Hojas caídas es el título de mi nuevo libro, esta vez de poemas y prosa poética donde se desnuda parte de mi corazón y abordo sentimientos que la vida nos depara en cada momento, en cada instante, en cada hoja caída del árbol de la sabiduría que todos guardamos en lo más íntimo de nuestro ser.

Cuatro son los capítulos o apartados en los que he dividido mis poemas, buscando de esa forma un orden más o menos elegante para la comprensión y seguimiento de lo que quiero expresar. Cuando hablamos de la poesía, es difícil catalogar un tema en concreto, ya que los mismos versos van volando de sentimiento en sentimiento, dejando caer las lagrimas o las sonrisas, volando la imaginación rítmica, buscando muchas veces emociones en un mismo poema.

La belleza de este género se encuentra en la libertad de las palabras, en las metáforas, en la rima, en la pasión de escribir, en dejar sin terminar una historia o vagar sin rumbo por el cosmos del universo, jugando con las estrellas de tu propio mundo, sintiendo la lluvia de letras donde ellas solas se van buscando para formar palabras y éstas en oraciones que reflejan una nueva inquietud.

Canto al mañana, recoge mensajes abiertos, donde las preguntas se juntan con respuestas injustificadas, con búsquedas de la verdad. Gritos de rabia se mezclan con la indignación, buscan soluciones que no encuentra y al final la resignación o el silencio son claros síntomas de  no poder luchar contra la evidencia y la ignorancia. Canto al mañana es un mensaje claro a veces de importancia, aunque otras, muy pocas, de libertad. La sociedad en la que vivimos, nos muestra día a día la agresión continua a todos nuestros puntos sensibles de humanidad. Canto al mañana, busca llegar no al corazón, sino a las propias neuronas que controlan la empatía y las sinergias, que poco a poco se van perdiendo en este mundo cada vez más alejado de la realidad.

Canto a la Tierra, nos lleva a abrir la ventana de nuestra existencia a la naturaleza, a esa clara visión de un mundo distinto al nuestro que se desarrolla ante nuestros ojos y al que muchas veces no prestamos atención. El poeta es sensible al medio natural. Recoge los frutos de su belleza y lo transmite con sus palabras a la cómoda estancia de una hoja en blanco para después convertirse en un cuadro vivo, donde un simple pájaro es protagonista de unos versos que realzan su semblante y nos adentra en la belleza de los paisajes. El bosque, el búho sabio, el grillo o la hormiga, se abren paso entre las hojas caídas de esta obra que he escrito para tu deleite. Paseando por el campo, la presencia de una mariposa, las nubes, el cielo azul o gris, los árboles, los insectos, las flores, el aroma… todo es un collage que se une, que expresa la hermosura y la perfección de una Tierra que sabe perfectamente cómo mantener sus recursos sin que el hombre mueva un solo pincel de su presencia. Sin el reino vegetal… ¿qué sería del mundo? Sin la biosfera y los ecosistemas ¿qué sería de la humanidad? Por todo ello, el canto a la Tierra es el mayor homenaje que podemos dar a nuestro querido planeta que nos acoge en su seno.

Canto a la esperanza, es una unión entre el mañana y la Tierra. Conociendo nuestras debilidades y entrando a formar parte en el espejismo hipnótico de nuestro corazón, buscamos respuestas a un camino que se torna en ocasiones abrupto y difícil de sortear. Ahí es donde entra la esperanza que nunca hay que perder. Esa magia que nos lleva a sentir la luz que nos quieren quitar o esa toalla que a pesar de las dificultades no queremos tirar, pues detrás hay grandes esfuerzos muchos de los cuales incluyen toda una vida. Aquí encontraremos sensaciones cansadas, objetivos acabados, anhelos incumplidos, confianzas inciertas, ilusiones que despiertan nuestro yo y nos sumergen en sueños sin cumplir, esperas abiertas donde el alma dibuja las alas de la libertad. Todo un sentir que cabe en la mochila del viajero, en el fondo estable de un corazón que aún late, que ve en el horizonte esa esperanza lejana que te hace seguir  luchando hasta encontrar el sentir de tu propia leyenda.

Canto al amor, es el núcleo final donde se une el mañana, la Tierra y la esperanza, donde confluye la sabiduría y emerge la lava de un volcán  que explota en pasión desenfrenada, en cariño marcado por la humanidad y la empatía de nuestros ojos y de los poros de nuestra piel. Cuando el afecto se une a la ternura, nuestras palabras se derriten y los versos vuelan más ágiles, más libres, buscando la felicidad y la simpatía, la amistad y la unión inseparable de ese universo que sólo sabe hablar de amar. El mundo en su conjunto ha olvidado el estandarte que debe brillar en todos nuestros actos, en todos los rincones  de la huella de la vida que vamos dejando marcados, según van pasando los años de nuestra corta presencia. El amor debe abarcar cada singladura que nos propongamos realizar, cada sentimiento que pueda desprender nuestro corazón, cada vela que despleguemos para avanzar con más rapidez por los mares del saber y los océanos de la coexistencia social.

Joaquín Araujo, poeta, naturalista y escritor, ha escrito la editorial de mi libro y entre otras afirmaciones dice: Pedro Pozas Terrados ha escuchado, incluso sin que se percatara, las infinitas sugerencias e insinuaciones del mundo que se expresa sin palabras. Por eso es uno más de los buenos traductores del lenguaje de la Natura, el que ahora más necesitamos escuchar pues de ello depende nuestra pacificación interior y, por supuesto, la desactivación del ingente poder destructor que tiene esta civilización, sorda y ciega… La Belleza de la POESÍA se corresponde con la demolida en la Natura. Por eso podemos considerarla un antídoto y a poetas como Pedro Pozas un sanador de la mejor faceta de lo humano”.

El escritor Miguel Galindo que prologa Hojas Caídas cita que: “Hojas Caídas está estructurado en cuatro estaciones, como la sinfonía de Vivaldi, puesto que es la música de las palabras: cuatro cantos en el nacer del día, maitines, laudes, prima y vísperas, como en los esclarecidos claustros de la sabiduría del recogimiento. En Pedro Pozas son el Canto a la Naturaleza, el Canto a la Tierra, el Canto a la Esperanza y el Canto al Amor… Y no es un capricho en un autor dónde, como los monjes con sus rezos, la naturaleza, la tierra, la esperanza y el amor se funden en su mismo y único concepto: la causa y el efecto, y el fin de todo. Es el alma del mundo…Porque no es un libro de comprar, leer y estanterizar (permítanme el palabro inventado, y sepan disculpármelo). Es un libro de cabecera, para leer a pequeños sorbos, paladeándolos y pensándolos; digiriéndolos, buscándoles hasta la médula”.

Mis versos, mis reflexiones, mis consejos si los hay, mis poemas o mis palabras que reflejan esta obra, pueden ser usadas con total libertad por quienes crean que con ello puedan alumbrar y ayudar a otras personas en su vuelo hacia su bienestar o la placidez de su confianza.

Espero que al adentrarte en esta aventura, en esta ventana llena de pasiones y también de amarguras, sientas con intensidad cada mensaje que quiero dar, cada señal oculta entre las líneas del jeroglífico literario, cada término que subrayo en mi ímpetu por mostrar la realidad y el coraje de mi pluma, cada vocablo altivo o cada lágrima que se desliza en mis mejillas surcadas por el dolor de un adiós o la expresión de un ayer.

Y ahora, te dejo remar en libertad en este mar de palabras que no es otra que parte de mi propia alma que se abre ante tus ojos, humilde y abiertamente, sin ocultar nada y abrazando la verdad. Mientras tanto y esperando cautivar tu mirada, ahora me toca recoger de nuevo las hojas caídas para seguir el ciclo de la vida.

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