Ha dado comienzo un nuevo ciclo de talleres de desarrollo humano en las prisiones de Buenos Aires. Los talleres son impartidos online por voluntarios del Movimiento Humanista residentes en diferentes ciudades y en ellos participan más de 3.000 personas privadas de libertad. Los contenidos de los talleres están dirigidos a reconocer y resistir la violencia que hay en nosotros y fuera de nosotros, así como a aprender a dar respuestas coherentes en las diferentes situaciones de nuestras vidas.

Josefa Salazar es la coordinadora de dichos talleres y nos confirma que acaba de empezar el ciclo del año 2024.

¿En qué consisten estos talleres?

Enmarcamos esta propuesta en el sistema de ideas expuesto por Mario Rodríguez Cobos, conocido como Silo. Un pensador que dejó un gran aporte tanto en psicología, como en el reconocimiento de nuestro mundo interno y de la espiritualidad en el ser humano.

Los conductores de los talleres somos un grupo de amigos, que de manera voluntaria y desde diferentes ciudades, impartimos estos trabajos para personas en contexto de encierro. Cada uno de los conductores presenta algún tema o trabajo que considera importante, temas relacionados con la superación de estados mentales como la angustia, el temor, el resentimiento, la falta de futuro, también con la espiritualidad del ser humano, con los mitos universales o con el contacto con la energía interna de cada uno.

Los seres humanos tenemos un cuerpo físico, pero también un mundo interno y a través de la meditación y de la autoobservación podemos ir descubriendo ese paisaje interno, podemos llegar a ver con nuestro ojo interno. Con estos trabajos llevamos esperanza y fe al ser humano esté donde esté. En los talleres se fomenta el intercambio entre las personas en contexto de encierro que participan, durante la semana desarrollan con sus compañeros los temas tratados en las reuniones y los exponen y comentan en la siguiente sesión. Sobre todo, son espacios de intercambio, de debate sobre temas importantes de la vida.

¿Cuándo comenzaron los talleres?

Comenzamos el año 2021 en plena pandemia, cuando todos estábamos encerrados. Gastón Vázquez, un joven argentino que inició el proyecto, estuvo 15 días encerrado en su casa pensando que hacer para acabar con la violencia, externa e interna. En este contexto, despertó este joven de este tiempo y se puso en marcha, buscó a una amiga que estaba de directora de Del Ministerio de Justicia y ella le abrió la puerta para poder llegar a los a los chicos que estaban en contexto encierro. Los acompañamos durante todo el 2021, el 2022 y el 2023 y ahora en el 2024 ellos mismos están organizándose. Se han dado muchos cambios muy positivos, tanto en ellos, como en el ámbito de convivencia entre ellos.

¿Cuánta gente participa?

El primer año podríamos estar unas 3.500 personas, el segundo año unas 2.500 y este año sobre 3.500, pero no me gusta hablar de números, porque nosotros no somos un número, somos seres humanos. Ante todo, somos amigas y amigos, porque ellos mismos dicen que somos amigas y amigos y no se cansan de agradecer a todo el equipo que participamos realizando el taller. Este es un trabajo conjunto de un equipo.

¿Nos puedes comentar algún testimonio de personas que participan en los talleres que te haya conmovido?

Sí, claro, tengo muchos, pero lo más impactante es acompañar el proceso que los amigos y amigas en contexto de encierro están realizando. Por sus propios medios, con su forma, ellos se organizan, saben la importancia de la educación, de la formación, de superar los condicionamientos mentales. Algunos lo están logrando y lo están llevando a sus compañeros y compañeras, así va cambiando la atmósfera de cada pabellón. Están llevando a cabo cursos de alfabetización, enseñando oficios; el que sabe electricidad o carpintería enseña a otros. También algunos chicos están enseñando Braille y traduciendo libros de cuentos a Braille y después los donan a asociaciones de ciegos, otros están haciendo muebles que después donan a familias con bajos recursos, otros fabrican juguetes de madera para los niños de las escuelas, también están formando un conjunto de música de rap, hacen teatro, cada uno desarrolla sus mejores cualidades. Lo más impactante para mi ha sido acompañar todo este proceso.