Estuvimos un rato largo hablando del mar mientras lo mirábamos, que es como rezarle a un santo mientras se lo contempla. Descalzas y con los pies enterrados en la arena fría, mi amiga y yo recordamos el mar nuestro, del que somos hijas, que queda más al norte pero hace parte de este mismo océano y agradecimos por tenerlo, así como se le dan las gracias a un dios mientras se mira al cielo. Habríamos estado más tiempo, pero el frío y el viento del sur nos impusieron su localía. Y a pesar de haberlo hecho toda mi vida no había advertido que las conversaciones en el mar tienen otra cadencia, otro ritmo y son más lentas. El mar no es lugar para el apuro.
Volví a la ciudad en la que vivo —que no tiene mar pero tiene un río hermoso aunque haya decidido darle la espalda—, pensando en la imponente presencia del mar cuando uno se le acerca, porque acercársele implica luego tener que sacarlo de las ropas, de los zapatos, del pelo y hasta de los bolsillos. Pienso en el mar como una entidad que es mucho más grande y tangible que el mar mismo que vemos y tocamos en la playa. Lo pienso como un elemento que se impregna y que se aferra a lo que no pertenezca a su mundo, para hacerse de él y tomar posesión como si fuera suyo y tuviera hambre.
Entonces aparece ese carácter indómito que históricamente le han adjudicado. Porque el mar es indomable, salvo en la biblia. Pienso en lo solidarios y cercanos que son el mar y la fe. Y entonces recuerdo que Mateo, Marcos y Juan escribieron una de las imágenes más trascendentales, la de un Jesús caminando sobre el mar, calmándolo, domándolo y en la misma escena, a un Pedro que luego de hacer lo mismo empezó a hundirse al dejarse amilanar por el miedo. “Hombre de poca fe” le dijo Jesús en represalia al hombre que luego lo negaría, pero fundaría y construiría su iglesia cambiando por completo y para siempre la historia de la humanidad. Voy a la imagen de la botella lanzada al mar y pienso en que lo importante del mensaje en la botella no es el mensaje sino, el receptor, que alguien la encuentre, como hizo Pedro.
¿Por qué tanta necesidad de calmar al mar? Debe ser porque nos ha sido contado por hombres —pescadores, predicadores, piratas, marineros, comerciantes— personas que no tienen ciclos ni mareas adentro de su cuerpo, regidas por un astro que no tiene luz propia, pero alumbra. El mar y la luna, y mi vientre y todos los vientres. Me traje conmigo la serie de conchas de mar más lindas que haya recogido en muchos años. Las observo y pienso en el alimento que llevaban dentro y entonces me pregunto si será por eso, por ser un cáliz, que “concha” es uno de los términos para referirse a la vagina.
El mar es el anuncio de la no linealidad del tiempo, de nada. Contemplar el mar es enfrentarse al mundo de las formas imposibles. Ruge, es la boca de un volcán sin lava, y en ese segundo previo al estallido hace un silencio, justo antes de que rompa la ola, que es la diástole y la sístole del mar. En la continuidad de la marcha bípeda frente al mar, no queda otra alternativa que detenernos a contemplar o resolver de qué manera seguir un horizonte incierto. Nuestra finitud se concreta a la orilla del mar. Pienso en el mar como el margen de todas las costas que tiene la Tierra y en la palabra margen, y en que sus dos sílabas son “mar” y “gen”.
Nos contamos dónde, en esa costa caribe, habíamos conocido cada una el mar. Pienso en ello y en que nadie lo conoce del mismo modo que otra persona, aunque les suceda al mismo tiempo. Yo lo conocí siendo muy chica y junto a la persona con la que aprendí a asombrarme conociendo el mundo: mi hermano, que me tomó una foto que encontré cuando volví hace unos días del mar. Fue en un invierno en el Mediterráneo y al verla nos recordé a él y a mí con nuestros primos jugando en el mar caribe colombiano y el mar y su fe, entonces di gracias a dios. De pronto, no era yo viendo una foto y recordando el mar de mi niñez, en realidad estaba escuchando al infinito. Poner el oído en las conchas de las caracolas del mar es igual a poner el oído en el pecho y escuchar un corazón.













