El Tribunal Superior de Londres concedió hoy a Julian Assange la posibilidad de presentar un nuevo recurso ante la justicia británica contra su extradición a Estados Unidos.

La decisión final se ha aplazado hasta el 20 de mayo. Estados Unidos dispone ahora de tres semanas para ofrecer garantías como que Assange, ciudadano australiano y no estadounidense, gozará de la protección de la Primera Enmienda de la Constitución sobre libertad de información y la exclusión de la pena de muerte. Los jueces británicos también rechazaron algunos de los argumentos esgrimidos por la defensa de Assange, entre ellos el carácter político de la petición de extradición.

Aunque evita el peor resultado posible —la salida inmediata hacia Estados Unidos en un avión preparado en un aeropuerto militar británico—, la decisión de hoy prolonga el encarcelamiento de Assange en la espantosa prisión de Belmarsh y simplemente deja en suspenso el proceso. Además, como denuncia Amnistía Internacional, «en el pasado, las ‘garantías diplomáticas’ dadas por Estados Unidos han demostrado ser infundadas y estar llenas de lagunas».

Por tanto, como ya se ha dicho muchas veces, es esencial mantener la presión de la opinión pública sobre las autoridades estadounidenses, británicas y australianas. Stella Assange lo ha vuelto a repetir hoy: «Julian es un preso político y deben retirarse los cargos contra él».