José Miguel Insulza llegó a una Tegucigalpa muy polarizada, buscando el retorno a la presidencia de Manuel Zelaya. El gobierno de facto de Roberto Micheletti advirtió que la restitución del depuesto gobernante no es negociable.

La misión de Insulza, difícil y delicada por lo inamovible de las posiciones, encontró el respaldado de los poderes del Estado, empresarios y buena parte de la población a Micheletti. El derrocado presidente cuenta con el apoyo de sectores populares y sindicales.

En su camino desde el aeropuerto hacia la Corte Suprema de Justicia, la comitiva de Insulza tuvo que sortear dos marchas en las que participaban decenas de miles de personas, unas clamando por paz y democracia, y otras por el retorno de Zelaya. La gente salió a las calles a expresar su apoyo o rechazo a Micheletti.

Cientos de soldados y policías montaron un fuerte cordón de seguridad para tratar de prevenir enfrentamientos entre ambos grupos.

Insulza había previsto permanecer menos de 24 horas en Honduras. Durante este tiempo, se entrevistó con los jueces de la Corte Suprema de Justicia, con la fiscalía general, con los candidatos presidenciales Porfirio Lobo y Elvin Santos, con el presidente del Partido Nacional y con el arzobispo-cardenal de Tegucigalpa, cardenal Oscar Rodríguez Madariaga. Este prelado ha guardado silencio sobre la crisis que vive el país. Extraoficialmente se informó que Insulza podría reunirse con el dirigente popular Carlos H. Reyes y con el diputado del Partido de Unificación Democrática, César Ham.

Aunque Insulza no tenía programado un encuentro con Micheletti, sí lo hizo con el resto de los poderes del Estado que tuvieron un papel relevante en el derrocamiento de Zelaya. De hecho, a excepción del cardenal, Insulza no podía entrevistarse con ninguna autoridad que no estuviera vinculada con el golpe del domingo pasado.

El secretario general afirmó que su papel no será negociar, sino reclamar la restitución en el poder de Zelaya, quien el pasado domingo fue expulsado del país por los militares. *»No venimos a Honduras para negociar. Vamos a pedir que se deje de hacer lo que se ha estado haciendo hasta ahora. Exigimos que cambien lo que han estado haciendo ahora y encuentren maneras de retomar la normalidad»*, dijo Insulza antes de iniciar la ronda de reuniones.

El presidente de facto Roberto Micheletti reiteró ante la multitud que le apoya que en Honduras *»no hubo golpe de Estado, no fue golpe, digámosle al mundo que no fue golpe, demostremos al mundo que queremos vivir en paz»*.

El Canciller dijo que si Insulza, *»viene a exigir la restitución de Zelaya mejor que no venga»*. Ortez señaló que *»el regreso de Zelaya como presidente no es negociable, ningún organismo internacional puede intervenir en un país para quitar o poner un presidente, porque esa es una atribución de los pueblos»*. Según Ortez, si a Honduras se le separa de la OEA *»no pasará nada, ya lo hicieron con Cuba y no pasó nada, Castro enfrentó esa situación»*. Ortez comentó que *»si lo estima oportuno, Insulza podrá negociar con nosotros, pero nuestra soberanía no se negociará jamás… Insulza puede negociar todo lo que quiera, menos la situación de Zelaya»*.