Las teorías de Quinton, con sus Leyes de la Constancia, nos dieron una visión del origen humano y de la salud basada en la Vida y en el equilibrio holístico (tratar a la persona como un todo, como una entidad y no por partes separadas). En cambio la teoría de los gérmenes de Pasteur (que en aquellos años de 1904 competían intelectualmente en igualdad con las ideas de Quinton), se centraban en la competitividad, en la lucha,  el desequilibrio y la muerte. El plasma de Quinton, sin embargo, fortalecía el organismo en su conjunto. El suero de Pasteur (las vacunas) intentaba aniquilar un tipo de microorganismo concreto declarado enemigo, era específico y, por tanto, no servía para destruir otro microbio diferente. Sin embargo, Quinton, desarrollando sus Leyes de la Constancia y fortaleciendo el terreno donde la célula vivía, demostraba que ningún germen patógeno podría vivir en el mismo, por lo que actuaba directamente fortaleciendo todo el cuerpo de cualquier sustancia invasora.

Pronto el plasma de Quinton curó gran número de enfermedades que se habían creído incurables y que la medicina de su tiempo y las técnicas de Pasteur ni podían tratar. El poder económico por su parte no iba a financiar curas 100% eficaces como el agua del mar que además era gratuita.

El doctor veterinario Angel Gracia, fue un gran difusor de los beneficios del agua de mar, un discípulo junto con otras personas incluida la Doctora Teresa Illari, que en Nicaragua tiene abiertos numerosos dispensarios marinos que curan a los enfermos y que están autorizados por el Ministerio de Sanidad que proporciona agua de mar para esos dispensarios del interior del país. O también Francisco García Donas, que luchaba con intensidad para que se abrieran oasis marinos para paliar el hambre en el mundo.  Han sido junto a mi humilde persona y la Fundación AquaMaris, los que hemos rescatado las enseñanzas de René Quinton acompañados de grandes difusores como Miguel Celades o el Proyecto Matriz.  Hoy día ya hay empresas que venden el agua de mar tratada e incluso la Fundación de René Quinton  que predica los grandes beneficios del agua de mar o la red que ayudé a montar sobre todo en Latinoamérica bajo el paraguas de OMDIMAR y que después fue autónoma organizándose en grupos que siguen activos, extendiendo los beneficios del agua de mar y llamándose Promotores del agua del mar.

Ángel Gracia nos acaba de dejar y García Donas nos dejó hace años. Pero los libros de Ángel permanecerán siempre,  como el ímpetu de Donas por ayudar al mundo para paliar el hambre. Personas que han trabajado de manera altruista y que su huella solo ha sido difundida en muy pequeños foros, que además son tachados de ir contra el sistema. ¿Acaso también iba contra el Sistema René Quinton que era alabado por la sociedad francesa, que levantó una estatua en su recuerdo, que en su entierro asistieron todas las altas autoridades de Francia, donde  se abrieron numerosos dispensarios marinos y se inyectaba agua de mar para curar enfermedades? Un especialista que fue llamado por Egipto para controlar el cólera que les invadía con tratamientos con agua de mar, país en el que el Ministerio de Sanidad autorizó las vacunas a los niños de agua de mar por aquella época.

Ángel Gracia nos ha dejado, pero su energía, su pasión por enseñar y demostrar los conocimientos de Quinton, son ya historia y nadie podrá borrar (aunque sí ignorar)  los grandes beneficios del agua de mar.

“Tras la huellas de René Quinton” (1866-1925)” es una obra completa, con cientos de fotografías, documentos, que muestran quién era y qué hacía René en aquella época cuando la ciencia despertaba y era para todos. Fotografías de cómo estaban sus pacientes antes del tratamiento con inyecciones de agua de mar y cómo quedaban después. En el libro, se nos demuestra que el agua de mar es un  medio que puede salvar la vida a millones de personas. ¿Pero por qué no se ha continuado con el legado de René? Que cada uno saque su propia conclusión. El libro es un documento único, que ha sido editado por la Fundación Rene Quinton y AGAMI-Editions de París, y no tiene desperdicio alguno, además de abrir los ojos ante tan tremendo legado olvidado.

Ángel Gracia y Francisco García Donas ya se han unido en la sala del Gabinete de Historia Natural de ese otro universo oculto y pueden sin duda hablar abiertamente de sus experiencias y del por qué a los enfermos se les prohíbe el plasma marino de agua de mar sustituyendo al suero actual.

En el primer encuentro internacional realizado en Tenerife en 2001, la doctora María Jesús Clavera expuso una ponencia con el título: “El uso del agua del mar en pediatría” concluyendo que “el plasma marino está especialmente indicado en toda patología aguda o crónica en la que esté involucrado el aparato digestivo, mucosas, piel, así como el sistema inmunitario (infecciones o alergias)” y termina diciendo que “en los países con escasez de recursos, el agua de mar tiene un gran valor como nutriente en sí misma, como rehidratante y como un importante agente anti-infeccioso natural”.

En diciembre de 2004, coincidiendo con el 2º Congreso Internacional del Agua de Mar en el que participaron 22 universidades, se celebró una experiencia única. El Primer Naufragio Voluntario, en el que 7 “náufragos voluntarios”, unos durante cuatro días y otros siete, siendo Ángel Gracia uno de ellos . Sobrevivieron sin agua dulce ni alimento, consumiendo exclusivamente agua de mar, demostrándose ante la comunidad científica internacional el poder nutricional celular del agua de mar, suficiente para que un náufrago sobreviva en alta mar con agua hipertónica (consumición directa), sin necesidad de beber agua dulce, quedando desmentida la creencia popular de que quien tenga un naufragio y beba agua de mar morirá o se volverá loco. No solo se hidrata el náufrago, sino que se nutre celularmente. Se acabó también con el mito en el que se sustentan las estadísticas que señalan cómo el 90% de los náufragos mueren al tercer día. Además de hidratar el organismo mitigando su sed, el agua del mar inhibe la sensación de hambre. Ángel Gracia nos lo cuenta en su libro que se puede bajar en formato pdf titulado  “Manual del náufrago”.

Los dispensarios marinos que nuevamente se están abriendo, aunque muy lentamente, deberán ser un complemento a la medicina del futuro, un bienestar del ser humano que tiene a su alcance elementos gratuitos y en abundancia, para reforzar su salud. A la mayoría de los humanos, el mar nos atrae, nos fascina, nos encanta escuchar su canto cuando las olas chocan en los acantilados o se deslizan suavemente por la arena fina de las playas. Dentro de nosotros se activa nuestro recuerdo escondido, nuestro reconocimiento de dónde procedemos, nuestro recuerdo celular que siente como el mar es su infinita casa, su origen, la vida misma.

Nuestro cuerpo tiene un 70% de agua de mar isotónica. Nuestras lágrimas, el sudor, la sangre… es salado. El agua del mar baña todos nuestros organismos internos. Por ello, tomar agua de mar es renovar nuestros líquidos internos y proteger el medio interior para que ningún germen pueda alterar nuestra estructura.

El agua del mar debido a su densidad nos facilita la relajación muscular, mejora la capacidad respiratoria, ayuda en la eliminación de toxinas, mejora la circulación sanguínea, por su alto contenido de sodio es de gran ayuda en la recuperación muscular, en el agua los esfuerzos del corazón son menores, alivia dolores reumáticos y musculares, los baños en agua del mar son buenos para combatir la psoriasis, su alto contenido de magnesio es muy efectivo para ayudar a calmar la ansiedad, revitaliza los tejidos y equilibra y retrasa el envejecimiento de la piel. La brisa marina y los paseos por la arena ayudan a nuestro organismo a mantenerse bien. El aire a la orilla del mar tiene condiciones muy especiales pues está cargado de iones negativos generados por las olas del mar, teniendo efectos relajantes y antidepresivo.

Los dispensarios sirven para la distribución del agua de mar a las personas que utilizan la terapia y en la que se efectúan diversas actividades educativas, promoviendo el conocimiento sobre el potencial inmenso del agua de mar como nutriente excelente.

El mar y sus propiedades curativas y nutricionales es un legado que Quinton dejó para la humanidad, un legado que se ha querido ignorar a propósito con el ocultamiento de la vida de René, con el olvido de haber salvado la vida a miles de personas en Francia y que hoy está ocurriendo lo mismo en Nicaragua al permitir su gobierno la toma directa de agua de mar.

Las enseñanzas de René Quinton debería ser un  patrimonio de todos, poniéndose en práctica en todos los rincones de la Tierra para el beneficio  de la humanidad.

El agua del mar es una vía para la felicidad de muchas personas y que ningún gobierno ni multinacional nos pueden robar.

 

Nota del Autor:

Para información complementaria, cualquiera que esté interesado sobre el plasma marino y sus beneficios, además de leer los libros de Ángel Gracia como la “Dieta del Delfín”, os podéis bajar de forma gratuita, mi libro “La mar. Agua de la vida” que ya tiene 2.012 descargas.