El resultado de las Elecciones Presidenciales que se celebrarán este año en EE. UU. y Rusia podrían significar el retorno a la Doctrina de la Coexistencia Pacífica entre EE. UU. y Rusia y el consecuente finiquito a la Guerra Fría 2.0. Así, el conflicto ucraniano habría significado el retorno a la Guerra Fría entre Rusia y EE. UU. y el retorno a la Doctrina de la Contención, cuyas bases fueron expuestas por George F. Kennan en su ensayo «Las fuentes del comportamiento soviético», publicado en la revista Foreign Affairs en 1947 y cuyas ideas principales se resumen en la cita «el poder soviético es impermeable a la lógica de la razón pero muy sensible a la lógica de la fuerza».

¿Victoria republicana en EE. UU.?

Los indicios de senilidad de Biden, la crisis del fentanilo, la carestía de la vida y la posible entrada en recesión de la economía el año venidero, habrían hundido la popularidad del mandatario demócrata hasta el 39%. Ello podría facilitar el retorno triunfal de Donald Trump en las presidenciales del 2024, quien según una encuesta de CBS News y YouGov, contaría con el apoyo del 65% de los votantes republicanos para ser nominado candidato republicano.

Por otra parte, Donald Trump aseguró en sus redes que «nunca hemos estado tan cerca de la III Guerra mundial» y que debe haber un «compromiso total para desmantelar el grupo de poder neoconservador globalista responsable de arrastrar al mundo a guerras interminables». En consecuencia, una victoria republicana en el 2024 representaría el ocaso de la estrategia atlantista de Biden y Soros empecinados en defenestrar a Putin del poder, la firma de un acuerdo de Paz en Ucrania y el retorno a la Doctrina de la Coexistencia Pacífica con Rusia. Ello supondría la entronización del G-3 (EEUU, Rusia y China) como «primus inter pares» en la gobernanza mundial y el final del sueño obsesivo de los globalistas encabezados por Soros y la Open Society Foundation (OSF) de conseguir la balcanización de Rusia, «la ballena blanca que los globalistas llevan décadas intentando cazar».

Acuerdo de paz en Ucrania

La pérdida del control del Congreso por los demócratas tras las elecciones intermedias de noviembre ha supuesto que los republicanos fiscalicen las futuras ayudas en armamento a Ucrania, estimadas hasta la fecha en 110.000 millones dólares y que estaba en vigencia hasta el pasado mes de diciembre así como una creciente ola de desafección política respecto de Zelensky que abarcaría todo el espectro político estadounidense.

El golpe de gracia a Ucrania sería el reciente rechazo del Congreso a la ayuda propuesta por Biden de 80.000 millones de dólares más en ayuda militar o humanitaria a Kiev, debido a la oposición frontal del ala radical republicana del Congreso teledirigida por Donald Trump con el objetivo confeso de provocar la asfixia por inanición económica de Zelenski para forzarlo a firmar un Acuerdo de Paz con Putin.

Por otra parte, la ayuda militar a Israel tras la invasión de la Franja de Gaza, absorberá una parte importante del presupuesto militar de EEUU , por lo que en el supuesto de que triunfe Trump en las Presidenciales de Noviembre, podríamos asistir a la firma de un acuerdo de Paz entre Ucrania y Rusia que finiquite el contencioso ucraniano.

Putin busca un Acuerdo de Paz que establezca que Ucrania no entrará en la OTAN y que el contencioso ucraniano quede perfilado con la división de Ucrania en dos mitades, quedando el Este del país, incluida Crimea, el Donbás, Zaporiyia y Jersón bajo la órbita rusa y el Centro y Oeste de la actual Ucrania navegarán bajo la tutela de Occidente. Dicho conflicto enquistado es considerado ya por EE. UU. como una rémora debido al gasto inasumible que conlleva, con lo que el ínclito Zelensky pasará a ser para EE. UU. un lastre del que conviene desprenderse con inmediatez, no siendo descartable que sea acusado de corrupción y obligado a exiliarse a EE. UU.

Ocaso de Netanyahu

Tras la invasión de Gaza por Israel, se estaría agudizando la desafección de una sociedad civil que no puede perdonar los fallos de seguridad en la Defensa israelí que habrían desembocado en el asesinado de 1.200 israelíes y el secuestro de 220 personas por Hamas.Así, según una encuesta de The Jerusalem Post, el 80% de los encuestados afirman que «el Gobierno es el principal responsable de la infiltración de los milicianos palestinos» y un 56% opina que «Netanyahu debería dimitir al acabar la guerra actual».

En este contexto, asistimos a la desgraciada muerte por el Tzahal de tres de los rehenes judíos al confundirlos con miembros de Hamas, por lo que se habrían incrementado las movilizaciones de los familiares de las personas secuestradas por Hamas ante la residencia de Netanyahu a quien hacen «personalmente responsable de su retorno a casa con vida».

En consecuencia, la desafección de la sociedad israelí respecto a Netanyahu debido a su nefasta gestión de la crisis con Hamas y el nulo interés por rescatar con vida a los rehenes judíos, podría provocar un golpe de mano del ex- general y miembro del Gobierno de Emergencia israelí, Benny Gantz, quien lidera el partido Azul y Blanco. Ello desembocaría en la convocatoria anticipada de nuevas elecciones con el objetivo confeso de conformar un Gobierno de Unidad Nacional con Yair Lapid y cuya tarea primordial sería reeditar los Acuerdos de Oslo que posibiliten la coexistencia pacífica de Dos pueblos en Dos Estados.

Mientras, Netanyahu, un político nefasto que intentó dar un golpe de mano autocrático para posteriormente instaurar un régimen Presidencialista, podría enfrentarse a un juicio penal en el que será acusado de negligencia y crímenes contra los Derechos Humanos, lo que podría suponer una condena penal y su salida definitiva del escenario político israelí.