A pocas horas de finalizada la concentración de más de 600 000 personas en el Zócalo y calles aledañas del Centro Histórico, convocada por la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, para celebrar lo que llamó “7 años de transformación” y como se esperaba aquella tarde del 6 de diciembre, los análisis, las imágenes, las críticas y la cuantificación de asistentes, saturaron los medios de comunicación y las redes sociales. Por su parte, el obradorismo en muchos lugares del país, celebraba la rotunda demostración del poder de convocatoria, en contraste con las concentraciones de la supuesta “generación Z”.
La emoción aún continuaba a flor de piel y mientras la gente iba regresando a sus casas y a su rutina cotidiana, en un punto del oriente de la Ciudad, invitado por Propuesta Humanista y Comité de base Esperanza, Víctor Manuel Sánchez, investigador de “Estados Inspirados de Conciencia” del Parque de Estudio y Reflexión Joquicingo, señaló en una exposición inesperada y provocadora, que se necesita algo más que buenas políticas públicas, algo más que políticos y funcionarios, para transformar profundamente un país y el mundo. “Se necesita una mística”.
“De acuerdo a los tiempos que estamos viviendo, de acuerdo a la situación de extrema violencia, de desestructuración, de desorientación, realmente (son) momentos muy críticos en nuestra vida social porque está en juego el destino de los seres humanos, con una violencia que va creciendo día con día en todos los campos”
Con esta especie de diagnóstico a rayos X, inició su ponencia y seguramente los presentes, casi en automático fueron invadidos por preguntas como ¿Acaso la llamada Cuarta Transformación, no es profunda?, ¿Qué factores o elementos no se han considerado para un cambio de rumbo, de modelo y de sociedad? ¿Entonces qué hay del humanismo mexicano y cuáles son las coincidencias y diferencias con el humanismo que el disertante propone?
Los 45 años de militancia en el Movimiento Humanista, desde diferentes frentes como el vecinal, político, cultural, estudiantil, académico y recientemente, incursionando e investigando el fenómeno espiritual y místico que irrumpe en los individuos y conjuntos humanos; el bagaje adquirido en sus recorridos por el país y por muchos lugares del planeta y los suficientes conocimientos de la historia, le permiten caracterizar con frialdad y de manera muy rigurosa, el liderazgo y conducción encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Aunque sí rescata aspectos positivos y en términos generales apoya el proyecto ahora con Claudia Sheinbaum, también disecciona en perspectiva histórica para presentar las carencias y debilidades:
“El Partido MORENA y la 4T, por ahora, distan mucho de tener una mística social propia. Por ahora escuchamos discursos de sus funcionarios, de manera formal y sin profundidad, sobre una postura ideológica a la que llaman Humanismo Mexicano, término que AMLO acuñara el 28 de noviembre de 2022. Desde mi punto de vista, mencionarlo así fue estratégico para deslindarse de los ataques de grupos opositores y además, marcando un nuevo rumbo ideológico. Decirlo así, le quitó fuerza a la contra y dejaba en claro que tenía poco y nada que ver con la existencia de esas cuatro izquierdas mencionadas en otro momento por López y Rivas (2007), callando con esto a las derechas conservadoras, entonces, fue quedando tácitamente en el aire la antípoda: humanismo o anti-humanismo”.
No pretende conducirse en sus desarrollos con “rigideces académicas”, pero implícitamente cataloga a todo el entorno socio-político como un “sistema” que no es perfectible, afirma que vivimos en una época de desilusión como decía Ortega & Gasset, que impide avanzar hacia un futuro abierto.
Pero no pierde el optimismo y haciendo suya aquella frase de Terencio del siglo II a.n.e., “Nada de lo humano me es ajeno”, Víctor Sánchez cree que a pesar de todo (lo adverso de la situación), plantea que es posible construir la utopía llamada “Nación Humana Universal”, siempre y cuando las poblaciones salgan del individualismo. Y lo refuerza con la siguiente cita de Silo en 1977:
“Necesitamos espíritus amplios y generosos, espíritus tenaces aun cuando el mundo caiga a pedazos en su derredor. Gentes con un gran espíritu religioso que les permita sentir a su tarea dentro de un proceso mayor, trascendente a la individualidad pequeña, vacilante y mezquina. Necesitamos místicos en el mejor sentido de la palabra”.
Esos estados inspirados que él explora y seguramente, también experimenta, son los que tal vez le otorgan autoridad, y puede deslizar el punto de arranque para trazar una ruta transformadora desde “adentro”, desde el espacio interno que posee nuestra especie, desde la intencionalidad, que detalla, descubre Aristóteles, que pasa por el planteamiento particular de Santo Tomás, esa intencionalidad que en los siglos XIX y XX, Brentano y Husserl, estudian en profundidad y que José Gaos en su exilio por tierras aztecas, adapta lo “husserliano” al contexto hispanoamericano mientras que Luis Villoro, también en México, la desarrolla desde la fenomenología. Pero el punto cobra especial énfasis, cuando Sánchez, cita al escritor mendocino, Mario Rodríguez Cobos: “Existe algo que es más real, más concreto que una pared de cemento armado: es la intencionalidad del ser humano, es nuestra intencionalidad. Nada más poderoso, nada más digno y más posibilitario y de la que nadie… nadie se puede apropiar”.
De acuerdo con los conceptos que el investigador pone sobre la mesa, podemos deducir que la intencionalidad y la profundidad, producirán en el sujeto reflexivo o en las colectividades, la inspiración necesaria que provoque un “salto evolutivo” y ello derive en cambios sociales y políticos más radicales. Para ejemplificarlo, extrae de la historia reciente, experiencias de cambio que, a su mirada, contienen ese anhelado ingrediente místico.
La fecha “2 de octubre”, fue declarada Día Internacional de la No Violencia por la Asamblea General de Naciones Unidas desde 2007, inspirado en el nacimiento y filosofía de Gandhi.
El jainismo, una religión muy localizada en la India y en Asia, es la fuente que inspiró a Gandhi a instrumentar la No Violencia (Ahimsa) como método de lucha y que tuvo la virtud de plasmarlo en la práctica con un movimiento que condujo más tarde a la liberación de la India. Este movimiento inicia una resistencia civil que se caracterizaba por la no cooperación y hacer el vacío frente al colonialismo británico. “La No Violencia ha llegado hasta los hombres y permanecerá. Ella es la anunciadora de la paz del mundo” dijo el “Alma Grande” en 1942. Por eso, Jawaharlal Nehru, Primer Ministro de la India libre, hablaba de la “espiritualización de la política”.
Este efecto demostración de la No Violencia impulsada por una mística espiritual, es el que inspira a Martin Luther King, un religioso bautista que puso en marcha el movimiento por los Derechos Civiles y contra la discriminación racial en Estados Unidos y a Nelson Mandela en Sudáfrica cuando decretó: “Nuestra marcha hacia la libertad es irreversible”.
La oleada de movimientos juveniles y estudiantiles que estalla en muchas partes del mundo, de manera simultánea en la década del 60, es tal vez en la que más componentes místicos y espirituales florecieron, como el movimiento beatnik, el movimiento hippie y la correntada de movimientos guerrilleros, entre muchos más. “Es una correntada sicosocial”, las jornadas de mayo de 1968 hacen enmudecer a los partidos políticos, Nadie sabe bien qué pasa… tampoco lo saben los protagonistas. Los jóvenes proclaman “No sabemos lo que queremos, pero sabemos lo que no queremos”. ¿Qué necesitamos…? “¡La imaginación al poder!”
En México, entre luchas sociales como la del movimiento ferrocarrilero o del magisterio, el movimiento estudiantil iba “in crescendo”. Con los juegos olímpicos en puerta, las fuerzas policiales y militares, optaron por la represión y el 2 de octubre del 68, por la matanza de estudiantes, lo que marca un antes y un después. Aparece, por tanto, una ruptura generacional y con ello un espíritu revolucionario. Esto es lo que rescata el expositor humanista de la historia reciente.
Cuando aborda directamente la situación de nuestro país, dice que, como humanistas, es importante no solo ver el cambio sino hay que ver en qué dirección va este, que se observa un individualismo esquizofrénico y hay que tener en cuenta que no habrá progreso, si no es de todos y para todos. De manera franca, declara que hay indicadores de una concentración de poder y que el gobierno actual, debe tener autocrítica y la población debe criticar aquello en lo que no está de acuerdo. Sobre las bondades y avances de los gobiernos de la 4T que expresó un asistente, responde que a algunos (personajes) que llegan a Morena, “les lanzan agua bendita como para purificarlos”; que la UIF (Unidad de Inteligencia Financiera), que no cumplió con su cometido, se dedicó a “cazar” a todos los deudores fiscales; que los cambios logrados no son a partir de 2018 sino son resultado de una acumulación de fenómenos desde 1968, del fraude de 1988, del desafuero en 2005, la irrupción del zapatismo y muchos más; que se comete un error al cerrar filas porque continúan las prácticas de parentesco, amiguismo y compadrazgo; que parte de la cultura mexicana es buscar ese “luchador justiciero” y que no es época de caudillos ni de líderes, es época de conjuntos.
“Ojala que en Morena y la 4T, abran la puerta un poquito más, ojalá que sean menos soberbios, ojalá que tengan unas gotitas de humildad y mucha autocrítica”
Opina de López Obrador que es una persona admirable y de Claudia Sheinbaum, una mujer extraordinaria y que no se busca una diferenciación entre humanismos, se busca complementación.
Sobre si se necesita una mística o no, propone que cada quien abrace la causa que mejor le parezca, “algunos estamos apostando por el humanismo” que aparece en momentos de la historia cuando hay una gran crisis de la existencia. Haciendo una revisión breve sobre las múltiples corrientes e interpretaciones del humanismo, declara que profesa el humanismo universalista que nace en 1969, esta visión antropocéntrica dice: “Cuando se ubica a Dios o al Estado por encima del ser humano, se suscribe a un tipo de ideología cualquiera pero no se adhiere al humanismo”. Y exalta la libertad de creer o no creer en Dios y la libertad de elegir entre condiciones.
Podemos concluir, por las ideas y propuestas vertidas en esta conferencia, al igual que otros analistas, que muestra cierta preocupación por los rumbos que puede tomar el proceso de cambio en México y en especial de los dos gobiernos más recientes y que se debe aprender de las experiencias de algunos países de América Latina.
Sobre el tema central que nos ocupa, la Mística, cierra su participación con esta descripción:
Ser o convertirse en una persona mística, va más allá de tener una valoración sobre las cosas mundanas, ser un místico es hablar desde el corazón, con una verdad interna y sin censura. Estar en desacuerdo también tiene que ver con tener una mística y hablar con libertad, una persona con mística no se vende, es fiel a sus principios; a una persona mística, no le basta con tener el suministro de los insumos para vivir diario, es necesario también una modificación o ampliación de su conciencia y experimentar lo humano que hay en la otra persona…
Víctor Manuel Sánchez, originario de Ciudad de México y casi avecindado en Joquicingo, estado de México, Maestro de la Disciplina Material, en charla posterior con este Medio, pone a disposición del público y las nuevas generaciones, el Parque de Estudio y Reflexión, para que puedan acceder por sí mismos a nuevas experiencias de cambio.













