Vietnam conmemora este 30 de Abril el cuadragésimo noveno aniversario del fin de la guerra y el logro de su reunificación nacional.

La capital Hanói y la más populosa Ho-Chi-Minh (antiguamente Saigón) se vistieron de fiesta con banderas rojas y los emblemas del Partido Comunista mientras que a lo largo del país miles de personas participan de actividades culturales para festejar, una vez más, el transcendental acontecimiento.

Un comentario de la agencia nacional de noticias VNA, citado por Prensa Latina, destaca que “El acontecimiento puso fin al yugo del imperialismo y el feudalismo en nuestro país, completó la revolución democrática nacional del pueblo, unificó a la nación y abrió una nueva era en Vietnam. Todo el país comenzó a avanzar unido hacia el socialismo”.

Asimismo, se cumplen en la fecha setenta años de la derrota colonial francesa en Dien Bien Phu que llevó a la Conferencia de Ginebra, produciéndose entonces la división en dos zonas, con un gobierno comunista en el norte y un gobierno pro-occidental en el sur. El conflicto bélico continuó durante dos décadas más, finalizando con la caída de Saigón en 1975 y la reunificación del país.

La guerra de Vietnam tuvo consecuencias devastadoras, la pérdida de millones de vidas humanas, el desplazamiento masivo de personas y el envenenamiento de poblaciones enteras por el uso criminal extensivo, por parte del ejército estadounidense, de herbicidas como el Agente Naranja.

En rechazo a la guerra se expandió un amplio movimiento tanto en Estados Unidos como en otras partes del mundo. Las protestas y manifestaciones contra la guerra, junto con una creciente oposición pública, influyeron en las políticas estadounidenses y contribuyeron a la retirada de sus tropas a principios de la década de 1970, lo que marcó un punto de inflexión en el conflicto.

En la actualidad, Vietnam, siguiendo el modelo de otras naciones orientales, ha mejorado sensiblemente el nivel de vida de su población. Uno de sus logros más destacados ha sido la reducción sustancial de la pobreza. Según el Banco Mundial, la tasa de pobreza en Vietnam disminuyó del 58% en 1993 al 5,8% en 2016. Este progreso ha sido el resultado de políticas gubernamentales efectivas, inversiones en infraestructura y desarrollo económico.

Asimismo, hubo avances significativos en el campo de la educación. La tasa de alfabetización es alta y el acceso a la educación primaria y secundaria se ha ampliado considerablemente. Además, el país ha invertido en la mejora de la calidad de la educación y en la formación de su fuerza laboral.

Los servicios de salud han mejorado considerablemente, consiguiendo reducir la mortalidad infantil y materna, así como aumentar el control de enfermedades transmisibles. El acceso a la atención médica se ha expandido, aunque persisten retos en áreas rurales y remotas.

Aunque el desarrollo económico ha tenido un impacto positivo en muchos aspectos de la vida en Vietnam, también ha planteado desafíos ambientales, como la contaminación del aire y del agua, la deforestación y la degradación del suelo. Sin embargo, el gobierno y la sociedad están empeñados en abordar estos problemas.

De este modo, el pueblo vietnamita tiene hoy motivos más que justificados para celebrar. La experiencia muestra, una vez más que los pueblos, viviendo en paz logran desarrollarse. La única enemiga es la guerra.