El año en que David Bowie habló acerca del «Starman Waiting in the Sky» y estableció su propia forma musical con el fin de «discutir» el espacio y nuestro planeta azul, yo recién andaba llegando a este cronotopo. Del mismo modo, algunos años más tarde, cuando empecé a sumergirme profundamente en la música y su álbum «Let’s Dance» causaba sensación, los padres de mi querido amigo Effie le compraron un tocadiscos de vinilos. Fue tal el placer que decidimos financiar juntos la compra de discos de vinilo en un esfuerzo profundo para crear nuestra propia colección de álbumes; pero no solo eso, también decidimos que cada disco de vinilo que adquiríamos, podíamos grabarlo en un cassette con el fin de que yo pudiera escuchar estos álbumes por mi cuenta. Así que decidimos empezar: un disco de Springsteen para ella y un disco de Bowie para mí. Todos los álbumes de Bowie eran muy buenos, pero «The Rise and Fall of Ziggy Stardust», literalmente, derretía.

Mi relación con Bowie era multidimensional, como imagino que fue para miles de personas. Este cambio de roles y personalidades era lo más excéntrico que había visto en un artista. Bowie nos enseñó lo que significaba la transformación y cómo utilizar «el ego» con el fin de servir a la transmisión de ideas, sentimientos y preocupaciones, en lugar de simplemente «cimentar” una imagen. Algunas de sus letras permanecerán inmortales. Basta con echar hoy un vistazo a la línea de tiempo en su Facebook o Twitter, y podrá ver la manera en que la gente adorna sus muros publicando sus canciones y letras a un ritmo frenético en todo el planeta.

Por primera vez en mi vida me sentía tan celosa por tener el autógrafo de un artista dedicado personalmente, cuando un amigo mío me mostró su dedicatoria. También me reí con la dedicatoria «Ashes to ashes» al joven George durante ese «concierto a pedido». Siempre escucho con respeto sus orquestaciones con el apoyo de grandes músicos; en casa constantemente escucho su colaboración con Placebo.

David, se requiere una profunda actitud filosófica hacia la vida para difundir tu nuevo álbum y vídeo clips que hablan de la muerte, pocos días antes de tu – por lo menos física – separación de tu familia, amigos y tus seres queridos; poder trabajar en tu nuevo álbum sabiendo que ibas a partir.

Su propio esfuerzo por aceptar la muerte es su último regalo para todos nosotros. Se lo agradezco con todo mi corazón.