El luminoso y vitalista Parque de San Telmo se transformó en una ola de clamor y denuncia cuando arrancó este martes 19 de agosto, a las ocho de la tarde, la cacerolada organizada por activistas por Palestina. Decenas de personas recorrieron con ollas, calderos, tapas y cucharas la calle Triana, pasaron por El Soco, la Plaza de Las Ranas, la Biblioteca Insular y culminaron en el Gabinete Literario, sumando pasos, voces y mostrando fotografías del genocidio que el gobierno de Israel está cometiendo en Palestina y recordando la campana internacional BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones).
Durante el trayecto, se realizaron paradas frente a comercios y entidades señaladas como colaboradoras de Israel, denunciando que “su economía sostiene el genocidio contra el pueblo palestino”. Rescatar el apoyo emocional de quienes estaban en los bancos de la calle Triana y las dos mujeres saharauis que se sumaron con los cánticos a un tramo del recorrido, creando una hermosa esperanza en los rostros de las mujeres palestinas que compartían la cacerolada.
Otro de los momentos emotivos se vivió ante el espacio artístico donde la pintura y activista Bianca, plasma cada día rostros del pueblo palestino y frases que llaman a la humanidad y al cese del genocidio. Allí se mezclaron silencio, lectura de mensajes y la potencia de los cánticos.
Las calles resonaron con consignas directas y conmovedoras: “Boicot Israel”, “Israel asesino, mata niños palestinos”, “No es una guerra, es un genocidio”, “Esas prendas están manchadas de sangre”, “Viva la lucha del pueblo palestino”, “Sin solidaridad, no hay humanidad”.
Más allá de esta denuncia local, la acción se enmarca en una estrategia global. Las personas que se manifestaban expresaron su apoyo a la Flotilla Global Sumud, prevista para zarpar el 31 de agosto desde diversos puntos hacia Gaza, en la que decenas de barcos de más de 40 países buscarán romper el bloqueo y abrir un corredor humanitario. Esta flotilla, impulsada por organizaciones internacionales y respaldada por activistas como Greta Thunberg, representa un nuevo capítulo en la lucha por la dignidad y la libertad del pueblo palestino.
Así, entre cacerolada, arte sobre el suelo, gritos y pasos, la protesta en Las Palmas de Gran Canaria se convierte en parte de una resistencia internacional que, desde lo local, recuerda: “sin solidaridad, no hay humanidad”.
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