La Playa de Arinaga, en Gran Canaria, fue escenario este domingo 31 de agosto de una manifestación que unió la indignación y la ternura. Cientos de personas participaron en una jornada que conjugó voces, pancartas y también agua salada. Una acción simbólica, “Mójate por Gaza”, recorrió a nado el trayecto desde uno de los espigones laterales hasta el centro de la bahía. Allí, desde una barca repleta de manifestantes, se desplegó una enorme pancarta con un lema que resume el sentir común: “Tod@s somos Gaza”.

En el trayecto nos compartió su parecer Ana Gloria Sánchez Ruano, integrante del Colectivo Cultural Antifascistas Elsa Wolff. Ella, junto a muchas otras voces convocadas por Canarias por Palestina, recordó que la lucha no es local ni coyuntural, sino universal y urgente. Se necesita la tarea constante para rehabilitar la vida de centenares de niñas y niños, cuya infancia ha sido destrozada.

La arena, la brisa y el eco de las olas amplificaron las consignas: “No es una guerra, es un genocidio”, “Dónde están, no se ven, las sanciones a Israel”, “Todas somos Gaza, Todas somos La Flotilla”, “Sin solidaridad, no hay humanidad”, “Israel asesina, Europa patrocina”, “Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá”.

El acto central estuvo marcado por la lectura de un Manifiesto que reclamó poner fin al genocidio en Palestina. Lo compartió la activista Adelina Abdola Tabraue, con un mensaje cargado de urgencia y dignidad. En sus palabras se subrayó el apoyo a la Global Sumud Flotilla, que en la misma jornada partía desde el puerto de Barcelona con el propósito de romper el bloqueo que asfixia a Gaza desde hace demasiados años, impidiendo la entrada de alimentos y medicinas imprescindibles.

La Flotilla, recordaron, no viaja sola. En los próximos días se le sumarán decenas de embarcaciones desde distintos puntos del Mediterráneo, multiplicando la fuerza colectiva que busca abrir un corredor humano en la Franja de Gaza desafiar el inhumano bloqueo naval impuesto por Israel.

Hubo también un momento de memoria y de arte. Se recordó a Bianca Milacic, hoy en Barcelona a punto de embarcar en la Flotilla. Sus dibujos en tiza en la calle Triana de Las Palmas de Gran Canaria –rostros de gazatíes en el suelo urbano– fueron hace poco un grito silencioso que conmovía a quienes pasaban. Cada trazo en el asfalto fue una llamada a la solidaridad, a no mirar hacia otro lado ante la tragedia del pueblo palestino.

La activista Elvira, conmovida, compartió lo que significa escuchar y dialogar con quienes sobreviven a la barbarie diaria del genocidio. Sus palabras, sencillas y firmes, nos devuelven humanidad a un contexto que los grandes poderes intentan reducir a cifras y geopolítica. Ella recuerda lo fundamental que es hacer llegar la ayuda económica directa a las familias en Gaza. Es un hilo conector imprescindible.

Lo ocurrido en Arinaga fue más que una manifestación. Fue un abrazo colectivo, un gesto insular que se enlaza con miles de gestos en el mundo. Un recordatorio de que, mientras algunos intereses deshumanizadores levantan muros y bloqueos, otras sensibilidades tejen redes de solidaridad y resistencia.

Porque Gaza no está sola.
Porque cada consigna es también un compromiso.
Porque, como dijo una voz común en la playa: “sin solidaridad, no hay humanidad”.

 

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