Por Aimable Twahirwa

Con la actual campaña de plantación de árboles, Ruanda busca reforestar sus bosques, degradados por factores como la producción de carbón vegetal y leña, así como el aumento de la necesidad de materiales de construcción.

La reforestación impulsa la restauración de los bosques con árboles autóctonos, como ariete para  combatir el cambio climático en este país de África oriental con 14,5 millones de habitantes.

Utilizando el poder de los mercados de carbono para luchar contra el cambio climático, Ruanda pretende reducir 4,6 millones de toneladas métricas de emisiones de carbono en diferentes sectores clave, incluido el forestal.

Esa política se ejecuta a través de su ambicioso programa de acción climática que contempla una reducción de 38 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con la situación actual para 2030.

La ambiciosa estrategia de mercado de carbono de Ruanda se ha diseñado para mejorar la protección de los bosques y aumentar significativamente la capacidad del país para absorber las emisiones de carbono.

Pero algunos científicos creen que, aunque plantar árboles es importante, lo que es muy crítico es qué especie de árbol plantar y dónde plantarlo.

«La gente necesita apuntalar la plantación de árboles con el conocimiento de lo que eran los ecosistemas antes de este cambio masivo de la cubierta terrestre», afirmó Beth Kaplin, directora del Centro de Excelencia en Biodiversidad y Gestión de Recursos Naturales de la Universidad de Ruanda, al referirse a la situación actual del país.

Los expertos insisten en la necesidad de un cambio para que el país acabe con la homogeneización del paisaje, en el que todas las zonas ribereñas no sean de una sola especie arbórea, como ocurre hoy en diferentes zonas rurales remotas de Ruanda.

«Necesitamos tener estos árboles nativos diseminados por el paisaje ruandés para maximizar las contribuciones de la naturaleza a las personas», dijo Kaplin a IPS en una entrevista en Kigali, la capital.

El Centro de Excelencia en Biodiversidad y Gestión de Recursos Naturales de la Universidad de Ruanda ha identificado 29 especies autóctonas que pueden ayudar a orientar la plantación de árboles en los lugares adecuados para restaurar los ecosistemas y las ventajas y servicios que recibimos de ellos en Ruanda.

El paso fundamental, indican los investigadores, es que los miembros de la comunidad local adquieran conocimientos sobre estos árboles autóctonos, cómo crecen y sus múltiples valores.

De acuerdo a los especialistas, el control de la erosión del suelo es lo que más se resiente con la restauración forestal al estilo de las plantaciones, mientras que las especies arbóreas autóctonas pueden secuestrar carbono y atraer aves, insectos y polinizadores que pueden servir al paisaje agrícola circundante.

Uno de los últimos estudios realizados por un equipo de investigadores de diferentes universidades ruandesas y suecas ha demostrado que los cambios en las variaciones estacionales de las precipitaciones y la temperatura registrados en toda la región de África Oriental, con altas montañas y Grandes Lagos, pueden afectar a la composición de las especies arbóreas y al equilibrio de carbono de los bosques tropicales.

Aloysie Manishimwe, una de las coautoras del estudio del Departamento de Biología del Colegio de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Ruanda, dijo a IPS que, en la mayoría de los casos, las plantaciones de árboles tienen una ventaja para la producción de madera.

Pero, remarcó, no son tan útiles como la restauración de los bosques naturales cuando se trata de la conservación de la biodiversidad.

«Cuando los objetivos de la restauración tienen que ver con los beneficios medioambientales, deberíamos aspirar a restaurar los bosques nativos», dijo.

Aunque los descubrimientos demuestran que los bosques húmedos montanos son muy productivos y contienen más biomasa y carbono que sus homólogos autóctonos, en su mayoría se cultivan en un clima más cálido.

Actualmente, las autoridades ruandesas instan a los agricultores a cambiar su mentalidad equivocada si quieren interesarse por la plantación de árboles autóctonos.

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Concorde Nsengumuremyi, director general de la Autoridad Forestal de Ruanda, afirmó que la mayoría de los agricultores siguen prefiriendo especies no autóctonas, como el eucalipto, que producen beneficios rápidos a corto plazo, en lugar de adoptar las especies autóctonas recomendadas.

Ruanda ya superó su objetivo de contar con 30 % de su territorio con cubierta forestal para 2020. El país tiene ahora 30,4 %, según cifras del gobierno.

Algunos funcionarios carecen de información y no se hacen una idea general de los beneficios medioambientales, sanitarios y económicos de los árboles autóctonos en Ruanda, indican activistas ambientales.

Pero los especialistas señalan que sigue habiendo una gran oportunidad poco reconocida, como la plantación de estas especies en los bordes de las carreteras y las zonas urbanas, donde pueden contribuir en gran medida a una urbanización verde.

«Los parques urbanos, los bordes de las carreteras y las zonas ajardinadas alrededor de los edificios pueden utilizar especies autóctonas y sustituir a las alóctonas», afirmó Kaplin, que respalda la iniciativa.

La plantación de árboles autóctonos suele ser una de las opciones ecológicas mejor acogidas que pueden ayudar a acelerar la acción climática: los mercados de carbono voluntarios y de cumplimiento en Ruanda, en línea con el artículo 6 del Acuerdo de París sobre cambio climático, aprobado en 2015 y que entró en vigor en 2021.

En la actualidad, los investigadores pretenden colaborar con los funcionarios de la administración local para establecer una lista de árboles autóctonos en consonancia con la Evaluación Espacial de la Biodiversidad como herramienta para orientar las prácticas de restauración, incluida la plantación de árboles autóctonos.

«Nuestros jóvenes están creciendo sin saber cómo son los árboles autóctonos de Ruanda; necesitamos tener estos árboles autóctonos repartidos por el paisaje ruandés para maximizar las aportaciones de la naturaleza a las personas», dijo Kaplin.

La Autoridad Forestal ruandesa prevé que el país plantará 4,9 millones de árboles frutales, 6,7 millones de árboles ornamentales, 273 590 bambúes, 34,2 millones de árboles agroforestales y 16,5 millones de árboles en general para distintos fines.

Ruanda no es el único país que está plantando árboles. A principios de noviembre, el gobierno de Kenia declaró un día festivo para fomentar la plantación de árboles, con el objetivo de alcanzar los 15 000 millones de árboles en 2032.

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