Por Dr. Guillermo A. Karamanian*

En primer lugar, informo a todos los armenios que lean estas páginas que la Presidenta de la República de Armenia Occidental, Sra. Lydia Margossian, me ha nombrado recientemente Embajador de la República de Armenia Occidental en la República Argentina.

Este es un gran honor para mi y mi familia, y este nombramiento es histórico porque soy el primer Embajador de nuestro querido Estado que fue concebido gracias al esfuerzo, el trabajo y el intelecto de nuestros mayores y de nuestros héroes armenios, aunque tengo muy claro que los cargos no son para lucirlos frente a nuestros compatriotas sino para hacerlos valer y respetar frente a toda la comunidad internacional.

A raíz de declaraciones públicas recientemente efectuadas en Ereván y recepcionadas por la prensa de todo el mundo, que pretenden negar la territorialidad de Armenia más allá de los 29.000 km2 de la República de Armenia, considero que es fundamental aportar visión y claridad conceptual para comprender exactamente la realidad histórica, jurídica y territorial de la Nación Armenia y así poder dimensionar correctamente estas declaraciones que nos parecen incomprensibles para situarlas en el contexto adecuado.
Necesitamos saber qué es objetivamente cierto acerca de esas declaraciones públicas y que es objetivamente falso.

Para una mejor comprensión, esta vez comenzaré por el final para que conociendo cuál es la realidad, usted pueda entender cómo es que llegamos a esta realidad.
Afirmo, como Embajador de la República de Armenia Occidental que Najicheván, Artsaj, Djavajk, Kars, Ardahán, Manazguerd, Van, Yerzinca, Erzerum, Diarbekir, Trebizonda, Bitlis, Sivas, Harput, Mush y Sasún, son provincias armenias, así reconocidas por el derecho internacional público.

La verdadera realidad armenia no es la que ustedes conocen, sino que es mucho más rica y con una gran perspectiva de futuro, una realidad que les ha sido ocultada deliberadamente por los líderes armenios de la República de Armenia, por la dirigencia armenia de toda la Diáspora Armenia y por el enorme despliegue del poder geopolítico global, de modo que todos nosotros, armenios nacidos en diferentes ciudades del mundo y fuera de nuestra Patria, ignoramos que desde el día de nuestro nacimiento somos armenios, ciudadanos del Estado Armenia que el mundo reconoció en repetidas ocasiones y con la máxima solemnidad, de facto y de iure, en el año 1920. Sin ir más lejos, aquí en la República Argentina el reconocimiento se hizo al más alto nivel, mediante un decreto presidencial dictado por el presidente Hipólito Yrigoyen y refrendado por el canciller Nicolás Avellaneda, decreto N° 46 del 3 de mayo de 1920.

Este secreto, tan celosamente guardado por los líderes políticos mundiales, entre los que lamentablemente también se incluyen los líderes armenios, ha sido defendido por estos actores durante más de 30 años y desde entonces ha debilitado a la Nación Armenia, privando a la Diáspora armenia que vive en las ciudades más importantes del mundo de su significado, dificultando nuestro deseo de unirnos en el objetivo patriótico de recuperar Nuestras Tierras, reconocidas como armenias por el derecho internacional público y con este reconocimiento vigente e imprescriptible.

Pero independientemente de la cantidad de derechos vigentes, sino nos organizamos y los ejercemos, moriremos con nuestros derechos intactos pero sin haber recuperado Nuestras Tierras. Ese es el objetivo del establishment global contra nosotros, que olvidemos el derecho existente que tenemos, que dejemos de ser armenios y nos conformemos con la ciudadanía que cada uno de nosotros tiene por el derecho a la tierra donde hemos nacido, que reconozcamos que el único Estado armenio que existe es la República de Armenia de 1991, cuando en la realidad también existe el Estado Armenia de 1920, hoy llamado República de Armenia Occidental, aunque esté completamente usurpado temporariamente por Turquía y Azerbaiyán.

Desde 1991, cuando el poder geopolítico mundial y los líderes armenios soviéticos crearon un nuevo Estado armenio con 29.000 km2 que restaron del Estado Armenia de 1920, y lo llamaron República de Armenia (para confundirnos aún más) sin hacernos entender nunca que este nuevo país es completamente diferente al Estado que el poder geopolítico junto a los patriotas armenios bajo la égida de Boghós Nubar crearon en 1920, se inició un proceso interno de degradación de la Nación Armenia, con grandes dosis de eliminación del patriotismo, que podría culminar con el pronto ataque de nuestros enemigos a Ereván y la usurpación final y definitiva de los dos Estados armenios que el mundo ha reconocido en el derecho internacional público, el de 1920 y el de 1991, ambos plenamente vigentes.

La lamentable ausencia de reacción o complicidad (la historia juzgará cuando llegue el momento) de los partidos políticos tradicionales armenios representados en cada una de las ciudades del mundo en donde vive la Diáspora y las fuerzas comunitarias que forman parte del establishment armenio y que se manifiestan en consonancia y perfecta armonía con la posición oficial desplegada desde 1991 por el tándem “liderazgo armenio de la República de Armenia – poder geopolítico mundial”, nos han mantenido en la confusión, el aturdimiento y la desinformación deliberada durante más de 30 años. Esta situación absurda y torpe nos llevó a perder Artsaj, para marcar sólo el dolor más insoportable que tenemos hoy.

Todas estas maniobras, fueron ordenadas por el poder geopolítico internacional y acatadas por el establishment armenio, hasta que patriotas veteranos de guerra de Artsaj, descubrieron el plan oculto y perverso que se ejecutaba contra nosotros y, como lógica reacción patriótica, y desde la propia Shushí, en el año 2004 comenzaron a gestar al Estado continuador del Estado Armenia de 1920 siguiendo todos los preceptos que legisla el derecho internacional público al respecto.

Este arduo trabajo patriótico armenio, oculto por la geopolítica internacional y por los medios de comunicación armenios de todo el mundo, dio origen a la República de Armenia Occidental que es la continuación jurídica del Estado Armenia de 1920 y representa la única manera de dar un status estatal suficiente a todos los armenios del mundo. Dentro de la República de Armenia Occidental y con toda la fuerza de la Diáspora rescatada para nuestro objetivo patriótico, podremos diseñar las alternativas reales y conducentes a recuperar todas y cada una de las provincias armenias que he detallado más arriba y que hoy están temporariamente usurpadas por Turquía y Azerbaiyán y que nosotros, usted y yo incluidos, debemos recuperarlas para Armenia siguiendo el mandato de nuestros padres y abuelos y dejando la posta para nuestros hijos y nietos.

¿POR QUÉ LA ACTUAL REPÚBLICA DE ARMENIA NO PUEDE RECLAMAR NINGÚN TERRITORIO FUERA DE LOS 29.000 KM2 QUE GOBIERNA?
Hay un hecho histórico y jurídico que la inmensa mayoría de los armenios desconoce: La actual República de Armenia con sus 29.000 km2 se ha convertido en un país independiente y distinto de la histórica Armenia, cuyo Estado ha sido reconocido por el derecho internacional público en el año 1920 y por una treintena de países de todo el mundo.
Esto significa que el 21 de septiembre de 1991 fue el día en que la Nación Armenia se separó en dos Estados.

Esta realidad podría haber sido diferente si la dirigencia armenia soviética en los años 1990 y 1991 hubiera actuado con un fuerte sentido patriótico y no hubiera acordado con el poder geopolítico la defección de la inmensa mayoría del milenario y sagrado territorio armenio que conllevó un desprecio hacia todos nosotros sin reparar que éramos y somos sus hermanos, en tanto integrantes del mismo pueblo armenio que ellos estaban separando con sus acciones. Sólo tenían que reivindicar al Estado Armenia reconocido internacionalmente en 1920 y declararse continuadores jurídicos de él, pero decidieron separarse de nosotros y convertirse en los únicos armenios del mundo, generando innecesariamente un nuevo Estado armenio y en nuestro desmedro, ya que nosotros somos ajenos a él.
Por esto es que la actual República de Armenia no puede reclamar ni un centímetro de territorio diferente al de aquel con el cuál decidió constituirse en un nuevo país en 1991.

Por eso les digo categóricamente, que a estos efectos, no tiene importancia quién sea la primera figura política de la República de Armenia, tenga el nombre y apellido que tenga y con la ideología que sea. Nadie reclamó absolutamente nada en materia territorial en estos más de 30 años, ni nadie podrá reclamar territorio alguno en el futuro, porque el país no puede jurídicamente hacerlo.
Pero, a pesar de lo dicho, y aunque las autoridades de la República de Armenia jamás podrán reclamar territorios ajenos a sus 29.000 km2, otra cosa es que por empeñarse a defender la mentira histórica y jurídica perpetuada por el establishment mundial de que son ellos los únicos armenios del mundo y que viven en el único Estado armenio del mundo, puedan atreverse a realizar declaraciones públicas que van en contra del interés nacional armenio y en beneficio de nuestros enemigos.

Por lo tanto, ninguno de nosotros puede permitir a ninguna autoridad de la República de Armenia que niegue la existencia del Estado Armenia de 1920 y a sus ciudadanos que somos los armenios que aún viven en Armenia Occidental usurpada por Turquía y Azerbaiyán y todos nosotros que nacimos y vivimos exiliados de Nuestra Patria Armenia, aunque muchos de los que leen estas líneas todavía no saben que nosotros somos el pueblo originario de Armenia Occidental, que fue así reconocido en el año 2007 por las Naciones Unidas.

Los líderes de la República de Armenia pueden hacer lo que quieran para preservar la integridad de los 29.000 km2 que gobiernan pero no pueden ir en contra del interés nacional armenio, no pueden negar la existencia del Estado Armenia de 1920 y a su sucesor legal que es nuestra República de Armenia Occidental. Pueden hacer lo que quieran, pero no pueden decir que Najicheván, Artsaj, Djavajk, Kars, Ardahán, Manazguerd, Van, Yerzinca, Erzerum, Diarbekir, Trebizonda, Bitlis, Sivas, Harput, Mush y Sasún no son provincias armenias. Y menos que nada, pueden atreverse a cuestionar la armenidad del monte Ararat, afirmando que no es un monte armenio o que es un monte turco o que pertenece a la integridad territorial de Turquía. Eso sería traición a la Patria.

Artsaj es una provincia indiscutiblemente armenia y el Monte Ararat es la montaña más armenia que existe en el mundo, el punto más alto y el símbolo de nuestra República de Armenia Occidental como Estado continuador del Estado Armenia de 1920.

Los protocolos de Almá-Atá de 1991 se firmaron con el principal objetivo de disolver a la Unión Soviética y es un problema de la dirigencia de la República de Armenia si quiere poner ese documento sobre la mesa o no, para acordar lo que quiera con Azerbaiyán. Lo que los líderes armenios no pueden convenir con Azerbaiyán, es un acuerdo para eliminar la soberanía armenia sobre nuestras provincias de Najicheván y Artsaj, como tampoco pueden reconocer a Turquía derecho sobre ninguna de las restantes provincias que componen a la República de Armenia Occidental.

Para finalizar, quisiera decir que las únicas fronteras jurídicas, legales que existen entre armenios y turcos son las que fijó el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Woodrow Wilson, actuando como árbitro internacional, en el laudo arbitral que pronunció el 22 de noviembre de 1920. Sentencia firme e inapelable y que ya se ha transformado en ley internacional que delimita las fronteras legales y actuales de los Estados de Turquía y de la hoy República de Armenia Occidental.
Esta es la realidad armenia.

Ustedes que acaban de comprender la realidad armenia, deben difundir a todos sus contactos armenios las verdades objetivas contenidas en esta manifestación escrita, transmitiéndolas.
En esta primera acción oficial como Embajador de nuestra República de Armenia Occidental, invitamos a todos los armenios del mundo a unirse urgentemente a nosotros para que juntos podamos implementar las estrategias adecuadas para recuperar todas y cada una de nuestras provincias armenias.

 

 

*Embajador de la República de Armenia Occidental en la República Argentina