La Organización de las Naciones Unidas ha ido construyendo un cuadro cada vez más contundente sobre el genocidio de Israel contra el pueblo palestino, pero las acciones de Estados Unidos e Israel, especialmente los vetos en el Consejo de Seguridad y el desacato a la Corte Internacional de Justicia, han dejado al sistema jurídico internacional en una crisis de credibilidad, mientras en Gaza continúa una catástrofe humanitaria marcada por hambre, frío y muerte evitable, sobre todo de niños.
Marco jurídico, genocidio, ocupación y obligaciones
La Comisión de Investigación del Consejo de Derechos Humanos concluyó en 2025 que Israel ha cometido actos de genocidio en Gaza, identificando matanzas masivas destrucción deliberada de las condiciones de vida y bloqueo de ayuda como parte de un patrón acompañado de intención genocida.
La Corte Internacional de Justicia, desde enero de 2024 en el caso Sudáfrica contra Israel, ordenó a Israel prevenir el genocidio, permitir ayuda, castigar la incitación y preservar pruebas, y en julio de 2024 en otra opinión consultiva, declaró ilegal la prolongación de la ocupación y exigió la retirada de los territorios palestinos, conclusiones luego acogidas por resoluciones de la Asamblea General que reclaman autodeterminación plena para Palestina.
Vetos de Estados Unidos, bloqueo político y crisis del sistema
En paralelo a ese andamiaje jurídico, Estados Unidos ha utilizado de forma reiterada su poder de veto para bloquear resoluciones del Consejo de Seguridad que pedían un alto el fuego inmediato incondicional y permanente en Gaza, la retirada de las fuerzas israelíes y el levantamiento de las restricciones a la ayuda. En varias ocasiones el resultado ha sido un catorce a uno a favor del cese de hostilidades, frustrado por el solo voto estadounidense.
Ese patrón de veto sumado al rechazo de Israel a cumplir plenamente las órdenes de la Corte Internacional de Justicia sobre prevención del genocidio y acceso humanitario, ha llevado a expertos de la ONU y organizaciones de derechos humanos a advertir que el desacato abierto a la Corte pone en jaque el orden jurídico internacional, revela una brecha entre poder y derecho, y amenaza con convertir en letra muerta la obligación de prevenir genocidios y de no ayudar a mantener situaciones ilícitas.
Humanidad sitiada hambre invierno y muerte de niños
Mientras estas batallas diplomáticas se desarrollan, Gaza vive una devastación material y humana. En 2025 se confirmó por primera vez la hambruna en partes de la Franja con cientos de miles de personas atrapadas en condiciones de hambre extrema y un colapso casi total de agua saneamiento vivienda y servicios básicos.
Organismos como UNICEF y otras agencias han documentado decenas de miles de niños con desnutrición aguda, muchos sin refugio adecuado ni ropa de abrigo, expuestos a lluvias frío y enfermedades, y la combinación de malnutrición, infecciones respiratorias y bajas temperaturas ha elevado el riesgo de muerte por hambre e hipotermia entre los más pequeños, incluso después de un frágil alto el fuego parcial.
La ONU entre la ley y la impotencia
Ante los vetos en el Consejo, la Asamblea General ha actuado como foro de legitimidad residual, ha aprobado resoluciones que exigen alto el fuego, fin de la ocupación, embargo de armas y sanciones selectivas, y ha respaldado los procesos ante la Corte Internacional de Justicia y la Corte Penal Internacional. Sin embargo, estas decisiones tienen fuerza política y moral, pero un alcance jurídico limitado frente a la negativa de Estados poderosos a aplicarlas
Varios expertos y relatores de la ONU sostienen que la inacción efectiva frente a un genocidio documentado en tiempo real, pese a órdenes claras de la Corte Internacional de Justicia y hallazgos de la Comisión de Investigación, abre una crisis estructural. Si un Estado apoyado por un miembro permanente puede ignorar impunemente las normas más básicas, prohibición del genocidio, protección de civiles, obligación de socorrer a la población, la promesa de un orden internacional basado en reglas queda seriamente deslegitimada.
Perspectivas: qué viene en este escenario
A corto plazo la ONU seguirá siendo el principal escenario donde se documenta el genocidio, se acumulan pruebas y se articulan llamadas a un embargo de armas, sanciones y reconocimiento reforzado de Palestina, mientras la mayoría de los Estados intenta usar la Asamblea General, comisiones especiales y mecanismos de investigación para rodear el bloqueo del Consejo de Seguridad.
A mediano y largo plazo, el caso palestino se ha convertido en prueba de estrés del sistema, si la comunidad internacional no logra traducir las determinaciones de la Corte Internacional de Justicia, de la Comisión de Investigación y de la Asamblea General en cambios materiales: alto el fuego efectivo, fin de la ocupación, justicia y reparación. El precedente será que, incluso ante un genocidio televisado, documentado y jurídicamente nombrado, la vida de pueblos enteros puede quedar subordinada a alianzas estratégicas y vetos, lo que marcará el futuro de la ONU y del derecho internacional como instrumentos reales de protección de los pueblos.













