A poco más de un año de la promulgación de la nueva ley nacional de migración, surge el nuevo texto con enmiendas desde el poder legislativo, el texto aborda la regulación de la condición de refugiado y sus procedimientos, con el objetivo de hacer frente al aumento de solicitudes. Se establecen criterios más estrictos, reconociendo como refugiados solo a aquellos que llegan directamente desde territorios amenazados, limitando la estadía en terceros países a 60 días.

La calidad de refugiado se otorgará considerando el peligro inminente en el país de origen, la persecución política, la falta de solicitudes similares en otros estados y los motivos para no haber solicitado refugio en tránsito. Se eliminaron normas relacionadas con procedimientos, destacando la agilización en la respuesta a solicitudes y la reducción de la inmigración ilegal, facilitando la deportación de personas migrantes.

El proyecto fue respaldado en la Cámara de Diputados, con 126 votos a favor, 3 en contra y 9 abstenciones. Los legisladores consideran que contribuirá a cerrar puertas a la “inmigración ilegal”.

Según el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, se busca controlar de manera más efectiva el ingreso de migrantes y las expulsiones. Destaca la implementación de medidas como la identificación biométrica de migrantes en situación irregular, con 170 mil personas inscritas voluntariamente. Se enfoca en expulsar a aquellos que no colaboran proporcionando información sobre sus antecedentes, con énfasis en la colaboración con otros países para obtener datos relevantes.

Monsalve resalta la complejidad de las fronteras chilenas, con mil kilómetros y cientos de pasos no habilitados. Señala que el país enfrenta la mayor crisis migratoria de América Latina y Centroamérica, con siete millones de ciudadanos venezolanos saliendo de su país. Destaca la necesidad de controlar la frontera y explica la ampliación del área de control a 10 kilómetros. El nuevo proyecto de ley resulta, en la práctica, claramente una legislación anti migración venezolana.

Esta ley y sobre todo estas últimas enmiendas, se emparentan mucho con las legislaciones de “los países del primer mundo” con sus esfuerzos de detener el flujo de personas huyendo del desastre social y económico, que desatan sus propias medidas unilaterales de masacre de población civil con los ataques militares de la OTAN, la venta abierta o encubierta de armas acelerando los conflictos internos de los países cuestionados, y de las medidas de bloqueo económico a países para provocar la caída de sus gobiernos no afines a la “democracia occidental”.

Sin responsabilizarse de las razones descritas, el poder opta por torpedear los cimientos humanistas para ceder ante la ultraderecha racista y fascista, con una política que vuelve a criminalizar al extranjero, al migrante, al diferente, y a quienes se solidarizan con ellos. Y sin duda, no es válido ligar las dificultades del Estado en el control de la delincuencia, la expansión del narcotráfico y en resumen las situaciones de seguridad pública, con una cuestión tan distinta como es el fenómeno social y político de la migración de personas.

Propuestas de un buen trato humano al migrante
La vida humana es sagrada y, desde el convencimiento de que no habrá progreso si no es de todos y para todos, promovemos que los gobiernos den una respuesta coherente y urgente tomando medidas como:
– El cumplimiento escrupuloso de la Declaración de los Derechos Humanos, así como de las leyes internacionales en materia de asilo y migración.
– No a la criminalización del migrante y del refugiado ¡Ningún ser humano es ilegal!

– Avanzar hacia la eliminación de fronteras, que solo existen para separar a los pobres y no tienen realidad para los capitales y la minoría cada día más escandalosamente rica del planeta.
– Impedir que los impuestos de los ciudadanos sean destinados a la ‘vigilancia de fronteras’, la ‘externalización’ de las mismas y la creación de ‘prisiones de migrantes’. Proponemos que estos fondos
sean destinados a otros aspectos, como la acogida de estos seres humanos que requieren una nueva oportunidad para sus vidas.
– Desistir en la criminalización de ONGs y cooperantes que ponen su esfuerzo en salvar vidas humanas.
– Habilitar vías de ingreso legales para una real y efectiva lucha contra las mafias que especulan con el comercio de seres humanos. No solamente con la creación de “pasillos humanitarios”, sino, sobre todo, otorgando documentos de entrada legal.
– Denuncia permanente para evidenciar la falta de control exhaustivo de las ventas de armas a países en conflicto, directa o indirectamente desde terceros países.
– Abandonar la defensa del modelo capitalista, que se ha convertido en la práctica, en una corriente antihumanista que desestima cómo su dirección de acumulación de dinero, privilegios y poder, genera exponencialmente la desintegración de la vida cotidiana de las grandes mayorías asalariadas, jubiladas y cesantes.

En Chile es un tema que ha impactado profundamente. Durante el Golpe cívico-militar de Estado de 1973, muchas personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares y emigrar hacia otros países en diferentes períodos, fueron oleadas de chilenos que migraron a países vecinos como Argentina, Venezuela o Brasil, mientras que otros optaron por emigrar hacia países más lejanos.

La migración forzada dejó una profunda huella en las vidas de quienes la experimentaron. La separación de sus familias, la pérdida de sus hogares y la adaptación a nuevas culturas fueron desafíos a los que tuvieron que enfrentarse. Sin embargo, muchos de ellos lograron reconstruir sus vidas y contribuir al desarrollo de sus nuevos países de acogida. Tal experiencia es relevante para buscar resolver los desafíos de hoy en nuestro país.

Es importante recordar y aprender de estas experiencias para trabajar en la construcción de un futuro en el que la paz y la solidaridad prevalezcan por sobretodo en este mundo convulso y cambiante. Hacemos nuestra lo que expresan desde la organización especializada en estos temas, Convergencia de Las Culturas, a saber: Es necesario el encuentro y el diálogo entre seres humanos de culturas diferentes que al mirarse puedan decir: “yo existo porque tú existes”.

 

Redacción colaborativa de Ricardo Lisboa Henríquez; M. Angélica Alvear Montecinos; Guillermo Garcés Parada; Sandra Arriola Oporto y César Anguita Sanhueza. Comisión de Opinión Pública