Por Julián Solano

No hay duda alguna que los problemas sociales derivan, en gran parte, de la desigualdad de oportunidades. Las oportunidades tienen que ver con el acceso a renta. Sin renta no hay oportunidades. Renta es liquidez. Por lo anterior el problema de la pobreza es un problema económico. Separar política social y la economía es no solo un error, sino, evitar la solución de la pobreza. Si la lógica del capital sigue separada de la sociedad, no solo trae desigualdad y pobreza, sino que evita su crecimiento y su reproducción sana, dentro de una economía de mercado. Esta separación no solo profundiza los problemas sociales y ambientales, sino que provoca las crisis secuenciales que ha padecido el mundo, en forma cíclica y reiterativa. Porque esas crisis han sido de naturaleza especulativa y de poner el dinero por encima de las personas.

Un problema social básico sigue siendo el papel subordinado e incluso, de explotación económica, en ciertos ámbitos culturales, de la mujer. La apropiación del patrimonio familiar y de la renta mayoritariamente hacia manos masculinas, hace imposible un mayor grado de libertad y autonomía femenina. Sin renta la mujer está en una subordinación infranqueable. Ni que decir del probado fenómeno de la feminización de la pobreza, cuando en Costa Rica las cifras de pobreza y pobreza extrema indican claramente que la pobreza tiene “rostro de mujer”.  Ayuda a esa triste realidad el trabajo duro pero estratégico que desempeña la mujer en el hogar y en el cuido de niños y ancianos de la familia, que conlleva a la imposibilidad de conseguir empleo remunerado. Ese trabajo del hogar no es reconocido ni remunerado con una renta básica.  Sin embargo, debemos comprender que hay trabajos (no empleos) necesarios para que la sociedad funcione y que llegó la hora de reconocerlos.

La Renta Básica Universal le daría a la mujer la libertad de escoger si continuar haciendo la valiosa labor del hogar o, si teniendo lo básico resuelto, empoderarse y salir a estudiar y capacitarse, y realizar trabajos técnicos o profesionales sin perder su RBU. Riqueza, realización personal, cohesión familiar y comunitaria, libertad individual e incluso el término “desarrollo de un país”, serán conceptos que tendrán un sentido distinto si se aplica la Renta Básica Universal, pieza clave para la emancipación y realización de todos, especialmente de los más pobres y vulnerables.

Con la RBU los “trabajos basura” no serían tomados por obligación de supervivencia por mujeres desesperadas ni por jóvenes pobres y/o desempleados. Pensemos en el potencial de iniciativas para poder auto emplearse de esas personas o, incluso, en asocio con otros jóvenes y mujeres, crear proyectos productivos sin el terrible estrés de pensar y buscar que comer cada día, y, habiendo resuelto esa necesidad básica, enfocarse mentalmente en los proyectos productivos y la empresa propia o asociativa. La seguridad y confianza necesarias para un emprendimiento personal o colectivo, no tienen porqué estar opacadas por el sufrimiento o el temor. Y menos aún a la estima o no de los otros ni la autoestima que se tenga de si mismo.

La salud mental es cada vez más un bien deseable dentro de una sociedad tan estresada e insolidaria. Y no hay ninguna duda para la ciencia de hoy que la pobreza incide en la psique de los individuos haciéndolos mucho más propensos a enfermedades físicas (los pobres en promedio mueren más jóvenes), y a desequilibrios mentales que generan violencia e inseguridad social. Con la RBU, la falta absoluta de ingresos dejará de ser una maldición y un obstáculo para empoderarse y progresar. También para la psicología moderna está claro que para la mayoría de las personas el trabajar es una fuente de orgullo, de autoestima y de dar un sentido a sus vidas. La RBU será la ayuda y el colchón para aspirar a más. Contra el temor de que la RBU “fomente la vagancia” todos los experimentos piloto realizados en diversos lugares del mundo, muestran que la mayor parte de los beneficiarios de una renta básica universal nunca dejan de trabajar, sino que, en muchos casos, inician nuevos negocios gracias al remanente económico del que disponen, y a la seguridad que proporciona dicho ingreso regular. A diferencia de las prestaciones condicionadas, la RBU se sigue recibiendo si se tiene empleo o se monta un emprendimiento. También si se tiene un trabajo -cuido de enfermos o menores en la familia- que no es empleo. La RBU es un derecho irrenunciable.

¿Que conlleva la Renta Básica Universal? Si bien en Costa Rica podríamos necesitar desmantelar ciertos elefantes blancos y algunos obsoletos y golosos programas sociales “contra la pobreza”, que engullen inmensos recursos públicos (impuestos pagados por el indefenso camello pueblo), y nunca la disminuyen siquiera, la implantación de la RBU va de la mano con la garantía estatal de prodigar, de forma irrenunciable, educación y salud para todos. Por ello, la RBU que es subsistencia material garantizada, sumada a educación y salud para todos, constituyen las tres patas del banco para la construcción de una sociedad, próspera, saludable, segura, justa y libre de la pobreza y la exclusión

¿Es financiable la RBU? Los fondos para la financiación de la RBU provendrán solidariamente -además de lo ahorrado por la eliminación de programas burocráticos “contra la pobreza” que todos sabemos que no funcionan ni sirven desde hace años-, de los rendimientos del trabajo y de los rendimientos del capital, y de que se grave fuertemente la especulación y la usura (haciendo que estas prácticas dejen de ser entonces tan lucrativas). Se obtendrán importantes recursos también de luchar exitosamente contra el fraude, la evasión de capitales y la identificación de los recursos guardados en los paraísos fiscales.

Realmente, en buena economía, existen como factores de producción el trabajo y el capital y salen sobrando la especulación y la usura. La ganancia no destinada a la reinversión en la empresa, no dirigida a su expansión o a su diversificación y productividad, y se oriente hacia la especulación financiera, deberá ser justa y fuertemente gravada, Sin embargo, en términos de la economía REAL, nunca se deberán castigar ni eliminar los incentivos y el natural afán de ganancias, necesarios para crear negocios y riqueza por parte de la gente emprendedora y el sector empresarial. Jamás matar la gallina de los huevos de oro.

Lamentablemente en nuestros países ya existe bastante control fiscal sobre trabajadores y pequeñas empresas, pero no existe aún suficiente control del capital. En ese sentido hay que poner el piso parejo para este esfuerzo solidario. La RBU promoverá la redistribución de la riqueza hacia la economía REAL, no hacia la especulativa, y facilitará indudablemente la creación de muchas empresas de diverso tamaño y características dentro de esa economía REAL. Esa que crea riqueza real y no especulativa, que crea empleos y salarios, que crea ingresos e innovación.

El desarrollo tecnológico está dando lugar a un aumento exponencial en la producción de riqueza y a un abaratamiento enorme en los costes de esa producción. Poner trabas a ese avance con el pretexto de que no se destruya empleo es un absurdo retroceso. Como actualmente los beneficios del desarrollo tecnológico van a parar mayoritariamente a manos de las grandes empresas y del capital financiero, un instrumento como la RBU serviría para empezar a redistribuir ese aumento de la riqueza a toda la población.

Conclusión
Como conclusión tomo la cita expresada por Phillipe Van Parijs que dice: -Cuando se le preguntó a Herbert Simon, Premio Nobel de Economía norteamericano, qué parte de nuestros ingresos era atribuible a nuestro trabajo en la actualidad, respondió: “Siendo muy generoso, le diría que un 10%. El resto se explica por el trabajo del pasado, las infraestructuras, las invenciones… ¡Es un regalo de anteriores generaciones! Por ejemplo, si Edison no hubiera domesticado la electricidad, nuestra renta sería menor. La idea entonces de esta Renta Universal consiste en compartir de manera más equitativa este regalo”

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