Cabe recordar que recientemente se conmemoró los 54 años transcurridos desde que el presidente Salvador Allende nacionalizó el Cobre un soberano día 11 de julio de 1971. Me pregunto qué tan conscientes estamos de que el cobre es un recurso natural NO renovable que pertenece a todos los chilenos, una riqueza que está ahí en nuestro suelo, como un regalo para quienes habitamos este territorio, desde antes que existiera el Estado de Chile. Es un patrimonio común, sin embargo, principalmente desde los años 90s, se ha ido entregando a mineras transnacionales para que se lo lleven y lo usen a favor de sus intereses económicos, al tiempo que acá, gracias al modelo económico extractivista y privatizador, nos mantienen en el subdesarrollo propio de un país que ha perdido la brújula de su soberanía y dignidad. ¿En qué momento llegamos a convertirnos en un mero proveedor de materias primas, sin valor agregado? Hoy, Chile posee menos de un tercio de la minería del cobre y la Gran Minería, lo que es comparable a una familia que abre la puerta de su casa para que alguien externo se lleve dos tercios de la herencia familiar, dejando en el camino nada más que extinción, destrucción y contaminación.
Si nos preguntamos cómo mejorar la vida en Chile, en términos de bienestar y esperanza de futuro, la respuesta la tenemos en el cobre y la producción minera. Los recursos no faltan, están, pero en manos extranjeras, lo meten en sus barcos y afuera lo procesan. Muchas voces lo han dicho y con fundamentos: mejor salud pública, educación gratuita entendida como un derecho social, pensiones dignas, vivienda accesible y digna, todo ello y mucho más, se podrían solventar con las utilidades del cobre y demás minerales.
Cuando se privatiza lo común, se profundiza la desigualdad y la precariedad. ¿Cómo se explica que el país con la mayor reserva de cobre del mundo tenga millones de personas con trabajos de mala calidad, con sueldos bajos y pensiones miserables? ¿Cómo le explicamos a nuestros hijos que los distintos gobiernos siguen hipotecando su futuro? Cuando el saqueo haya completado su plan y el recurso no renovable se acabe, será para siempre.
Una y otra vez hay que insistir, RENACIONALIZACIÓN: que el Estado de Chile retome el control de la producción del cobre, que lo administre con transparencia y visión a largo plazo, donde todos nos sintamos dueños de nuestro destino, con capacidad de resolver los conflictos sociales, de innovar y de invertir en nuestras necesidades, en nuestros sueños de convertirnos en un país desarrollado.
Marcelo Castillo Duvauchelle
Miembro de la Coordinadora por la Renacionalización de Cobre
Link para ver la III Parte del Documental: “METAL ROJO, Minerales sin patria”













