No llegaron los Reyes Magos con sus regalos a Ecuador, sino las mafias organizadas del narcotráfico internacional declarando la guerra al Estado y la sociedad, con múltiples acciones violentas en todo el país, la madrugada del 9 de enero, luego del “estado de excepción en todo el país por grave conmoción interna” (art.1), decretado la víspera por el Presidente Daniel Noboa, tras los motines en seis cárceles del país y el anuncio de la fuga de uno de los capos más importantes.

El Decreto presidencial No. 110 del 8 de enero dispone “la movilización e intervención de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas en todo el territorio nacional” (art.3), “suspender el derecho a la libertad de reunión” (art. 4) y “suspender el derecho a la inviolabilidad de domicilio” (art. 5), de correspondencia (art.6) y toque de queda con restricción de tránsito durante 60 días entre las 11h00 y 05h00.

El país ha vivido “una de las noches más obscuras de su historia”, en momentos en que el Estado de derecho pasa por momentos críticos, destaca la Prefecta de la provincia de Pichincha Paola Pavón. Atentados, explosiones y secuestros, así como incursiones armadas en canales de televisión y dependencias públicas, producidas por las bandas.

La población amaneció este martes 9 de enero sorprendida, atemorizada, sintiéndose desprotegida ante la escalada de violencia y confundida con las declaraciones gubernamentales. Los actos de violencia se repitieron durante el día en varios puntos de las ciudades y la capital, desencadenando un caos generalizado debido a la urgencia de retornar a los hogares para protegerse.

El Presidente respondió con un nuevo decreto (No.111) que complementa al anterior, donde reconoce “la existencia de un conflicto armado interno”, ordenando a las Fuerzas Armadas “ejecutar operaciones militares” (art 5), “contra el crimen organizado transnacional, organizaciones terroristas y los actores no estatales beligerantes” (art.3), identificando 23 de estos grupos (art.4).

La población se mantiene en tensa espera sobre la evolución de los acontecimientos, sintiendo una gran necesidad de paz y protección.