma Ritalin, una droga estimulante, se duplicó, y la tendencia es creciente. Otro estudio realizado entre 1995 y 1999 por el IMS Health indica que el uso de antidepresivos como Prozac entre chicos de menos de 6 años aumentó en un 580%.

Es evidente el avance en la cura y prevención de variadas enfermedades, así como la mitigación del dolor que han podido realizarse con drogas de distinto tipo, e irrenunciable el derecho de todos los pueblos y personas a tener acceso irrestricto a dichos avances sin depender ello de la situación socioeconómica de el o los necesitados, sin embargo toda esta problemática, tanto por exceso como por carencia, está indisolublemente ligada a los falsos valores y modelos de la sociedad actual, que colocan a la vida humana a merced de factores externos a su intencionalidad y promueven una fuga existencial permanente.
Así, se desvía la mirada humana de la posibilidad de encontrar un verdadero sentido en la vida, donde la satisfacción creciente con uno mismo, la vocación de aprendizaje ilimitado y el sentimiento de solidaridad humana, hagan no sólo innecesaria, sino también contradictoria la fuga a través de cualquier tipo de droga.