Bueno, como les habíamos prometido, queríamos hablar de lo que estaba sucediendo en Irán, está denominada por Donald Trump “Guerra de los doce días”, pero bueno, que no sabemos hasta qué punto realmente se puede dar por terminada. Para ayudarnos a entender mejor lo que ha ocurrido en Irán y alrededores, porque esto no solamente tiene que ver con Irán e Israel, sino también con otros países de allí, de la región, vamos a estar hablando con Gabriel Fernández, él es periodista, es director de La Señal Medios, aquí también en Buenos Aires, y bueno, viene trabajando muy puntillosamente sobre los conflictos que están teniendo lugar allí en Oriente Medio, y me parece que siempre nos ayuda a comprender un poquito mejor lo que está pasando. Gabriel, bienvenido a Continentes y Contenidos.

Un placer, por supuesto, estar aquí con ustedes, un placer Mariano, compañeros, aquí estoy.

Gabriel, ¿se firmó un cese al fuego? ¿se da por terminada este nuevo embate, digamos, entre Israel e Irán? Veíamos fuegos artificiales en Teherán, como si hubiera sido una victoria. Las guerras, la verdad, sabemos que no se ganan porque hay perdida en todos lados, ¿no? Pero, ¿cómo la podríamos describir, cortito, para el que ve estas cosas que están pasando y no termina de entender?

Bien, por un lado no hay una firma específica, pero hay una admisión por parte de los protagonistas de la situación. Han levantado el pie del acelerador y esto ha llevado a que cada uno de los gobiernos, de los dos involucrados de modo directo, se muestren victoriosos ante su propia población y ante la opinión pública mundial. En cierto modo, algo de verdad hay, porque si logran cesar una guerra, son victoriosos, sea cual fuere la postura que se adopte con respecto a ello. Ahora, ¿qué es lo que ha pasado aquí?

Yo creo que Israel ha operado como, podemos así decir, yo no soy mucho de usar determinados términos, pero como ala derecha del bloque Occidental, que ya de por sí es liberal y conservador, no es popular ni progresivo, es decir, a primerear al conjunto para lograr arrastrarlos hacia una contienda en detrimento de la multipolaridad. Como esto es de buen grado para las corporaciones financieras, Israel recibe apoyo más allá de la lógica, más allá de, recién hablaban de niños, más allá de Gaza, por ejemplo, más allá de Cisjordania o de los daños que pudo causar en Teherán. En ese marco, la reacción multipolar fue rápida, hubo un parate, planteado desde China básicamente y desde Rusia, que permitió observar que las naciones emergentes y sus alianzas tienen rasgos sólidos.

Esto fue delineando un horizonte en el cual Israel, la Unión Europea, los Estados Unidos quedaron alineados en una dirección, más otros socios, mientras que la República Popular China, la Federación de Rusia, los BRICS en general, con alguna excepción, y la Organización de Cooperación de Shanghái, quedaron en una posición diferenciada. ¿Cuál es la novedad, podríamos así decir? Y la novedad es que pese a las desconfianzas genuinas que se pueden generar, el presidente norteamericano, Donald Trump, está en contacto con los líderes multipolares. El diálogo continuo con Vladimir Putin y con Xi Jinping, mejor con Putin por supuesto, pero también con Xi Jinping, ha sido importante en este último período, no porque Trump sea específicamente un pacifista, sino porque necesita la paz casi proporcionalmente a como la necesitan los multipolares.

¿Cómo llega Trump al gobierno? Prometiendo trabajo y prometiendo salirse de acciones bélicas externas muy costosas, para poder reinvertir internamente. ¿Qué ha pasado en las primeras décadas hasta ahora? Básicamente las corporaciones financieras y armamentísticas han tomado el modelo que seguían con nuestras naciones y lo han aplicado a las naciones centrales, quitándole recursos y trasladándolo según sus necesidades. Tal vez el ejemplo más claro sea el de Raytheon, que es una empresa muy vinculada al Estado de Israel, pero al mismo tiempo tiene funcionarios en el gobierno norteamericano. Esto ha generado un raquitismo en los estados centrales occidentales, muy importante que no se visualiza porque tienen un aparato de propaganda muy grande, pero ha llevado a la canalización de recursos productivos y sociales en beneficio de la renta y de las armas.

Como elemento confluyente y al mismo tiempo dispar, las naciones emergentes se han posicionado con un fuerte rol del Estado a nivel contralor, inversión de carácter productivo, no rentístico, generación de mano de obra, eliminación de zonas de pobreza, no de toda la pobreza y por lo tanto llevar adelante un proyecto diferenciado del capitalismo financiero que se genera con el consenso de Washington y que triunfa en los años 90 y en el primer tramo de este siglo.

Israel es un títere de las corporaciones financieras, por eso opera con tanta intensidad, porque ellos necesitan guerra, pero da la casualidad que aparece en el medio Trump que no necesita específicamente guerra, sino que necesita reindustrializar, porque si no lo van a echar a patadas, porque él fue votado prometiendo eso y para eso, y al mismo tiempo las naciones multipolares solamente pueden llevar adelante su acción si tienen paz. ¿Por qué? Bueno, si uno observa uno de los problemas de esta guerra de 12 días, se va a encontrar con que uno de ellos fue el corte de la Franja y la Ruta, del cual se habla poco. La iniciativa comercial china atraviesa en su zona de lanzamiento a la nación persa, entonces nadie puede. ¿Qué es la Franja y la Ruta? Inversión, infraestructura y comercio. Nadie puede construir puentes ni comerciar en medio de las bombas, entonces China necesita la paz, por eso lanza sus propuestas de iniciativa de seguridad global, de iniciativa de desarrollo global, que son muy coherentes y están relacionadas con permitir que cada nación se desarrolle cómo lo desee, pero sin afectar al resto, a los demás.

En ese marco, lo que se dio aquí fue, a mi entender, y esto creo que no lo comparto con la mayoría de los colegas, un acuerdo entre Trump, Xi Jinping y Putin, que puso freno al ansia belicista de Benjamín Netanyahu y que se presenta ante el mundo como una posibilidad de coalición futura, pero se presenta como lo necesita Estados Unidos debido a su retraimiento cultural y a su falta de comprensión de lo que sucede. Es decir, Trump tiene que hacerlo gritando, insultando y señalando que él es el más guapo de todos los protagonistas y el que ha logrado la paz. A Putin y a Xi Jinping parece no importarle esto. ¿Por qué? Porque lo que necesitan es que la paz se desarrolle. No importa quién la anuncie, como fue esta semana, no importa quién diga que la ha generado, se está haciendo propaganda interna, sino que se concrete. Porque son naciones, como las emergentes en general, cuyo PBI ha crecido, mientras, por las razones que enunciábamos recién, de absorción de recursos de las zonas productivas hacia la rentística, el PBI de Europa Occidental y Estados Unidos ha decrecido.

Las dificultades energéticas, económicas e inversoras de Alemania, de Francia, inclusive del Reino Unido, que está controlado por la City londinense, y ostensiblemente por la emergencia humanitaria que padece Estados Unidos, ha llevado a esta situación y lleva a que los respaldos para las naciones más belicistas, Israel como ejemplo punta de lanza, sean menores que las que en otros momentos se podían ofrecer. Creo entonces que ha sido un moderado éxito de la paz.

Bien. Esa paz que le sirve tanto a los países, digamos, multipolares que estabas describiendo, como le sirve a los Estados Unidos, que incluso tiene al 60% de la población, según algunos sondeos, es contrario a una guerra contra Irán, que tiene también movilizaciones enormes en el continente europeo en contra de esta guerra, como del apoyo irrestricto de Israel, incluso en contra de la guerra en Ucrania, pero así todo, sale el canciller Merz, el canciller alemán, a decir que están dispuestos a ofrecer medidas para garantizar la seguridad de Israel, continúan con un fervor por sostener la guerra en Ucrania, digamos, ¿cómo se puede entender que Europa esté atentando contra sus propios intereses, digamos, de prosperidad futura?

Bueno, esa pregunta me parece clave. ¿Por qué? En buena medida porque esos gobernantes, Rutte, Von der Leyden, Macron, Merz, inclusive el primer ministro británico, aún pese a su origen laborista, no operan en favor de los pueblos que lo votaron, sino que operan como empleados de las corporaciones. Son situaciones muy gravosas que ponen en riesgo la democracia a nivel planetario, operan en esa dirección, por lo tanto no están preocupados por la ruptura del Nord Stream, la dejan pasar y dicen “no importa”, y después se encuentran con que no tienen la energía necesaria, o que le tienen que pagar el petróleo cuatro veces a Estados Unidos el valor que le pagaban a las potencias eurasiáticas y el gas. Es decir, son situaciones muy complejas.

El modelo de Ángela Merkel había puesto de pie a Alemania, el motor de Europa hasta hace dos años, ¿no? En base a priorización de las pequeñas y medianas empresas, eliminación de la posibilidad de desarrollo de los monopolios, no de los monopolios pero sí de la ampliación al punto de hegemonizar cada rubro, dialogando salarios y precios con los sindicatos, que tuvieron una gran participación en su gobierno, es decir, podríamos decir que Merkel subió por derecha y bajó por izquierda del caballo, ¿no? Y la convirtió en una potencia productiva a Alemania. Y ahora viene este hombre, que es un hombre relacionado con BlackRock y con los intereses corporativos financieros, que va por el otro camino. Y como sucede en tantos países, se dice que el camino del ahorro y el camino de la recesión, el camino del aplanamiento de la inversión productiva, puede llegar a ser beneficioso para un pueblo.

Hace varias décadas que el consenso de Washington ha demostrado que es perjudicial para los pueblos, inclusive para pueblos que han desarrollado su historia en base al crecimiento y a la inversión productiva, caso Estados Unidos, que durante la primera mitad del siglo anterior logró posicionarse como la gran potencia industrial del planeta y luego fue cooptada por los intereses financieros. Son situaciones que llevan para atrás el avance de la humanidad, sobre todo en este periodo en el cual la ciencia y la técnica han avanzado tanto y nos ofrecen soluciones muy importantes que podrían beneficiar a la mano de obra, podrían beneficiar al trabajador, en lugar de perder puestos de trabajo y puestos de empleo. En esa situación me parece que estamos y las naciones centrales de Occidente no logran hilvanar, que es lo que han logrado los multipolares parcialmente, el interés geoeconómico profundo con la política y el Estado. Por lo tanto, lo que puede suceder en ese marco es que entre en un declive importante, pero el declive no es inmediato, no hay nada de un día para el otro en la vida política internacional.

Ese declive que venimos viendo y describiendo desde hace ya tiempo, muchos lo vamos viendo y vamos alertando y vamos también como avisando de que esto se nos está viniendo encima. Por suerte apareció esta ventana de la multipolaridad que nos está dando un poco de oxígeno. Pero volviendo al conflicto en Irán, volviendo a esta paz por ahora simplemente verbalizada, pero que no se llega a concretar en un acuerdo tangible, Israel no nos resulta confiable después de ver lo que han durado los cese al fuego en Palestina ayer, en esta misma gestión de gobierno. Ya para ir cerrando, ¿qué tendríamos que esperar? ¿Cómo se puede pensar esa paz duradera, por lo menos en un mediano plazo, entre Irán e Israel?

El corto plazo es el más peligroso, el mediano plazo se puede atisbar. Creo que cuando vos tenés los indicadores de Producto que van creciendo en una zona y decrecen en otra, tenés una dimensión del futuro mediato, pero en el inmediato todos los protagonistas están armados hasta los dientes. Y me parece bien no confiar en ninguno, es decir, yo creo que no hay que confiar en ninguno sino verlos andar y a partir de ahí respaldar o cuestionar su manera de accionar. Mucho menos Israel, pero tampoco podemos confiar en Estados Unidos, ni tampoco podemos confiar en Europa, e inclusive yo diría Rusia y China siguen las necesidades que le dictan sus propios intereses, no los que nosotros por ejemplo desde América Latina podemos llegar a necesitar.

Ahora, en términos de mediano plazo, sí creo que el desarrollo multipolar tiene las de ganar, pero tal vez ni lo notemos, tal vez no lo podamos percibir. Primero porque el mediano plazo es largo para la vida humana y en segundo lugar porque las modificaciones, las transformaciones que se suscitan en las sociedades, en los pueblos, en los territorios, no son inmediatos, es decir, mañana vos podés tener una situación muy pacífica y benéfica en Palestina, pero ese pueblo no lo va a notar, es decir, va a costar muchísimo recuperar el daño que le han hecho, como Sudán y tanto el Sahel y tantos otros territorios internacionales. No es que mañana a la mañana o la semana que viene el ama de casa se va a levantar y va a tener una casa bien formada y va a poder ir a trabajar y va a poder darle de comer a los pibes. Todo eso va a ser fruto del esfuerzo del conjunto de la humanidad para reinventar esas regiones y eso va a costar mucho, mucho tiempo. Ahora, esto no quiere decir que no esté pasando, esto no quiere decir que África no esté logrando la infraestructura que necesita para existir, para empezar a existir a nivel planetario. Eso no significa que la Franja y la Ruta no se estén desarrollando, eso no significa que los recursos naturales de Eurasia y de América Latina no sean propiedad de los pueblos y terminen beneficiando a los pueblos que los poseemos. Pero todo lleva su tiempo y nada es inmediato y la foto tiende a deformar la película, que en realidad es lo que hay que tratar de ver cuando uno toma un poquito de distancia de la situación para entender lo que pasa.

Muchísimas gracias Gabriel Fernández por tomarte este ratito y ayudarnos a pensar colectivamente. Un gusto, como siempre.

Un placer, un fuerte abrazo para todos.