Discurso inaugural de la IV Universidad del Humanismo Universalista 2025

Bienvenidos a la cuarta universidad del Nuevo Humanismo Universalista.

Humanismo universalista porque, como dijo su fundador, Silo: «Lo que nos interesa es un humanismo capaz de contribuir a mejorar la vida, un humanismo capaz de hacer frente a la discriminación, al fanatismo, a la explotación y a la violencia».

En un mundo que se globaliza rápidamente y que muestra síntomas de choque entre culturas, etnias y regiones, debe existir un humanismo universal, plural y convergente.

En un mundo en el que se ha perdido el sentido y la dirección de la vida, debe existir un humanismo capaz de crear una nueva atmósfera de reflexión en la que lo personal no se oponga irreductiblemente a lo social, ni lo social a lo personal. Lo que nos interesa no es un humanismo repetitivo, sino un humanismo creativo, es decir, un nuevo humanismo que, teniendo en cuenta las paradojas de la época, aspire a resolverlas» (conferencia dada en Buenos Aires, el 24 de noviembre de 1994, Silo).

Así es como queremos compartir nuestra visión del ser humano, de su evolución y de su destino. Nos preguntamos cuál es el propósito de la vida y cómo pasar de la cultura de la muerte a la de la trascendencia.

Las ciencias actuales nos dicen que algo sucedió hace 14 mil millones de años. Los organismos multicelulares aparecieron hace 2 mil millones de años. Hace 2,4 millones de años, apareció el género Homo. En medio de esta lenta evolución natural, el Homo erectus hizo algo «extraño»: se apropió del fuego. Y el Neandertal fue aún más loco: se rebeló contra la muerte, se interrogó sobre la trascendencia y enterró a sus muertos con herramientas y comida. La rebelión contra la muerte es buscar el sentido de la vida. Finalmente, el Homo Sapiens se instaló hace unos 120 000 años y es el único que ha sobrevivido hasta nuestros días. Inventó la nada, el infinito, la eternidad, el vacío… se elevó hacia lo intangible y lo inconmensurable.

Aquí, en este modesto espacio, durante estos dos cortos días, simplemente pretendemos tocar con la punta de los dedos el futuro que llegará si nosotros mismos adoptamos la mirada, el acto cotidiano y el compartir sin cesar esta posibilidad de escuchar  el futuro que nos habla y nos invita.

Así es como se han organizado estas Universidades Humanistas desde hace algunos años, como un intento de compartir, de trabajar en equipo, donde las visiones y comprensiones son diversas, y mientras la violencia y la desestructuración del mundo nos impactan, el llamado del futuro, del «progreso social de todos para todos», a veces llega a nuestros corazones. Esta es nuestra contribución a esta Nación Humana Universal que germina en estos tiempos inciertos.

¡Buenas experiencias para todos!

Florent Delaunay

Taller «La solidez desde el punto de vista humanista», propuesto y dirigido por Isabelle Montané.

La idea de este taller surgió de los intercambios que mantuvimos entre nosotros en torno al concepto de robustez desarrollado por Olivier Hamant, a quien quizá conozcan. Este investigador francés en biología y biofísica propone un modelo de sociedad inspirado en las tendencias polimórficas de la naturaleza. Propone una organización social basada en la búsqueda de la robustez más que en la eficiencia y el rendimiento.

Considera que todos los modelos de rendimiento son modelos de muerte.

Observa, con razón, que la carrera por el rendimiento y la rentabilidad (del dinero y del tiempo) está llevando a nuestra época a la destrucción en todos los ámbitos. Y, efectivamente, la sociedad actual nos impone, de buen o mal grado, la obligación de ser cada vez más eficientes, tanto a nivel individual como colectivo.  Por el contrario, observa Olivier Hamant, la naturaleza produce vida a partir de una diversidad infinita en la que son posibles miles de opciones. Es esta amplia diversidad, gran parte de la cual no es eficiente, la que construye la vida. Es este fenómeno de la vida, que se crea a partir de muchas «cosas» ineficientes, lo que él denomina robustez.

Indica que lo que es muy eficaz también es muy frágil. La más mínima fluctuación en el sistema frena el rendimiento y complica la reanudación de la actividad. El rendimiento no admite variaciones ni variables. Sin embargo, observamos que el mundo actual es cada vez más fluctuante, tanto por los cambios climáticos como por los movimientos sociales.

Además, observa que en cualquier sistema u organización, los cambios más innovadores se producen en la periferia de los sistemas, en los márgenes de la organización y no en su centro. En sus márgenes se desarrollan nuevas iniciativas que, a menudo, compensan las deficiencias del propio sistema. Iniciativas que no parecen ni eficaces ni eficientes, pero que sin embargo son muy sólidas cuando se producen fluctuaciones inesperadas.

¿Y este investigador tenía razón? ¿Y si una organización sólida y viable no se construyera sobre la base del rendimiento y la eficacia personal y/o colectiva, sino sobre la riqueza de la diversidad que la compone, sobre las iniciativas al margen del objetivo principal y sobre todos esos momentos o acciones que nos parecen contraproducentes?

Entonces, nos preguntamos de manera concreta y objetiva: ¿qué es lo que hace que (por ejemplo) nuestro Parque de La Belle Idée sobreviva e incluso se expanda desde hace más de 15 años? Si no tenemos absolutamente ningún reglamento interno, ni ningún sistema de control o regulación.

En este proyecto, cada uno intenta dar lo mejor de sí mismo en lo que hace, al igual que cada equipo intenta rendir al máximo. Sin embargo, escuchamos con frecuencia críticas que dicen que tal o cual persona debería haber actuado de otra manera para ser más eficaz.

Por lo tanto, observamos que, al final, aquí como en todas partes, aspiramos a la eficiencia y a la rentabilidad. Conscientemente o no, no tenemos tiempo ni dinero que perder, queremos ser eficientes en todo momento y, sobre todo, admitámoslo, ¡queremos que los demás también lo sean!

Porque creemos firmemente que la eficiencia y la rentabilidad son el método adecuado para todos nuestros proyectos. Dicho de otro modo, creemos que utilizando el mismo método que está llevando a nuestro mundo al desastre, construiremos un mundo diferente.

¿No hay aquí una paradoja que revisar? ¿No es acaso necesario, para quienes queremos un mundo diferente, replantearnos nuestra forma de evaluar nuestras relaciones y nuestras maneras de actuar?

Silo, fundador de la corriente de pensamiento que dio origen a diferentes Parques como el nuestro, propone dos indicaciones para orientar nuestras acciones sociales e individuales. Él propone:

– Seguir el modelo de lo que nace y no de lo que se encamina hacia la muerte.

– Y la adaptación creciente en lugar de la desadaptación o la adaptación decreciente.

No hace falta haber cursado estudios superiores de geopolítica para comprender que nuestra sociedad se encamina inexorablemente hacia la desaparición de este sistema de organización.

Pero entonces, ¿qué es lo que está surgiendo a nuestro alrededor? ¿Qué es lo que florece por todas partes, tanto en las ciudades como en el campo?

Lo que vemos aparecer, un poco por todas partes, son múltiples iniciativas a menudo realizadas «a toda prisa», con los medios disponibles, con voluntarios más o menos confiables y más o menos eficaces. Iniciativas llenas de fallas, pero también llenas de luz y calor humano… bastante contraproducentes desde el punto de vista económico, ¡pero que permiten expresarse a la humanidad a la que aspiramos!

Este taller propone reflexionar juntos sobre las siguientes cuestiones:

1) ¿Cómo se manifiesta la fortaleza en las actividades sociales y personales en las que participo?

2) ¿Qué actitudes personales podríamos desarrollar para dejar que la fortaleza se manifieste en nuestras diversas acciones?

Para no sofocarlas ni degradarlas con nuestras aspiraciones de eficiencia y rendimiento.