Ver la primera parte de la entrevista con Khadija Amin.
55, 55, 55
Trabajar allí te llevaría a conocer muy bien la realidad de Afganistán en aquellos años. Era cuando estaba allí Occidente. Y cómo era la vida, se podía trabajar y salir a la calle con libertad o se notaba mucho la guerra.
Había muchos atentados, muchísimos. Especialmente cuando firmaron el acuerdo con los talibán. Empezaron los atentados contra gente civil, no eran atentados contra los militares de Occidente.
¿Teníamos vida normal? Yo salía sin velo, salía por la mañana y no sabía si iba a volver viva o no. Muchas veces tuve que ir a cubrir atentados y cuando hablaba con otros compañeros periodistas, hablábamos de esto: ahora va a explotar otra bomba y nos morimos todos. Pasó varias veces, en una ocasión murieron 9 cuando los periodistas fueron a cubrir un atentado, una persona entró como periodista y explotó otra bomba. Era una situación de salir por la mañana y no saber qué va a pasar.

Mi nombre, en algunas ocasiones ha salido en algunas listas de objetivos terroristas. Una vez, me llamaban muchos mis compañeros: “ya estás 55, 55”. Yo no sabía qué estaba pasando y llamé a mi jefe y me dijo que yo estaba en el número 55 de los objetivos de los talibán.
Mujer periodista

Mis compañeros, operadores de cámara, conductores, no querían salir conmigo para hacer reportajes y me decían como tú no tienes miedo por ti, esto nos puede pasar.
Los últimos años no teníamos seguridad, pero salíamos. Sabíamos qué nos podía pasar. En un país como Afganistán eran cotidianos los atentados, íbamos a zonas muy peligrosas.
¿No tenías miedo?
Una vez hubo un atentado en el que murieron más de 100 personas. Al día siguiente, mi jefe me dijo que tenía que cubrir el atentado e informar de cómo era la situación. Le dije, vale. Y mis compañeros no querían ir conmigo. Me preguntaron que si no tenía miedo, que era una provincia sin seguridad, con muchos talibán. Les dije que era mi provincia, Logar (al sur de Kabul), yo he nacido allí. Sabía lo que podía pasar, pero no tenía miedo.
Un mes antes de la caída de Kabul, el jefe superior de la televisión decidió enviarnos a zona de guerra. Nos mandaban a dos chicos y a mí. A mí me gustaría ir para contar lo que ocurría allí.
¿Quería ser periodista de guerra?
Sí.
Hiciste un podcast con David Jiménez, el Director. Él también era periodista de guerra.
Sí. Me dijo que había estado en Afganistán.
Una vez fui a cubrir un atentado que había matado a una periodista. Cuando llegué allí vi su sangre y su carne destrozada. Cuando volví, sí que volví llorando. Le dije a mi jefe que yo no podía hacer ese reportaje y me dijo que tenía que volver a hacer el reportaje, que las periodistas no lloran.
¿Has entrevistado a algún talibán?
No. No les he entrevistado, pero tuve una reunión con uno de los talibanes el tercer día tras su toma del poder. Tras el tercer día de la caída de Kabul fui a mi oficina y hablé con este jefe talibán para que me dejara volver a mi trabajo. Me dijo que no. Que, de momento, no se puede trabajar con las mujeres, deben estar en casa. Yo le dije que ayer el portavoz talibán había dicho que las mujeres podían trabajar. Ahora tú me dices que no. Me contestó que no se podía.
¿A esa entrevista fuiste con velo?
Sí. Con un vestido muy largo, con un velo muy largo. No quería que usase ese argumento para no dejarme trabajar. Cuando llegué allí, mis compañeros dijeron: “mira cómo has cambiado, hace tres días tú no llevabas velo”. Mis compañeros siempre decían: “Khadija, tú no llevas velo, siempre llevas el pelo suelto, por ti nos van a torturar cuando lleguen los talibán”. Y yo decía que eso era imposible. Cuando volví, 3 días después de la caída de Kabul, se reían de mí, me decían: “mira cómo has cambiado”.
¿Ya no había ninguna mujer en la televisión?
No.
¿Son distintos estos talibán?
En los primeros días se decía aquí, en Europa, que eran unos talibán distintos, que habían aprendido, en parte, que si querían tener relación con la comunidad internacional, no podían tratar a las mujeres como antes. ¿Tú crees que esto fue luego real?
Esto se pensaba. Yo también pensaba así, que los talibán no son como los de antes. Pero no. Mira, llevamos 4 años y las niñas no pueden estudiar. Y todo el mundo sabe que Afganistán es el único país del mundo en que las niñas no pueden estudiar. Yo también pensaba que habían cambiado, pero no. Es que no son de confianza porque en las negociaciones de paz no había mujeres por parte talibán, por parte del gobierno sí. Teníamos mucho miedo de perder nuestros derechos.
Salida de Afganistán
Saliste de Afganistán, un poco, por casualidad.
No. Antes de la caída de Kabul había recibido varias propuestas para salir de Afganistán y trabajar en periódicos de Estados Unidos. Pero yo no quería salir. Pero durante una semana vi que la situación empeoraba mucho.
Durante esa semana yo hacía muchas entrevistas con medios internacionales contando lo que pasaba en Afganistán. También recibía muchas amenazas. Mis hermanos y mis padres estaban preocupados y me decían: “hija, no debes hablar porque te pueden asesinar”. Entonces en una semana cambió mi visión de la situación. Entonces me llamó Mónica Ceberio diciéndome que me querían ayudar, que mi nombre estaba en las listas, que esa misma noche me querían sacar de Afganistán. Entonces cogí un velo que era una bandera de mi país y salí de mi casa. Ahora que recuerdo, no cogí nada de mi ropa, ni nada.
Me dijeron que llevara algo amarillo y rojo. No sabía que era la bandera de España. Lo pedía para reconocernos. Yo les dije que llevaba un velo amarillo. Los militares españoles me ayudaron a entrar en el aeropuerto. Yo llevaba mi pasaporte para identificarme. El 21 entré en el aeropuerto y el 22 volé hacia España. Me habían llamado diciendo que tenía que salir de casa sobre las 17 horas. Entré en el aeropuerto sobre las 22 horas.
Unos días antes había estado en el aeropuerto, con mis hermanos. Mis hermanos trabajaban con los militares de Estados Unidos. También mis primos. Tenían el control del aeropuerto. Mi familia salió toda, mis tíos, primas. Ahora están en Estados Unidos.
Como te decía, yo fui con mis hermanos al aeropuerto y estábamos esperando que nos abriesen la puerta cuando mi primo viniera a buscarnos. Pero, de pronto, mis hermanos me abandonaron, se fueron a casa sin avisarme.
Durante una semana, yo recibía ofertas para marcharme, pero yo decía que sin mis hermanos no. Ellos me abandonaron fuera del aeropuerto y durante toda la noche no me llamaron. Yo estaba muy triste y no sabía por qué mis hermanos me habían abandonado. Yo estaba muy triste y cuando llegué a España hablé por teléfono con mi madre y le dije: “mira, tus hijos me abandonaron, pero aquí me recibió la ministra de Defensa”.
Luego mis hermanos lograron salir a Holanda y uno a Estados Unidos.
España
Nada. Barcelona y Real Madrid. Hemos estudiado en el colegio un poco sobre diferentes países, pero no sabía nada de España. Cuando llegué a España fue cuando fui aprendiendo, poco a poco, cosas sobre España.
Llegaste a España y qué pasó. ¿Cómo se recibe en España a una exiliada política?
Cuando el avión aterrizó, una persona entró preguntando quién es Khadija Amín. Y yo, desde una situación tan horrible, dije: soy yo. Estaba muy asustada. Me dijo que no me preocupara que la Ministra de Defensa quiere saludarte. Como yo salía de una situación así, no sabía que una mujer puede ser ministra de Defensa. Esto no lo sabía.
Al día siguiente, una amiga me mandó una foto y me dijo que era la Ministra de Defensa. Yo no lo sabía. Ella me recibió. Estuvimos una noche en un albergue militar, en Torrejón.
Al día siguiente a una chica afgana y a mí nos mandaron a Salamanca.
A Salamanca, por qué.
En Madrid no había plazas y a mí me mandaron a Salamanca. Como mi foto salió en la portada del New York Times, fue muy viral. Y periodistas me contactaban por twiter o facebook. Reporteros sin Fronteras me llamaban, periodistas españolas me llamaban y hacía muchas entrevistas. Yo le dije a una periodista que me hacían muchas entrevistas y me dijo: “no te preocupes, en dos meses nadie te va a llamar”. Llevo cuatro años y hoy es la tercera entrevista que doy, por la mañana dos por teléfono y esta es la tercera. Mañana me voy a Vigo a unas charlas.
Desde entonces ha sido así. Poco a poco, en un año, decidí venir a Madrid porque venía para charlas y entrevistas cada semana a Madrid. Era cansado ir y volver a Madrid y a Salamanca y se creaban problemas.
Pero, allí, en Salamanca, ¿tenías trabajo, fuiste a una academia a aprender español?
Las ONGs tienen clases para los refugiados. Estudié en también en la Universidad de Salamanca. Nos pagaban el alquiler, la comida y 50 € de bolsillo para un mes. Ahora pienso, cómo podía vivir con 50 €, pero entonces 50 € eran mucho.
Osea, ¿te pagaban la residencia, la comida y los cursos la cooperación española?
No, el gobierno. Para los exiliados políticos la acogida tiene 3 fases: cero, uno y dos.
Sé que hablas farsi, pastún y urdú. También hablas inglés y castellano. Me imagino que el castellano lo aprendiste rápido.
En 3 meses. Yo aprendí muy rápido, aunque todavía tengo dificultades. La primera vez que me invitaron en Alcalá de Henares, en la Universidad, pensé en hablar en español. Y mi amiga que me había invitado me preguntó si estaba segura, decía que era una charla y que iban a venir muchas personas. Yo le dije que daba igual, que yo iba a hablar español. Trajeron un traductor, era un amigo mío. Me dijo, no te preocupes, si necesitas algo, aquí estoy.
Poco a poco fui aprendiendo. Como tengo tantas charlas, hablo mucho y aprendo.
Entonces, una chica afgana 100 %, llega a Salamanca, a Madrid y ¿qué piensa de esto?
Había algunas cosas chocantes, pero no mucho. Porque sabíamos cómo se vive en Occidente por la tele e internet. Entonces no fue tan duro el choque cultural. Sólo la comida, que es muy diferente con respecto a la nuestra.
Al principio tenía mucho miedo cuando salía por la noche. Mis primas vivían también en Salamanca. Cuando a las 1 ó las 2 de la madrugada salía de su casa para ir a la mía, cuando escuchaba a alguien que estaba hablando en la calle me asustaba mucho. Hemos tenido mucho miedo en Afganistán. Poco a poco todo ha ido mejorando. Ahora la vida es totalmente maravillosa.
¿Te gusta España?
Me gusta.
¿Y la comida?
Es muy diferente a la nuestra. ¡Uf! Muy distinta.
¿Hay algún plato que te guste?
Me gusta la tortilla de patata. Con cebolla. Hice un curso de cocina que tenía prácticas de 2 semanas. Cada día tenía que hacer 10 tortillas de patatas, con jamón, sin jamón, … Estudié cocina porque pensaba que iba a ser difícil que ejerciese el periodismo aquí. Hice el curso de cocina porque para los refugiados lo que nos ofrecen es limpieza, cocina, camarera, jardinera.
Conseguir trabajo, dormir en los parques, …
Trabajé de prácticas y cuando vine a Madrid trabajé en una pizzería en Malasaña 2 meses. Trabajaba hasta las 4 de la madrugada. Fue muy difícil para mí.
Pero ahí ya no tenías apoyo del gobierno.
Cuando sales de su sistema de acogida ya no tienes apoyo. Yo dormía en parques. Luego, un amigo mío me llevó a su habitación, un sitio muy pequeño. Hacíamos turnos. Una noche él dormía en la cama y otra noche en el suelo. Cuando el propietario se enteró de que yo estaba durmiendo en esa habitación se enfadó. Entonces tuve que pagar 150 € por dormir en el suelo y no me dejaban ducharme en el baño. Tuve que recurrir a otra amiga.
Fue una época muy dura. Salía del trabajo y tenía que esperar a mi amiga que trabajaba en Chueca. Yo dormía hasta que ella llegaba en la plaza de Chueca y nos podíamos ir a su casa.
Fue muy difícil para mí hasta que conseguí el trabajo en Telefónica.
¿Cómo lo conseguiste, mandabas curricula?
No, no mandé mi curriculum. En la presentación del libro de Julia Navarro, gente de Telefónica que conocí me dijeron que necesitaban gente para dos documentales que estaban haciendo sobre Afganistán. Me hicieron dos entrevistas y me aceptaron. Empecé mi trabajo en junio del 23.
¿Desde cuándo das charlas sobre la situación de Afganistán?
Desde el principio. Desde que estaba en Salamanca. Por eso me esforcé mucho para aprender español, para que se entendiese bien lo que se quiere transmitir.
En una de las charlas sobre la situación de la mujer en Afganistán había 6 mujeres afganas en la mesa. Yo no estaba invitada para hablar, asistí como público esperando que me diesen algo de tiempo para hablar de la situación de la mujer. Decidí hablar en español. Al final de la charla me dijeron que tenía 5 minutos para hablar. En esos 5 minutos, todas las mujeres que estaban allí lloraban. Entonces salieron madrinas, y muchas más charlas. De cada charla salen una o dos.
España, solidaria
¿Consideras que los españoles somos solidarios?
Sí. Yo lo que veo es que España es diferente con respecto a otros países. Aquí la gente quiere ayudarnos, en otros países, no. Mi madre me dijo varias veces que por qué no iba a vivir con ellos a Holanda. Pero para mí España es muy diferente, gente muy acogedora, la gente quiere apoyarnos. Yo en estos cuatro años he tenido mucho apoyo.
Aunque tuve mis problemas con mi casera que me sacó de su casa y tiró mis cosas a la calle. Ocurrió tras estar 12 días ingresada en el hospital. Cuando regresé me dijo que tenía que salir de casa. Yo le dije que no, que tenía la fianza, que tenía contrato y que había pagado el mes. Al día siguiente, cuando llegué a casa, cambió la cerradura, tiró mis cosas a la calle. Tuve que llamar a la policía y, al final, hemos ganado el juicio.
En aquella época hubo otra mala noticia: me enteré de que el padre de mis hijos había falsificado los documentos y decía que yo había fallecido. Es que la vida es muy dura, muy difícil. Pero sigo viva y sigo con mis objetivos y con mi futuro. Pero no es fácil.
A veces me dicen que yo aquí tengo mucho apoyo y por eso he conseguido muchas cosas. Es verdad, pero he trabajado mucho. Dormí en el parque, fui ingresada en el hospital, no sabía dónde podía ir. Ahora hay muchas personas que viven en mi casa, ahora 7 personas porque una mujer no ha conseguido para pagar una habitación.
Esperanza de libertad
Habéis hecho un grupo. ¿Cómo se llama?
Esperanza de libertad, cuándo se forma.
Desde septiembre hasta marzo de 2025 hemos hechos los papeles y ya funcionamos con la asociación. Ahora queremos que en la Asociación estén los afganos, las afganas y los español@s, juntos para poder trabajar bien.
Las tareas de Esperanza de Libertad
1.- Rescate
¿Es un grupo grande o pequeño?
Somos un grupo pequeño. Somos varios afgan@s. También tenemos un grupo de mujeres españolas que se llama “Rescate”. Es un grupo con el que hemos ayudado a muchas mujeres (35) a salir de Afganistán. En este grupo de rescate, entre amigas hemos empezado a recaudar dinero para pagar los billetes. Es muy difícil. Tienes que recaudar 5.000 €. Unas personas aportan 5 €, otras 100 o 500. Los 5.000 € consiguen traer 9 personas. A las últimas chicas no les dejaron salir de Dubái. Se quedaron 3 días retenidas en el aeropuerto de Dubái. Tuve que pagar 700 € de mi bolsillo para que pudiesen salir de Dubái a España. También tuve que llamar al Ministerio de Exteriores y a la embajada de España en Dubái. A algunas chicas les hemos pagado el alquiler durante 3 años en Pakistán porque allí no podían trabajar.
Los trámites los suelo hacer yo, conseguir visados, entrevistas con la embajada de España en Irán o Pakistán, conseguir los billetes, …
Entonces, traéis a gente que ya está fuera de Afganistán, de Irán y de Pakistán.
Sí, en Afganistán no se pueden hacer los trámites se hacen aquí, en Afganistán no hay embajada española.
2.- Artesanía de mujeres afganas
¿Algún trabajo más?
Como mi familia no está a mi cargo, puedo hacer lo que quiera con mi salario. Entonces, empecé con muy poco dinero mandándolo a Afganistán para que las mujeres compren materiales con los que hacer artesanía para vender aquí.
Esto está yendo muy bien. En las charlas la artesanía se vende muy bien. Empezamos con 1 mujer y ahora tenemos a 10 mujeres trabajando. Ahora estamos intentando ver cómo mejorar las ventas on-line. El dinero que se recauda aquí lo mandamos a las mujeres en Afganistán.
Hemos decidido educarlas y empoderarlas dentro de sus casas. Si fuera no pueden, entonces nosotras tenemos que llegar a sus casas.
¿Esto es legal?
Es ilegal. No les permiten trabajar. Por lo tanto, lo hacen dentro de su casa, nos lo mandan aquí por agencias de correos. Y nosotras les mandamos el dinero a las mujeres, no a los maridos, a las mujeres.
¿Entonces, los maridos tendrán que darles algo de apoyo?
Sí porque ellas ganan dinero, ellos tienen que apoyarlas, les interesa.
3.- Difusión
¿Hacéis alguna cosa más?
Damos charlas y entrevistas para difundir la realidad de las mujeres en Afganistán.
4.- Educación clandestina

Ahora estamos hablando con Fundación Telefónica y con Fundación Caixa porque nos quieren apoyar en este proyecto, financiándolo.
En Marzo, en Afganistán, empieza el curso escolar, hasta Diciembre. Tenemos que tener el proyecto preparado para estas fechas.
Lo vamos a hacer por una plataforma on-line. Pero tenemos que mandar dinero a Afganistán porque es necesario pagar a las profesoras que ahora en Afganistán no tienen trabajo. Tenemos que financiar internet porque a las familias afganas, desafortunadamente, no les interesa la educación de las niñas. Por ello tenemos que pagar mensualmente el internet de las niñas para que aprendan. También tenemos que financiar los materiales: libros, cuadernos, bolígrafos, … Todo.
Queremos empezar el proyecto con 10 niñas. Si hay financiación, con más. Ojalá podamos hacer bien el proyecto, en buenas condiciones, con 100 niñas.
Tendríamos que mandar el dinero allí. Allí es barato. Con 100 € de aquí, allí una familia con 3-4 personas pueden vivir un mes.
Yo mando dinero allí para algunas familias con el dinero que me pagan por las charlas.
A mí y a otr@s amig@s nos gustaría ayudar en este capítulo. En concreto, yo quisiera colaborar con la idea de educación en clandestinidad, sobre todo para hacer educación en la clandestinidad.
5.- Español para mujeres afganas en Madrid
Nosotras queremos también apoyo para dar clases a las mujeres afganas que han llegado aquí y necesitan aprender español. No es fácil enseñarlo, escribir es aprender un nuevo alfabeto. Muchas mujeres no han aprendido español porque no entienden aún nada porque sólo les hablan en español y les resulta muy complicado.
Ahora una amiga me ha ofrecido una oficina para poder dar charlas o clases.
6.- Apoyo a las personas refugiadas
Les proporcionamos a las personas exiliadas aquí ropas, zapatos, … Lo que necesitan.
Khadija, muchas gracias por tu trabajo y por tu valentía. Eres un ejemplo.
(En este enlace os dejo 70 artículos que ha escrito Khadija para 20 minutos sobre la situación de Afganistán y sus mujeres.)













