Algunos de los lemas de la jornada del pasado 10 de septiembre, un día particular para dejar claro que no estamos de acuerdo con el plan de austeridad previsto por el señor Bayrou para reembolsar la deuda. Un ex primer ministro que responsabiliza a los franceses de este descalabro, mientras exonera ampliamente a sus predecesores y al propio jefe del Estado.

Ese día fue una auténtica victoria popular, pues vale la pena saludar a este ciudadano, uno solo de entre nosotros, que logró sacar a la calle a unos 200.000 compatriotas en toda Francia, él solo. Sin contar los 80.000 policías desplegados: ¡un récord! Nada mal para un solo francés.

Y con HK y Les Saltimbanks, que rindieron homenaje a Stéphane Hessel –gran resistente, diplomático y militante político francés, autor del manifiesto ¡Indignaos! en el que anima a las nuevas generaciones a mantener vivo el poder de la indignación–, la jornada continuó en un momento festivo y combativo, con estas palabras que resonaron con fuerza:

¡Indignaos!

Me levanté una mañana, día sombrío de existencia,
al silencio respondí con mi voz y con mi puño en resistencia.
Vi a muchos subir a trenes, perderse en la niebla inmensa:
ni cómplice ni testigo pude ser, elegí la resistencia.

Un camino empedrado de esperanza, de hombres y mujeres en pie,
una elección tan evidente: la horca… o defenderse de ella a fe.
Volví desde tan lejos, agradezco a mi estrella fiel,
la muerte me olvidó en su viaje: en Dora y en Buchenwald cruel.

Tengo 93 años, sé que mi fin no está tan distante,
93 años de memoria, cuidadla como un diamante.
La indignación es obstinada, en un mundo en guardia, hosco,
sed de los que marchan contra el viento, ¡indignaos, amigos, con rostro!

¡Indignaos! ¡Indignaos!
Es un viejo el que os habla,
alza su estrella, ¿lo escucháis?

10 septembre 2025- Paris -Bloquons tout
¡Indignaos! ¡Y bloqueemos todo!
¡Indignaos! ¡Y bloqueemos todo!

¿Creéis acaso que hoy faltan motivos para alzarse,
cuando vivimos a crédito bajo dictadura de bancos y balances?
El dinero manda a los accionistas, ellos a los presidentes,
y éstos ordenan al pueblo cumplir dócilmente.

Comida que no se vende, tiradla toda al cubo inmundo,
y sobre la montaña de basura, echad lejía por segundos.
Ese es el mundo que tenemos: absurdo, cruel, sin clemencia,
hasta que la pobreza llame a la puerta con su presencia.

Los derechos humanos en barbecho, vendidos en trozos pequeños,
mientras la crisis alimentaria se prolonga ante lo eterno.
Pero ¡milagro!, aparecen miles de millones en un segundo
para salvar al rey dólar y a los banqueros de este mundo.

¡Indignaos! ¡Indignaos!
Es un viejo el que os habla,
alza su estrella, ¿lo escucháis?

¡Indignaos! ¡Y bloqueemos todo!
¡Indignaos! ¡Y bloqueemos todo!

Nuestras cadenas son menos visibles que en los días de la esclavitud,
pero los espíritus están sitiados: ¿qué hicieron de nuestra virtud?
Competencia sin límite, amnesia universal,
consumo masivo anestesia a la juventud total.

Es tiempo, amigos míos, de encender de nuevo las estrellas
que guiaron toda su vida a este viejo que os habla desde ellas.
Fui aquel armenio, sigo siendo judío alemán,
soy el pueblo palestino: la justicia es mi único afán.

Sed ciudadanos sin fronteras de los pueblos que se alzan,
contagiad la tierra entera de vuestros sueños y balas de esperanza.
Indignaos, es vuestro derecho, y en memoria de quienes ya no están,
que mueren aún por no tenerlo: el derecho es deber, en verdad.

¡Indignaos! ¡Indignaos!
Es un viejo el que os habla,
alza su estrella, ¿lo escucháis?

(Stéphane Hessel –gran resistente, diplomático y militante político francés, autor del manifiesto ¡Indignaos!)