Una historia que invita a conocer el mundo interior de Ana Luisa, la protagonista, abordando el Trastorno del Espectro Autista (TEA) y que la autora construyó revisando bibliografía y conversando con especialistas.
Ana Luisa es una niña amante de la naturaleza que espera con ansias la llegada de la primavera para reencontrarse con unas amigas voladoras, con quienes ha establecido un vínculo tan especial que logra conectarse con ellas y comprender su lenguaje. Así comienza “La Niña de las Abejas” un relato que constituye un viaje mágico que invita a adentrarse en un mundo que se encuentra más allá del paisaje donde vive la protagonista y en el que se ubica la colmena que ha observado toda su vida.

Este libro álbum de 32 páginas, que fue ilustrado por Nacha Márquez y editado por Pedro Maino, nace de las vivencias y recuerdos de la autora, quien homenajea en él a sus abuelos que la criaron, así como del interés y curiosidad que han despertado en ella las abejas, insectos inteligentes, capaces de comunicarse y con un alto grado de organización.

Patricia Schüller Gamboa nació en Santiago de Chile. Es periodista, editora, escritora y psicoterapeuta. Ha trabajado en los diarios La Tercera, donde fue subeditora de Crónica; La Segunda y la edición impresa de La Nación, donde fue editora de la Sección País. En La Tercera y La Segunda además tuvo a su cargo secciones de entrevistas. En La Nación Domingo publicó durante tres años una entrevista llamada “El Arcano” y colaboró en revista Vea. Actualmente es directora editorial de La Nación digital.

Es autora del libro Mujeres Mágicas (Editorial Aguilar, 2015), que muestra la búsqueda espiritual de siete mujeres chilenas: Yael Unger, Patricia May, Lita Donoso, Pilar Sordo, Gabriela Rodríguez, Luzclara y Paulina Peñafiel.

Cuéntanos cómo nace “La Niña de las Abejas”

-Hace más de 15 años una mujer con la cual conversaba respecto a esas personas que tienen una percepción más desarrollada y pueden ver “más allá del espejo”, me contó que ella había conocido a una niña que vivía con sus abuelos en el campo, en el sur de Chile, y que esta había aprendido a interpretar el baile de las abejas. Es que las abejitas danzan, les comunican a sus hermanas, que están en la colmena, donde se encuentran el alimento y el agua. Si están cerca hacen una danza circular y si están lejos el baile simula un ocho. El lenguaje de las abejas lo descubrió el zoológo austríaco y Premio Nobel, Karl von Frish (1886-1982).

En ese momento sentí que ahí había una historia maravillosa y me propuse darle forma.
No tenía claridad si sería una novela, un cortometraje o un libro ilustrado. Archivé el proyecto en mi mente, pero cada cierto tiempo volvía sobre él.
Me empeñé en hacerlo y como le puse amor, pasión e intención fueron apareciendo las personas y las situaciones en mi camino. Es que la vida es una cadena de milagros.
Sabía que la niña, que sería la protagonista, debía tener características especiales, habilidades distintas. Poco a poco comprendí que debía ser autista, pertenecer al Trastorno del Espectro Autista (TEA). Ya habían aparecido en mi vida niños y adultos con esta condición. Si bien es cierto la vida se les hace cuesta arriba en las actividades cotidianas, tienen grandes habilidades. Como, por ejemplo, interpretar la danza de las abejas.

¿Cómo fue hacer este libro, tuviste que investigar sobre el TEA y las abejas?

-Leí harto sobre el Trastorno del Espectro Autista y, como señalé, conocí a adultos y niños con esta condición. Una persona muy importante es la ingeniero químico y terapeuta, Marcela Uliarte. Ella es argentina, vive en Chile desde hace dos décadas, tiene 57 años y a los 45 le detectaron autismo. Marcela imparte talleres sobre esencias florales, he estudiado con ella, porque además soy terapeuta. A través de sus clases ella entrega tips de lo que significa ser autista. Esto me abrió mucho la mente sobre esta condición.
Respecto a las abejas, leí libros, artículos y conversé harto con dos expertos en estos insectos: el bioquímico Enrique Mejías y el psicólogo y apicultor, Alonso Labra. Es realmente “un bálsamo de humildad” estudiar su ordenamiento social.

En este libro podemos ver la importancia de la empatía y comprensión hacia las personas TEA. ¿Cómo ves a los niños y niñas chilenos en relación a la empatía?

-Falta empatía y comprensión respecto a los niños y adultos TEA. Todavía a los estudiantes se les suele marginar en los colegios, pese a toda la información que hoy existe respecto a este trastorno. Falta tolerancia y empatía.

¿Cómo fue hacer un libro para niños?

-Fue una experiencia muy enriquecedora. Los libros álbumes, con ilustraciones grandes y poco texto, donde ambos se complementan, son un desafío. Disfruté mucho trabajando en esta historia. La ilustradora Nacha Márquez se comprometió con el trabajo al punto que las ilustraciones adquirieron prácticamente vida propia.

¿Crees que este libro trasciende al lector infantil?

-Por supuesto. Este libro, que transmite esperanza y amor, es para grandes y chicos, para adultos mayores, profesores, psicólogos, terapeutas ocupacionales. Para que todos aquellos que lo lean “con los ojos del corazón”.