Pues ya tenemos otra guerra en curso: Israel contra Irán. Hay que llamarla así porque el que empezó fue Israel, llamándola “acción preventiva”.
Todos sabemos que Israel es un pequeño país de 7 y tantos millones de habitantes, mientras que Irán es enorme y cuenta con más de 100 millones de habitantes. Entonces, ¿Cómo se ha atrevido Israel a iniciar esta batalla?
Ocupados por un conflicto eterno con los palestinos, matando todos los días a decenas de palestinos, especialmente a niños, por armas o por hambre, abandonados por gran parte la opinión pública mundial y sin contar en este caso con el apoyo de Estados Unidos, porque así lo ha dicho Trump.
¿Entonces cómo? Pues por una muy sencilla razón, compañeros: ellos tienen bombas atómicas y los iraníes no.
Es difícil que alguien se atreva a lanzar una bomba atómica ahora, porque causaría estragos en un amplio entorno. Pero basta con tenerlas y eso inspira fuerza y confianza. Este conflicto hay que seguirlo día a día y minuto a minuto.
Ahorita me estoy acordando de que en 1991, durante la Guerra del Golfo, la periodista chilena (qué vergüenza) Erika Vexler, que estaba en Israel trabajando para Televisa México, le dijo a Jacobo Zabludosky mientras éste transmitía su habitual noticiero, que la aviación israelí estaba atacando con “bombas nucleares, Jacobo. Nucleares, Jacobo.” Obviamente, Jacobo Zabludosky que era un hombre muy inteligente y un gran periodista, se dio cuenta del error y le cortó la transmisión a Erika.
Pero claro que la sola existencia de bombas atómicas causa temor, sobre todo en Europa, que está muy cerca del teatro de operaciones. Nosotros en México o en Chile no tenemos nada que temer, pues estamos muy lejos y seguro que la amenaza atómica se queda en eso: una amenaza ni siquiera formulada, pero latente.
Pero… Yo sé que Irán tiene un arma muy efectiva, un arma que puede causar un daño enorme pero que no amenaza al resto del mundo.
Se los digo al tiro: Irán es un país musulmán, sus soldados y aviadores son musulmanes creyentes. Y por lo tanto son suicidas, pues para ellos el suicidio patriótico los envía directamente al paraíso, donde vivirán felices eternamente. Acuérdense de las Torres Gemelas, es eso mismo.
Los israelíes también suelen ser creyentes, pero no tanto, no tanto como para realizar acciones suicidas. Ya veremos si obedecen cuando Netanyahu los quiera mandar a la muerte.













