Codelco es la principal empresa minera del Estado chileno. Produce más de 1,4 millones de toneladas de cobre al año, representa cerca del 8% de la producción global y constituye uno de los pilares fiscales más importantes del país. Anglo American, multinacional con sede en Londres, opera Los Bronces, una de las minas más relevantes de Chile. Durante décadas, ambas compañías han coexistido en una frontera minera invisible. Ahora, bajo el nuevo Memorándum de Entendimiento (MOU), cooperarán formalmente.

El acuerdo de Máximo Pacheco

Firmado en febrero de 2025, el MOU entre Codelco y Anglo American busca coordinar operaciones entre División Andina (Codelco) y Los Bronces (Anglo American Sur), explotando en conjunto un yacimiento contiguo de alta ley mineral. El proyecto considera crear una entidad operativa conjunta (OpCo) que permitirá sumar alrededor de 120.000 toneladas anuales adicionales de cobre entre 2030 y 2051. El valor proyectado asciende a US$5.000 millones antes de impuestos.

Se estima que Codelco podría percibir en promedio unos US$120 millones anuales, es decir, unos US$10 millones mensuales. Para una empresa que factura más de US$1.600 millones por año (como en el caso de Andina en 2023), este ingreso representa menos del 8% de su facturación. Un aporte que, por sí solo, está lejos de ser una transformación estructural.

Relación histórica, conflicto y convergencia

La relación entre Codelco y Anglo American no ha sido siempre de cooperación. Años atrás, durante el primer gobierno de Sebastián Piñera, se produjo un litigio millonario por la compra de acciones de Anglo American Sur. Codelco intentó ejercer una opción de compra que le habría permitido controlar hasta el 49% de esa filial. La operación fue frenada por una maniobra financiera de Anglo, que vendió parte de sus acciones a Mitsubishi para bloquear la entrada del Estado.

Ese episodio marcó un quiebre institucional y dejó claro que Anglo American no estaba dispuesta a ceder poder. Hoy, más de una década después, se firma un acuerdo de cooperación que omite toda referencia a aquella disputa estratégica. El olvido institucional no es ingenuo: encubre una renuncia sin explicación.

Un acuerdo sin urgencia

La operación conjunta proyectada para 2030 o 2035 llega en un momento crítico para la minería chilena. La estatal enfrenta caídas de producción, sobrecostos y retrasos en sus proyectos estructurales. El MOU plantea beneficios a una década de distancia, cuando Chile necesita resultados inmediatos. Firmar hoy un compromiso que solo rinde frutos en 2035, sin garantías vinculantes, evidencia un desfase estratégico.

Codelco se enfrenta a su propia urgencia: producir más, invertir mejor, sanear sus cuentas. Pero esta alianza, en lugar de resolver problemas estructurales, parece diseñarse como una estrategia de imagen. Se comunica como una gran alianza estratégica, pero es en realidad una solución parcial, tardía y con rendimientos inciertos.

Un OpCo sin integración real

A pesar del discurso de cooperación, el OpCo no es una verdadera joint venture. Cada empresa conserva la propiedad absoluta de sus concesiones, instalaciones, personal y contratos. La nueva entidad solo operará en una zona común, sin integrar procesos o gobernanza. En la práctica, se trata de una sociedad de ejecución con arquitectura institucional débil y sin una autoridad clara en caso de divergencias.

No hay integración societaria ni consolidación de activos. Solo un marco de operación compartido, con altos riesgos de conflicto operativo, ambigüedad regulatoria y escasa sinergia real.

Alta ley, baja anticipación

La zona de explotación conjunta posee leyes minerales cercanas al 1%, muy por sobre el promedio nacional. Esa condición explica el interés de ambas partes. Pero también obliga a preguntar por qué Codelco no explotó antes esa cuña de alta ley. ¿Faltó inversión? ¿Hubo negligencia? Si era viable, y se optó por compartir, alguien debe explicar esa omisión estratégica.

El concepto de “alta ley” implica que el valor contenido por tonelada extraída es superior al promedio, lo que permitiría obtener mejores márgenes incluso en un contexto de precios bajos. Sin embargo, Codelco demoró años en actuar sobre ese potencial. Hoy aparece como socio tardío y dependiente de una alianza para poder acceder a lo que siempre fue suyo.

La opción de compra: ¿una renuncia implícita?

Uno de los puntos más delicados es la omisión sobre la opción de compra que Codelco mantenía sobre Anglo American Sur. Ese derecho, heredado desde el gobierno de Piñera, podía ser clave para aumentar el control público sobre la cuenca. El silencio del MOU al respecto genera sospechas. ¿Fue cedida de facto? ¿Está supeditada al éxito de este nuevo modelo? ¿Por qué no se aclara?

En 2011, esa opción fue tasada en más de US$6.000 millones. Era un instrumento estratégico para el Estado chileno. Hoy, simplemente desaparece del lenguaje oficial. Esa desaparición no es técnica. Es política.

Anglo American y la deuda ambiental

Los Bronces ha sido objeto de diversas sanciones ambientales en los últimos años. Entre ellas, manejo inadecuado de relaves, drenaje ácido y conflictos por uso de agua. El acuerdo no exige remediación previa ni establece compensaciones por daños. Codelco está firmando con una empresa con pasivos ambientales abiertos sin condicionar el pacto a su regularización. Se pierde una oportunidad de ejercer soberanía ambiental.

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Los glaciares siguen sin protección

El impacto sobre los glaciares y ecosistemas cordilleranos ha sido denunciado por diversas organizaciones. El uso de agua, aunque provenga de desalinizadoras, afecta equilibrios hídricos. El MOU no entrega estudios, ni fiscalización, ni planes de mitigación verificables. Se invoca una sostenibilidad teórica que no se sustenta en mecanismos reales de control. Y mientras las cuencas se secan, la institucionalidad guarda silencio.

Falta de transparencia en la negociación

El acuerdo fue diseñado entre 2022 y 2024 bajo absoluta reserva. No hubo consulta sindical, ni informe ciudadano, ni revisión parlamentaria. La OCDE ha recomendado transparencia en empresas estatales. Este pacto va en sentido contrario. Su divulgación tardía y parcial debilita la confianza en la gestión de los recursos nacionales.
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Codelco como ejecutor, no como rector

El acuerdo entrega ingresos adicionales a Codelco, pero debilita su rol como empresa rectora de la minería chilena. Se presenta como socio técnico, operador logístico o facilitador de infraestructura. La visión estratégica de Codelco como articulador del interés nacional queda subordinada a una alianza comercial con una transnacional. Es la diferencia entre administrar una infraestructura y gobernar un recurso.

¿Cooperación o concesión disfrazada?

Sin participación ciudadana, sin garantías ambientales, sin claridad jurídica, el MOU se parece más a una concesión encubierta que a un modelo de cooperación. Si el Estado no fija los límites, las grandes empresas lo harán. Y el cobre de Chile terminará regulado por Excel, no por soberanía.

La revisión es una obligación

Aún hay tiempo para corregir. Revisar el MOU, establecer mecanismos claros de cumplimiento ambiental, exigir transparencia contractual, condicionar el acuerdo a la opción de compra, incorporar fiscalización ciudadana y fortalecer el rol técnico y estratégico de Codelco es urgente. El Estado no puede comportarse como un actor menor.

El cobre no se regala, se gobierna

Chile tiene los recursos, el capital humano y la capacidad industrial para liderar una minería sustentable y soberana. Pero eso requiere decisiones políticas. El cobre no se entrega. Se defiende con estrategia, con transparencia, con instituciones fuertes. Y sobre todo, con un sentido profundo de lo que significa tener un recurso que el mundo necesita.

Epílogo

No hay justificación para que el Estado chileno firme acuerdos opacos, sin garantías y con beneficios marginales. No es cooperación si no hay soberanía. No es desarrollo si se da la espalda al control público.

El MOU puede ser corregido. Pero no basta con optimismo. Se necesita voluntad. Y memoria. No Porque cuando se repite el error de entregar lo propio a cambio de migajas, la historia no perdona.

El cobre no se regala. Se gobierna con dignidad….