POEMA
Abortar,
es un pecado
mortal,
dijo el religioso
desde su
dorado trono
sacerdotal.
Es un delito,
punible y
de horror,
manifestó el
serio legislador.
Olvidándose
ambos,
sospechosamente,
que también hay
un impune
progenitor.
Defender al
niño por nacer,
es la oración
vacía de contenido,
de los que no hacen
absolutamente nada,
por el niño pobre,
ya nacido.
Ser madre es
un milagro de
amor y
un acto heróico.
Alguien que
aborta,
ya tiene un
terrible castigo,
su corazón de
muerte herido.
Y no es una
asesina,
es una mujer,
que ha perdido
la dicha,
de ser una
heroína.













