Una mirada a la emigración española en Colombia de 1886 a 1948
En la Biblioteca Luis Ángel Arango (BLAA) de Bogotá se puede visitar, hasta el 30 de julio de 2025, la exposición “La España Peregrina. Exilio e inmigración española en Colombia 1886-1948”.
«La España peregrina» abarca sesenta y cuatro años de migración, hasta “el bogotazo” del 9 de abril de 1948, y es la primera parte de un trabajo que llegará hasta 1986. La apertura de la exposición tuvo lugar el pasado 30 de abril por parte de Fernando Barona, director de la BLAA, y contó con la presencia de su curador, el periodista cultural colombiano Mario Jursich.
El montaje, que se hizo coincidir con la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2025 (FILBo), en la que el país invitado de honor fue España, formando parte de su programación de ciudad fuera del recinto ferial, nos muestra una parte significativa de la poco conocida aportación española a la cultura, la ciencia y la sociedad colombianas a lo largo de algo más de seis décadas.
La exposición está conformada por quince capítulos que señalan distintos momentos en la cronología de la presencia española en Colombia y la compleja relación entre ambos países y que dan comienzo después de que, en 1869, José María Gutiérrez de Alba, escritor, librero y viajero, dirigiera una carta al ministro Manuel Silvela planteándole la necesidad de retomar los vínculos con las antiguas colonias en América y que se plasman con la firma del tratado de paz y amistad de 1881.
Gutiérrez de Alba señaló en su escrito -Memoria-exposición- que si bien “Hubo un tiempo en que nuestro orgullo consistía en decir que jamás dejaba de alumbrar el sol en los dominios españoles”, la realidad exigía llegar “a la realización más bella de esa frase, no por el derecho de la fuerza, sino por los vínculos de fraternidad y amor entre pueblos que tienen un mismo origen, una misma civilización y unas mismas aspiraciones”.
Durante una breve charla en la inauguración, Jursich nos contó que “el tamaño de la exposición se ha adaptado al espacio de la sala y a los veinte minutos que dicen que una persona dedica a observar con atención”, afirmando que eso se complementa con el libro descargable que se puede consultar después con calma. También nos confesó el curador que era por esa limitación de espacio que la muestra se concretara en las quince estaciones exhibidas y que le entristecía que se hubieran «quedado por fuera cosas como lo relacionado con el Ateneo Republicano Español que hubo en Bogotá y del que se ha contado muy poco”.
Esos quince epígrafes, que están organizados de derecha a izquierda ocupando el primer piso de la BLAA, son: El restablecimiento de los vínculos, El tratado de paz y amistad de 1881, La primera ola inmigratoria, Hacer la américa, El centenario, ¡vamos a hacer cine!, Llega la república liberal, España se desangra, La Inmigración docente, Una república de profesores, La modernidad de la república liberal, En el país de los gramáticos, El GATEPAC (Grupo de arquitectos y técnicos españoles pare el progreso de la arquitectura contemporánea) desembarca, Aves de prensa y Piedra, mármol y metal: los escultores.

Según el catálogo de la muestra, en Impresiones de un viaje a América, Gutiérrez de Alba señala lo que se considera como su primer logro para el restablecimiento de los vínculos entre Colombia y España: la fundación de la Academia Colombiana de la Lengua, la más antigua del continente americano, instaurada el 10 de mayo de 1871 por un grupo de escritores y lingüistas entre los que se encontraban Rufino José Cuervo (1844-1911) y Miguel Antonio Caro (1843-1909), con la intención “de defender y promover el idioma español y, de paso, consolidar lo que desde entonces comenzó a llamarse hispanofilia (y, más tarde, hispanismo)”.
Gutiérrez de Alba, en su periplo colombiano, también ejerció de periodista creando y dirigiendo El Cachaco, periódico agridulce y jocoserio. Una sátira de la realidad política y social del país “consagrado a decir la verdad en chanza a todos los partidos, a todos los hombres y de todas la cosas”. De tirada semanal sin regularidad y con tan solo cuatro páginas por número, el semanario publicó 37 ediciones entre el 1 de abril y el 24 de diciembre de 1879.
La huella de personalidades españolas que de una u otra manera trabajaron en Colombia se puede observar entre otros legados en: el monumento a la india Catalina en Cartagena de Indias, obra de Eladio Gil Zambrana; las clases de cerámica de Jorge de Oteiza en la Universidad del Cauca, en Popayán; la estatua ecuestre de Belálcazar en Cali, del escultor Victorio Macho, o la escultura del poeta José Asunción Silva en Bogotá, obra de Ramón Barba.













