Un fallo de la Corte Constitucional marca un antes y un después en la historia de nuestro país. La aprobación del matrimonio igualitario ha desencadenado en distintos sectores de la población una serie de debates, enfrentamientos y posturas que evidencian la necesidad de profundizar las implicaciones de dicho fallo.

Ante ello, Pressenza quiere comunicar e invitar a la población LGBTI, a quienes se oponen al fallo, a quienes lo celebran, y a quienes observan estos hechos sin aún tomar postura, a comprender lo que vivimos en este momento de nuestra historia para escribirla desde el diálogo comprensivo y argumentativo.

A la población LGBTI: Celebramos el reconocimiento de un derecho que hasta hoy no se les reconocía y que ahora se constituye en un paso importante para continuar la valoración cultural y social de su dignidad, de su amor y de sus decisiones.

A quienes se oponen al fallo: Les invitamos a darse cuenta de las maneras como expresan sus opiniones y de lo que pueden causar cuando se basan en el odio y la violencia, de manera explícita o solapada. Podemos aprender mucho de las diferencias que existen entre todas y todos, de las verdades que tenemos y vivimos.

A quienes celebran el fallo: Les invitamos a seguir impulsando y promoviendo la igualdad de derechos entre los distintos sectores de la población, desde el diálogo y la argumentación, de manera asertiva y no-violenta, para lograr vernos y tratarnos como iguales.

A quienes aún no toman postura: No tengan miedo de cuestionar lo que ven, oyen, dicen, y de tener una opinión personal, pensada y dialogada a partir de diferentes posiciones. Sus decisiones también aportan en la construcción de nuestra vida social.

En Ecuador, el matrimonio era un privilegio y ahora es un derecho. El fallo que permite que las parejas del mismo sexo puedan contraer matrimonio civil hace concreto el principio 2 del Artículo 11 de la Constitución, que señala que “todas las personas son iguales y gozarán de los mismos derechos, deberes y oportunidades”.

Sigamos poniendo en común nuestras vivencias, visiones y verdades desde la perspectiva de tratar a la otra persona como queremos ser tratadas y tratados: hay muchos otros derechos que aún no son reconocidos ni ejercidos por muchos sectores de nuestra sociedad. Hay mucho camino por andar.