Por Shamsul Basunia

A mediados de junio de 2024, los estudiantes universitarios de Bangladesh empezaron a darse cuenta de que tenían derecho a aprender, a recibir una remuneración adecuada e incluso a hablar libremente.

La hegemonía política multiplicó esta discriminación, que se extendió a un país de 180 millones de habitantes.

Este despertar de los jóvenes atrajo la adhesión de la gente de todos los segmentos sociales y en un par de días se convirtió en un estallido popular. El 5 de agosto, el estallido se manifestó en las calles de la capital, Dhaka. Millones de personas se unieron al levantamiento desde fuera de la capital, desarmadas y pacíficas.

Todos se dirigieron a la sede del gobierno de Sheikh Hasina, (Gonobhaban), para exigir su dimisión. Las fuerzas del orden dispararon a los millones de personas para que se dispersaran, pero éstas permanecieron en silencio. Más de 20.000 jóvenes perdieron la vida y más de 30.000 quedaron mutilados al perder manos o piernas junto con sus valiosos ojos.

Finalmente, el general Wakeruzzaman, jefe del ejército, renunció a su lealtad al gobierno y se unió a las masas dejando de disparar contra los agitadores, diciendo que nosotros también exigimos una sociedad y un país libre y sin discriminación para vivir mejor.

Como resultado, los jóvenes junto con personas de todas las clases lograron la victoria y la dictadora fascista Sheikh Hasina huyó del país y se refugió en India.

El nuevo gobierno interino, dirigido por el Nobel de Economía Dr. Mohammad Yunus, juró su cargo el 8 de agosto. Desde agosto de 2025, el nuevo gobierno inició un nuevo camino para establecer el Estado de derecho y la justicia. Mientras tanto, el Dr. Yunus consiguió bajar los precios de los productos básicos y restaurar la ley y el orden frente a la frágil sociedad que existía en Bangladesh desde hacía 15 años. En aquellos días, la gente había perdido el derecho al voto, el derecho de reunión y el derecho de expresión, lo que les convirtió en seres que vivían enjaulados, y las esperanzas y aspiraciones se desvanecieron. El país perdió su generación de ingresos y los hombres de la administración y los miembros de un partido robaron millones de dólares de los bancos estatales. El país empezó a caminar por la calle de la bancarrota. Pero finalmente, llegó el relevo.

Los analistas políticos comentaron que los jóvenes estudiantes siguieron estrictamente el camino de la no violencia y derrotaron a la fascista Hasina sin derramar sangre. Sólo las fuerzas del orden lo hicieron, lo que enfureció instantáneamente a las masas y provocó la caída del gobierno de inmediato.

Las fuerzas estudiantiles de Bangladesh demostraron una vez más que el enfoque humanista es el único que puede traer la paz a un país junto con el éxito y la victoria.