*“Estamos marchando juntos, me siento muy cómodo con la invitación, y espero encontrarnos antes de la segunda vuelta en este y muchos más temas”*, dijo Marco Enríquez sobre la cita que lo reunió con Hirsch. Mientras, éste último explicó que *“la Marcha busca ser un puente entre los seres humanos, entre las diversidades, y desde ese punto de pista toda adhesión es bienvenida. No le preguntamos a nadie de dónde viene, sino que buscamos coincidir en el hacia dónde vamos. Es así como en nuestro país se han sumado hombres y mujeres de todos los colores políticos”*.

Ambos comenzaron su intervención esta mañana en el Hotel Caesar Businnes comprometiéndose en torno al desarme nuclear mundial, el retiro de toda tropa invasora, la reducción progresiva y proporcional de armamentos convencionales, la renuncia de los países a la guerra y el rechazo a toda forma de violencia social y personal. Ejes centrales que recalcó la presidenta de Mundo Sin Guerras, Gloria Morrison, de esta Marcha que va a recorrer 100 mil kilómetros, que va a pasar por más de 100 países, por los 6 continentes, incluida la Antártida pues en una acción absolutamente inédita y coordinada con el gobierno chileno, está programado un viaje para fines de diciembre que incluirá a ese territorio de paz en esta Marcha Mundial.

*“Adhiero desde mi biografía, desde mis convicciones y desde mi visión de la diplomacia, donde entenderse con el otro no es sólo un tema prioritario sino un asunto de principios. Es por ello que cuando lleguemos a ser gobierno tendremos como tarea fundamental trabajar en nuestra relación con los países vecinos. Porque una diplomacia integradora, de confianza, significa primero llevarse bien con los países vecinos. No existen países prósperos que se agarren a piedrazos, no existen barrios donde hay paz cuando uno le tira un escupo al vecino todos los días, así no funcionan las cosas”*, señaló Enríquez-Ominami antes de instar a los demás candidatos presidenciales a dialogar sobre éste y otros puntos.

*“Convoco a todos los otros candidatos a que hagamos un gran pacto. Que saquemos de la guerrilla electoral las relaciones internacionales y hagamos un gran acuerdo: un gran debate sobre política internacional y después vamos todos juntos detrás de una acción que inspire y convoque, porque la tarea de un presidente no es solamente sustantiva sino también simbólica, y esta Marcha, que aparentemente es simbólica, para mí es sustantiva porque tiene como sello que los políticos se comprometan a no fomentar la desconfianza, a no creer en la guerra como instrumento de negociación”*, manifestó.

En ese sentido, Marco Enríquez –como primer presidenciable en sumarse a la causa- comprometió su adhesión no sólo formal, sino también activa. *“Cuentan ustedes con esta candidatura emergente. Tenemos la mayor disposición para que este mensaje se difunda y llegue al Parlamento, que podamos allí impulsar un proyecto para apoyar esta iniciativa declarándola de interés nacional, exploraré en términos legislativos todos los caminos que nos permitan cumplir con sus objetivos y desde ya quiero comprometerme a estar en su cierre 2 de enero en el Aconcagua, aunque estemos muy atareados en segunda vuelta con el contendiente que nos toque”*.

Por su parte, el Vocero Latinoamericano de la Marcha y ex abanderado presidencial de los humanistas, Tomás Hirsch, apuntó que *“Es muy importante que personalidades como un candidato presidencial adhieran a la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia, y me alegra contar con Marco porque quisiéramos también que Chile avanzara por el camino de la paz, reduciendo su presupuesto bélico en el futuro, generando una verdadera integración latinoamericana, contribuyendo con una salida soberana de Bolivia al océano y para que nuestro continente continúe libre de armas nucleares”*.

Asimismo, recalcó que el objetivo fundamental de la iniciativa es crear conciencia que el único futuro para la humanidad es un futuro de paz, basado en la no violencia como modo de relación entre los individuos y las naciones. *“Cada vez que se habla de la guerra, parece que el tema fuera lejano. Como si la amenaza estuviera radicada sólo en Irán y Europa. Sin embargo, la violencia, la estela de los conflictos armados está muy presente en nuestro país. Chile ha vivido conflictos armados hace más de 100 años y todavía repercuten y nos significan divisiones con países hermanos como Bolivia y Perú. Todavía se enseña en muchos colegios que el país de al lado robó, quitó, invadió, que cometió irregularidades inaceptables. Tenemos que reconstruir la relación y la historia de nuestros países”*, expuso.