En el Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, un lugar alejado de los centros hegemónicos, pero muy cercano al latir profundo de la Humanidad, Silo – fundador del Nuevo Humanismo – pronunció al inicio del año 2010 del calendario local un breve pero muy significativo saludo:
«Deberíamos celebrar un nuevo año en cada calendario cultural, o bien en un calendario mundial que se debe ir configurando en la futura Nación Humana Universal.
La intención de ese calendario del futuro se está desplegando ahora mismo bajo el signo de la Paz y de la No Violencia.
Por ahora, en todas las culturas, fechas e idiomas queremos celebrar juntos por ese nuevo mundo que, pese a las atrocidades de la guerra, la injusticia y la desesperanza se insinúa ya en la débil brisa del amanecer de la humanidad.
Para nosotros y para todos los Seres Humanos, anticipemos el abrazo de la Paz, la Fuerza y la Alegría.»
Rodeado de compañeras y compañeros de muy diversas culturas, el pensador y guía espiritual, aludió con ello sutilmente a la necesidad de descolonizar en sentido cultural y religioso un calendario instalado por el papa católico Gregorio XIII en 1582 y que, gradualmente, fue reemplazando en Occidente al calendario juliano e intentó sobreponerse, con el avance de las potencias colonialistas europeas, a los calendarios propios de las distintas culturas.
Sin embargo, las diversas celebraciones permanecen con fuerte arraigo, mostrando que más allá del poder y la violencia de imposiciones externas, los pueblos encuentran inspiración en la diversidad de sus propias memorias culturales.
El Diwali, por ejemplo, es la entrada del año nuevo hindú, presidido por la divinidad Lakshmi, consorte del dios Vishnú en esa mitología. Es una de las noches más significativas y alegres del año. Por su parte, los sikhs celebran en esa ocasión la liberación de su sexto gurú, Hargonbind, y hacen un homenaje a los diez gurús espirituales del sikhismo.
El pueblo judío celebra su inicio del año – Rosh Ashaná – durante los dos primeros días de Tishrei, séptimo mes en su calendario, conmemorando la creación del hombre, según la cosmovisión hebrea.
En China, las celebraciones comienzan el primer día del primer mes lunar (正月, zhēng yuè) y terminan el día quince, cuando se celebra la Fiesta de los Faroles (元宵节, 元宵節, yuánxiāojié). Durante este periodo, se produce la mayor migración humana del planeta, el «movimiento de primavera» (春运, 春運, chūnyùn), y millones de personas viajan a sus lugares de origen para celebrar las fiestas con sus familias.
En Irán, Asia Central, los Balcanes, el Cáucaso, la cuenca del Mar Negro, Oriente Medio y otras regiones se celebra desde hace más de 3000 años el Nowruz, año nuevo del calendario persa, coincidiendo con el equinoccio de primavera.
En Sri Lanka, la fecha se rige según el calendario astrológico singalés, e incluye ofrendas de alimentos, rituales de purificación con el uso de fuegos y agua y la preparación de comidas festivas.
El continente africano, vasto y diverso, alberga una riqueza cultural única que se refleja en las tradiciones con las que distintas comunidades celebran el fin de año. Cada una de ellas es una experiencia transformadora. La rica cultura vudú juega un papel importante en el Oeste continental, con ceremonias y rituales que se llevan a cabo para despedir el año viejo y dar la bienvenida al nuevo. Entre los Yoruba, el festival «Odun Ifa» celebra el nuevo año con ritos que honran a Ifa, el oráculo divino. Estas prácticas buscan asegurar la protección y la guía de los espíritus ancestrales para el año venidero.
Etiopía sigue el calendario juliano, y su Año Nuevo es conocido como Enkutatash, mientras que en Ghana, el «Hogbetsotso» es un festival de la etnia Ewe que celebra el Año Nuevo con procesiones, bailes y rituales de purificación. En varias regiones de Mali, comunidades como los dogón celebran el final del año encendiendo hogueras simbólicas. Este acto ritual representa la quema de lo viejo para dar paso a un ciclo nuevo.
Entre los zulúes, el Umkhosi Wokweshwama, o “Ceremonia de la Primera Fruta”, marca el final de un ciclo agrícola y la llegada de uno nuevo, al tiempo que en el sur de Costa de Marfil, el pueblo nzema celebra Abissa, un festival que combina música, máscaras y sátiras sociales. Aunque puede extenderse por varias semanas, las últimas ceremonias suelen coincidir con el cambio de año. Este periodo es una oportunidad para reflexionar colectivamente sobre los desafíos y logros del año, en un ambiente de crítica constructiva y reconciliación.
En el calendario musulmán, el año nuevo es en el primer día del Muharram (primer mes del calendario islámico). Con mucha similitud con los vocablos hebreos, el Año nuevo es llamado en árabe «R’as as-Sana». Muchos musulmanes aprovechan la fecha para recordar la vida del profeta Mahoma y la Hégira o emigración que hizo a la ciudad que hoy se conoce como Medina.
En las regiones rusas, se celebra el Antiguo Año Nuevo, a menudo conocido como «Malenitsa» con la que se marca el final del invierno y se da la bienvenida a la llegada de la primavera. Esta festividad combina elementos de la cultura eslava pagana con influencias cristianas, creando una amalgama única de tradiciones que han resistido la prueba del tiempo y han fusionado las creencias ancestrales con la fe ortodoxa.
En Corea del Sur, las familias festejan el Seollal en la segunda luna nueva luego del solsticio de invierno. En dicha ocasión, se honra a los ancestros y se resalta la importancia de la familia y la unión en la sociedad coreana.
El año nuevo andino, que se celebra en varias de las culturas en Sudamérica, coincide con el solsticio de invierno y combina conocimientos milenarios sobre los ciclos solares con rituales de agradecimiento a la Pachamama (Madre Tierra) y al Inti (Dios Sol). Simboliza el renacimiento espiritual y la renovación de la energía vital para los pueblos quechua, aymara y otras etnias andinas.
Así, y en otras tantas culturas de la Tierra, los pueblos renuevan su fe en el futuro, reconociendo el largo trayecto histórico forjado por sus antepasados y piden, desde sus mejores aspiraciones, que el nuevo año traiga nuevos y mejores tiempos.
¡Que así sea!













