*Desde Lima*

*Pressenza IPA*

El arribo de la fragata “Rodney M. Davis”, el 11 de febrero, nos advierte que todo el 2009 la Cuarta Flota estadounidense utilizará los puertos peruanos de El Callao y Salaverry. La Resolución Legislativa Nº 29315, que faculta esta intervención, fue aprobada por el gobierno peruano junto con otras normas exigidas por Washington para poner en marcha el Tratado de Libre Comercio (TLC) que entró en vigencia el 1º de febrero.

La llegada de la mencionada fragata ha sido antecedida, además, por la presencia comprobada de tropas militares estadounidenses el año pasado, so pretexto de lucha contra el narcotráfico y labores humanitarias.

La estrategia de EE.UU. en la región ha apuntado desde siempre a dividir a los países latinoamericanos, promoviendo el bilateralismo, es decir, las negociaciones por separado. El clásico “divide e impera” ha impedido que Latinoamérica, sólidamente unida, fortalezca su poder de negociación frente un mundo globalizado que, sin embargo, se regionaliza, como ha sucedido con la Unión Europea de Naciones.

Es este contexto, es evidente que los gobiernos de Perú y Colombia se han distanciado de la intención de forjar una región integrada con dirección propia, al excluirse del impulso integrador que representa UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas).

Es destacable que tras el desastre financiero y humano del capitalismo globalizador, en EE.UU., especialmente los jóvenes, con la elección del presidente Obama, hayan manifestado que quieren un cambio a favor de la paz y el entendimiento entre los pueblos. Y se espera que el belicismo imperialista del anterior gobierno sea reemplazado por un trato igualitario y pacífico que respete la soberanía de las naciones y promueva el desarrollo humano.

El gasto en armas de Occidente es escandaloso, inconsecuente y genera enorme cantidad de muerte y sufrimiento. Solo con la mitad de ese gasto se resolverían buena parte de los graves problemas sociales y ambientales. Es urgente además tomar conciencia que el riesgo nuclear ahora es más alto que nunca, con la estrategia de guerra preventiva desarrollada por Washington, con más naciones nucleares en conflicto (Israel, India-Pakistán) y más posibilidades de accidentes (como el reciente choque de dos submarinos cargados de armas nucleares, uno de Gran Bretaña y el otro de Francia).

No es yendo contra la Constitución del Perú (Art. 175) para “legalizar” la ilegítima presencia de fuerzas militares extranjeras – agudizando con ello los conflictos de la región – como se preparan los caminos de paz y equidad que requiere Sudamérica para avanzar y ser parte de una futura Nación Humana Universal. Este camino solo se podrá recorrer deteniendo la carrera armamentista en nuestra región y redestinando esos recursos al desarrollo.

_*Vocero del Humanismo Universalista para el Perú_