Por: Isabelle Bourgeois.

Acabo de regresar de Madrid donde me encontré con mi amigo Rafael De La Rubia, organizador de la Primera Marcha Mundial por la Paz y la No violencia, en la que también participé: 3 meses, 75 países recorridos, 60 vídeos realizados y una de las más bellas aventuras de mi vida.

El propósito de mi visita era reflexionar sobre la posibilidad de preparar una Segunda Marcha Mundial, más amplia e interactiva con los ciudadanos de todo el mundo. Durante dos días, me sumergí en el mundo de los «libertarios anarquistas no violentos», los fundadores del «Podemos» y los manifestantes pacíficos del 15 de Mayo (mitin de los Indignados españoles). ¡Ni comunistas, ni fascistas, ni capitalistas, ni liberales, ni marxistas, ni políticos todistas! Solo mentes deseosas de seguir siendo libres o re-aprender a serlo. Seres humanos que piensan en otros seres humanos. Personas que aspiran a una sola nación unida…

Visité un enorme almacén convertido en lugar cultural alternativo donde cientos de madrileños se ocupan, lejos de los medios de comunicación, de promover el surgimiento de una nueva conciencia. Casi durante las 24 horas, este lugar es un hervidero de esperanza. En sus pasillos subterráneos, decorados con arte callejero, cobran vida y se debaten los grandes y ardientes temas socio-culturales de nuestro tiempo: el medio ambiente, los derechos humanos, la reforma de las Naciones Unidas, reapropiación del poder sobre la propia vida, independencia económica, mujeres en la guerra, los migrantes, educación para todos, etc. Mientras que los medios de comunicación nos adormecen o condicionan a través del entretenimiento y la información unilateral y dirigida, miles de ciudadanos anónimos trabajan en las sombras para abrir sutilmente y con paciencia las compuertas de la luz. Los invito a observar algunas fotos de este lugar de ebullición.