21 de octubre 2025, El Espectador

Sólo alguien que ha visto el peligro muy de cerca y sabe que para ejercer el valor y el periodismo lo primero es estar vivo, le dedica un premio a la bala que no llegó.

Así es Daniel Coronell, el periodista colombiano que en el siglo XXI ha sido faro y derrotero de la independencia que exige este oficio; el maestro inolvidable; el compañero de vida de la Tata, una mujer brillante; el papá de Raquel (niña genio del periodismo que ha resistido las más duras pruebas de la maldad humana y de una difícil enfermedad); y de Rafael, a quien antes de viajar a su universidad al otro lado del mar, sus juguetes de infancia le desearon feliz mundo y feliz todo. Daniel recibió este sábado el gran premio a la Libertad de Prensa otorgado por la SIP, Sociedad Interamericana de Prensa versión 2025.

En su discurso habló de los 169 periodistas asesinados en Colombia y en sus palabras volvimos a ese 17 de diciembre que le quitó la vida a Guillermo Cano, el Señor de esta casa, el director y editorialista que escribió con una tenacidad inagotable contra el poder corrosivo del narcotráfico y la penetración de las mafias en la política; el desmoronamiento de una sociedad que se fue acostumbrando a la presencia ensordecedora de los capos, a los sicarios que hervían y bendecían las balas mientras se ajustaban el escapulario, y a los votos y los vetos comprados por los carteles de Medellín y de Cali. Hasta su último día, poco antes de los disparos que atravesaron su cuerpo y su camioneta cargada de regalos de navidad, Guillermo Cano escribió sobre la muerte anunciada, la suya, la de la ética de un país asediado por bombas y amenazas.

Daniel Coronell ha ejercido, estudiado y enseñado en Bogotá, Madrid, Zurich, Stanford, Berkely y Miami; siempre riguroso, serio y comprometido con la investigación sin sesgos ni mordazas, Daniel ha denunciado y desmenuzado con su lupa crítica y con su obsesión por contrastar y confirmar fuentes y versiones, los peores hechos de corrupción que ha sufrido Colombia: La Yidis política, Agro Ingreso Seguro, Saludcoop, las chuzadas del DAS, la zona franca de los hijos del expresidente Uribe. En fin, no hay corrupción en Colombia que no haya pasado por su mirada escrutadora y exigente, que tantas veces ha alertado (léase despertado) a una ciudadanía que necesita personas como él para que no nos pase lo del sapo hervido.

Hace 16 años Daniel Coronell fue mi maestro en la especialidad de periodismo de la Universidad de los Andes. Dos profes no me dieron clases sino lecciones: Jorge Cardona, máximo conocedor de la historia y la esencia liberal, intelectual y libertaria de El Espectador y de la familia Cano; y Daniel Coronell, el columnista, el docente y director de medios y cadenas que ha ejercido e irradiado (para gratitud de algunos y pavor de muchos) su vocación y convicción de investigar y sin conveniencia ni connivencia, denunciar la realidad.

Este sábado en Punta Cana en el marco de la asamblea general de la SIP, el mexicano Roberto Rock director de La Silla Rota, entregó el gran premio a la Libertad de Prensa al Presidente de Noticias de Univisión, Daniel Coronell. “Daniel no solo ha informado, sino que ha inspirado a generaciones de periodistas a no claudicar ante la intimidación, a ser rigurosos y a recordar que nuestra única lealtad debe ser con la verdad”. Me consta.

Felicitaciones, profe. Su coherencia no deja una rendija sin explorar ni una telaraña sin remover: en el periodismo digno, ni la mentira ni presiones y descalificaciones generadas en el poder o en el contrapoder político, social, económico, legal o ilegal, lograrán apartarnos del compromiso que firmamos con la verdad y la independencia.

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