Por Blanca Cornejo

Fue una semana llena de emociones y encuentros donde la consigna “la utopía sigue vigente” resonó fuerte entre los pobladores y asistentes a las actividades que se realizaron en memoria de
los detenidos desaparecidos y ejecutados políticos en Villa Francia, un barrio popular ubicado al sur poniente de Santiago. Las actividades culminaron el domingo 20 con una liturgia en la Capilla Cristo Liberador en la cual se planteó e insistió en que los caídos están vivos en cuanto los recordamos siempre y la vida prevalece en los que recuerdan, en los que resisten como las madres buscadoras en México, las madres de la Plaza de Mayo en Argentina, y en cada lugar donde un familiar busca a un detenido desaparecido.

Durante el encuentro se recordó la pregunta ¿Caín, dónde está tu hermano?, con la que se cuestionó a la dictadura chilena en 1978 durante el Simposio Internacional de Derechos Humanos
realizado en Santiago y que se mantiene plenamente vigente. Por ello, durante el oficio, a los nombres de Eduardo Lara, Enrique Toro, José Villagra y René Menares, cuatro detenidos
desaparecidos de Villa Francia en la década del 70, el Movimiento contra la tortura Sebastián Acevedo aportó los de Hugo Arispe, Ricardo Harex, José Huenante, Ramón Pacheco, José Vergara, Jean Fedor Louis, Geraldo Monarez y Julia Chuñil, los ocho desaparecidos en los gobiernos postdictatoriales de Ricardo Lagos, Michelle Bachelet, Sebastián Piñera y Gabriel Boric.

Foto de Claudia Lara

La resurrección es una insurgencia, una resistencia. Traer a los que lucharon a nuestras luchas de hoy, a lo cotidiano es una bofetada al poder de la muerte. Así lo planteó el sacerdote Fernando Díaz durante la prédica dialogada en el oficio religioso. “Es a partir de, primero que nada, una resistencia a que la última palabra es la muerte. Es abrirse a desafíos serios, que a Dios sí le importan realmente los muertos, le importan las víctimas. Que la resurrección no es solamente una fórmula de consuelo, es la rebeldía frente al poder de la muerte. Hoy en día diríamos que es la reacción frente al poder de la necropolítica que venía ya desde la época de los romanos: eliminar, matar a todo aquel que se opusiera a esta gran propuesta que era el Imperio Romano y su proyecto colonial que siguió y sigue de muchas maneras aquí en América Latina donde la oligarquía tiene el poder de la vida y la muerte de todos los pobres de la tierra.

Al afirmar la resurrección como insurrección, al afirmar la resistencia como la base de la resurrección se desafía un modelo de tiempo lineal que es propio del Imperio y de la modernidad nuestra donde las víctimas van quedando atrás y se tornan insignificantes, pasan a ser hechos históricos, primitivos, pueblos primitivos, subdesarrollados, toda esta subordinación que hay y vamos avanzando hacia una modernidad, hacia un progreso”. Precisó que resistir en la defensa de la vida y en la promoción de la vida, eso es insurrección. Morir es parte de un proceso, pero se puede resistir a todas las injusticias, a la verdadera muerte que es pactar con el mal, pactar con la injusticia, con la violencia. Por ello, planteó, la Resurrección empieza a descolonizarse y a ser una fuerza aquí y ahora. Hay que recuperar a Dios en el más acá, dentro de la historia, un Dios de la vida, de las luchas y desde los pequeños, sobre todo desde las praxis de los pobres, de las pobres, concluyó.

Claudia Lara, hija de Eduardo Lara detenido desaparecido desde julio de 1974, comentó que desde el primer momento de la detención de su padre y de cada uno de los desaparecidos, la comunidad Cristo Liberador siempre estuvo presente y los ha recordado a lo largo de los años a través de la Liturgia. Destacó que si bien ha bajado la participación en las parroquias, hoy sí hay más grupos de jóvenes y organizaciones que se están rearticulando. Detalló que durante la semana se realizaron conversatorios, un acto político cultural y un mural, actividades que contaron con la activa participación de los hijos y nietos de los detenidos desaparecidos de Villa Francia, así como de jóvenes del sector.

Foto de Blanca Cornejoa